Luego de tres días de sueño colectivo, activistas por la paz y la conciencia social de todo el mundo han dado los primeros pasos hacia la formulación de un plan de acción para transformar sus palabras en hechos.
Queremos suministrar una plataforma para que todos puedan ver la labor de la compasión, dijo Arsenio Rodríguez, director ejecutivo de la Alianza para una Nueva Humanidad, cuya conferencia fundacional concluyó este domingo en San Juan, la capital de Puerto Rico.
Rodríguez explicó que la organización prepararía primero un documento estableciendo sus ambiciones y propósitos. Luego trabajaría con otros grupos y personas de visiones afines en todo el mundo para propagar el mensaje de una nueva conciencia.
Los organizadores también planifican crear una nueva red de la humanidad en Internet.
Puerto Rico será designado sede central de la organización, y allí se celebrarán reuniones anuales.
La Alianza para una Nueva Humanidad congrega a personalidades diversas de la cultura, la filosofía, la política, el espectáculo y el activismo social y pacifista, decididas a proponer nuevos abordajes personales y colectivos a viejos males del mundo, como la injusticia, el hambre y las guerras.
La Alianza discute asimismo un sistema para crear una tarjeta de crédito destinada a reservar un porcentaje de las compras realizadas con ella a financiar sus actividades.
Los participantes se comprometieron a una acción personal e individual para transformar sus mundos privados y, por extensión y por el ejemplo, el planeta.
Uno puede lograrlo siendo simplemente quien es, explicó una de las participantes, la estadounidense Lenedra Carroll. Eso es lo que se necesita allí afuera, añadió.
Liderar con el ejemplo fue lo que se propuso Joe Simonetta, otro asistente, del sudoccidental estado estadounidense de Florida, para difundir los principios articulados en la reunión de Puerto Rico.
No preguntemos qué puede hacer la Alianza por nosotros, sino qué podemos hacer nosotros por ella, dijo.
También debemos asegurarnos de que la Alianza no se conforme de tal modo que utilice su energía para perpetuarse a sí misma, como ocurre con tantas organizaciones, subrayó.
Más temprano, algunos participantes mostraron preocupación porque en el encuentro, iniciado el jueves y concluido este domingo, se hubieran celebrado muchas reuniones y expresado buenos deseos, pero con pocas propuestas concretas par impulsar la idea de una nueva conciencia global.
Lynn Franklin, agente literaria de Nueva York, sostuvo que si bien la conferencia había sido buena y se sintió impresionada por personas que daban su propio paso para cambiar el mundo, no había escuchado ninguna sugerencia práctica para el avance del programa de la Alianza.
El problema es que sólo están hablando, sostuvo otro participante que no quiso dar su nombre. Si van a materializar propuestas, no será este fin de semana.
Lo que se necesita es un comité de dirección, sugirió.
Mpho Makawana, que dirige la Marketing Federation of Southern Africa (Federación de Mercadeo de Africa Austral), opinó que la conferencia fue sustanciosa en el lenguaje de su plataforma, pero liviana en cuanto a compromisos en el terreno.
Pero aporta suficiente diálogo en la dimensión correcta de la espiritualidad, sostuvo, agregando que esperaba que el encuentro del año próximo se orientara más a la acción.
Con todo, agregó Makawana, la conferencia suministró los ladrillos para el futuro desarrollo al elevar la conciencia. En su opinión, el encuentro prosperaría si rotara anualmente por diferentes continentes, creando nuevas filiales.
Las masas que deberían escuchar el mensaje no están aquí, dijo a IPS.
Respecto de las filiales continentales, Makawana estimó que las cuestiones regionales deberían abordarse en primer lugar, y luego llevar a las reuniones globales posiciones de consenso.
Por ejemplo, los ciudadanos estadounidenses necesitan confrontar sus problemas en suelo estadounidense y reconciliarse con la idea en que han sido negligentes en pedir cuentas a sus gobernantes por ser los mayores contaminadores del mundo, opinó.
Entonces, cuando lleguen a una sesión global podrán decir 'limpiamos nuestro jardín y estamos listos para unirnos al mundo', sostuvo Kakawana.
El rabino Michael Lerner, de Estados Unidos, instó a la Alianza a respaldar su organización, la comunidad Tikkun, en sus planes de provocar un cambio radical en la conciencia del gobierno estadounidense.
Tikkun propugna una reforma de la Constitución estadounidense para incorporar el principio de la responsabilidad social. Según tal enmienda, dijo Lerner, cada corporación que gane más de 30 millones de dólares por año debería renovar su carta fundacional cada 10 años.
Esa renovación dependería del resultado de una audiencia ante un jurado de ciudadanos comunes, que juzgarían la conducta de la corporación en el último decenio.
La corporación debería probar que ha sido socialmente responsable en ese lapso. Podría citar testigos, pero sus empleados y las comunidades afectadas por sus actividades deberían poder prestar su testimonio, dijo Lerner.
Lo que la Alianza necesita es convertirse en una organización capaz de cambiar el discurso y los conceptos dominantes sobre lo que es y no es posible, subrayó.
Para la neoyorquina Franklin, eso es lo que parece estar haciendo la Alianza. Está creando la apertura para una transformación, señaló. Y estaba orgullosa de formar parte del proceso. (