Las familias de la comunidad cubana de Los Tumbos cambiaron el candil por una limpia y luminosa lamparita, niñas y niños aprenden más y mejor, los hombres ven el béisbol por televisión y dejan la radio para escuchar música.
Para todos, la vida en Los Tumbos es incomparablemente mejor que hace tres años, cuando la falta de electricidad obligaba a los habitantes a refugiarse temprano en sus casas.
Imagínese, antes no quedaba más remedio que acostarse a los nueve de la noche, relata a Tierramérica Marisol Chile, de 31 años, sobre el cambio que logró su aldea de poco más de 100 habitantes con la electrificación solar fotovoltaica.
Para llegar a esa pequeña comunidad cafetalera de las montañas de la provincia de Pinar del Río, unos 140 kilómetros al occidente de La Habana, hay que subir y bajar muchas lomas.
El sol que baña sus verdes predios indica que esa fuente de energía renovable es la solución ideal para el poblado, demasiado distante de la red eléctrica del país.
La primera beneficiada con un panel fotovoltaico -que convierte la energía solar en electricidad- fue la escuela primaria, que pudo así iluminar el aula y conectar un televisor, un vídeo y un computador, cuyo uso amplió horizontes del alumnado.
Le siguió el consultorio médico, donde la instalación solar alimenta, además de un televisor y un vídeo, un refrigerador, una planta de radio-comunicación y 12 lámparas, suficientes para alumbrar además las casas del doctor y la enfermera.
Los residentes esperan pronto un computador que completará el equipamiento del profesional de atención primaria de salud, quien también dispone ahora de instrumental que antes no podía usar por falta de electricidad.
En cada una de las 23 viviendas de la aldea se instaló un panel solar de 12 voltios, conectado a un bombillo de bajo consumo (ahorrador) y una batería suficiente para cinco horas. Una radio pequeña completa el módulo, entregado gratuitamente a las familias.
El panel está conformado por módulos fotovoltaicos interconectados que absorben calor y luz solar y la convierten en energía. La interconexión permite incrementar la corriente eléctrica y mantener constante el voltaje.
El costo de electrificar cada vivienda ronda los 1.800 dólares, incluido el panel fotovoltaico, seis lámparas, aparato televisor y radio.
El programa es ejecutado por la división Ecosol Solar, de la empresa estatal Copextel, que se ocupa del mantenimiento y el suministro de repuestos.
Esto era antes a vela y chismosa (candil). Si viera lo bonito que alumbra esta lámpara, cuenta, entre risas, Alfreda Bocourt (de 54 años y madre de seis hijos), a cargo de la limpieza del consultorio médico.
Para ver televisión, Bocourt y sus vecinos cruzan la calle hasta la sala comunitaria, donde también hay vídeo para disfrute colectivo, con capacidad para 30 personas sentadas.
El progreso se traduce en más comunicación entre los habitantes, que están mejor informados, tienen más temas de diálogo y creciente preocupación por la comunidad.
La gente se siente más motivada para trabajar, más unida. Antes casi no venían por aquí, mientras que ahora vienen todos los días. Hay un cambio muy favorable, afirma la maestra Niuri Pérez.
Pérez asegura haber presenciado importantes avances en el rendimiento escolar de niñas y niños y en su expresión oral y escrita. Los medios audiovisuales ayudan mucho, comenta.
Las zonas montañosas cubanas abarcan 19.000 kilómetros cuadrados y están pobladas por unas 800.000 personas, casi todas en áreas de difícil acceso.
Para esta población se requieren soluciones alternativas, como pequeñas centrales hidroeléctricas.
La red eléctrica nacional cubre a 95 por ciento de la población cubana de 11,2 millones. Para el resto, el uso de diferentes fuentes de energía renovable deviene solución óptima.
En los últimos tres años, más de 2.300 escuelas primarias de zonas rurales y montañosas fueron electrificadas mediante energía solar.
Pudieron así contar con equipos de televisión, vídeo y computación para mejorar la calidad de la enseñanza.
También se electrificaron 400 instalaciones sanitarias rurales, más de 100 centros sociales, que disponen de equipos de audio y televisión, además de mil 800 salas comunitarias de TV.
Los paneles fotovoltaicos producidos en Cuba con componentes importados de España o Alemania, son la mejor solución para sitios apartados o con viviendas dispersas, según expertos.
Unos 100.000 hogares sin servicio eléctrico podrían beneficiarse con la energía solar.
La no gubernamental Cubasolar, que participa en la instalación de sistemas fotovoltaicos y de energía, tiene planes para enmendar esa carencia, en la medida en que el financiamiento lo permita.
*La autora es corresponsal de IPS. Publicado originalmente el 29 de noviembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.
(