Medio centenar de organizaciones no gubernamentales españolas se movilizan esta semana contra «el muro del apartheid», como denominan a la cerca de unos 600 kilómetros que Israel construye en Cisjordania.
En manifiesto firmado por los grupos sociales que hicieron el llamdo y partidos de oposición se exige "el envío urgente de un cuerpo de observación internacional bajo mandato de las Naciones Unidas para salvaguardar la integridad de todo el pueblo palestino", ante los "efectos devastadores de esta ocupación" israelí.
En lo inmediato, se reclama el desmantelamiento de los tramos ya construidos del muro, así como la devolución de las tierras expropiadas a los palestinos y el pago a éstos de indemnizaciones por los daños ocasionados.
Se condena, además, "con contundencia la absoluta pasividad internacional" y se manifiesta preocupación por "la incapacidad de la Unión Europea para presionar al Estado de Israel a través de la suspensión de los acuerdos de asociación".
Las movilizaciones de esta semana en España forman parte de la Campaña contra el Muro del Apartheid, coordinada por la Red de Organizaciones no Gubernamentales Palestinas para el Medio Ambiente (en inglés, Palestinian Environmental Non Governmental Organizations Network, Pengon), con sede central en Jerusalén.
"La Campaña está bien encarrilada entre las comunidades palestinas, especialmente en aquellas que rodean el muro. Lo que tenemos que hacer es redoblar los esfuerzos a nivel internacional para aumentar la presión y lograr paralizar las obras", dijo a IPS Francisca Sauquillo, diputada socialista en el Parlamento Europeo y presidenta del Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL).
El muro del apartheid —llamado así en alusión al régimen segregacionista blanco que rigió en Sudáfrica hasta 1994— es el que construye Israel de 640 kilómetros de largo, 200 de los cuales ya fueron levantados, que aislará a un millón y medio de palestinos residentes en Cisjordania.
El último tramo aprobado por el gobierno israelí es de 270 kilómetros, que incluyen 140 desde el asentamiento de Elqana, al sur de Kalkilia, hasta un campamento militar en las cercanías de Ramala, sede del gobierno palestino.
Otros 115 kilómetros de vallan van a instalarse desde el sur de Jerusalén hasta el asentamiento de Carmel, en el sur de Hebrón, y otros 15 correrán a lo largo de la frontera nordeste del municipio de Jerusalén.
Las protestas, también convocadas en otras ciudades de Europa en respuesta al pedido solidario de Pengon, comenzaron en España el sábado, en víspera de un aniversario de la caída en 1989 del muro de Berlín, que dividió en esa ciudad los territorios de las entonces República Federal de Alemania (occidental) y de la República Democrática Alemana (oriental).
"Aquel símbolo de la vergonzosa política de división en el siglo XX se hizo caer y lo mismo debe hacerse ahora con el nuevo muro", destacaron Plataforma 2015 y Más y el Foro Social de Madrid, en un texto de llamado a la protesta, iniciada el sábado en la céntrica e histórica plaza de la Puerta del Sol, de Madrid.
También entre el sábado y el domingo se llevaron a cabo manifestaciones del mismo tenor en otras ciudades españolas, como Barcelona, Bilbao, Gijón, Oviedo, Valencia y Zaragoza.
En el acto de Madrid, un grupo de jóvenes escenificó un control de los militares israelíes a poblados palestinos, haciendo sobrevolar sobre los congregados una gran bandera palestina hasta conseguir que golpeara contra un simbólico muro de papel que resultó derribado.
La cantante Cristina del Valle fue la encargada de leer el manifiesto firmado, además de las organizaciones sociales convocantes, por el Partido Socialista Obrero Español y la coalición Izquierda Unida, las dos fuerzas políticas de oposición más fuertes, las dos centrales sindicales Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores, y la Unión de Actores.
Coincidiendo con estas movilizaciones en España, la ministra de Asuntos Exteriores del país, Ana Palacio, afirmó el domingo en Jerusalén que el muro de Cisjordania "es contrario al Estado de Derecho" y que "es un error continuar (con su construcción)".
Palacio, quien llegó a Jerusalén procedente de Bagdad y se presentó ante los medios de comunicación junto a su par Israelí, Silvam Shalom, se pronunció en contra del muro, pero dejó la puerta abierta a inciertas y posibles futuras evaluaciones respecto de esa "ilegalidad".
Sostuvo que "España conoce muy bien la amenaza del terrorismo y la voluntad del gobierno israelí de asegurar al máximo a la población contra el terrorismo".
Sin embargo, "…hemos dicho abiertamente que nos parece que es un error continuar con el muro. Se tiene que parar y su construcción tiene que ser revisada y estudiar si es favorable dentro de lo que es un Estado de Derecho…", apuntó.
Mientras, Víctor de Currea Lugo, representante de Pengon en España, dijo este lunes a IPS que la campaña contra el muro de Cisjordania se lleva adelante "con las uñas", en referencia a los pocos medios con que cuentan.
Es el "fruto del esfuerzo de mucha gente, de gran cantidad de ONG (organizaciones no gubernamentales) pequeñitas que han logrado movilizar a la ciudadanía y centrar el tema en la agenda", explicó.
"Un día contra el muro y una día en la agenda de los políticos responsables de lo que está ocurriendo"… "ese era el objetivo y lo estamos consiguiendo", añadió Currea Lugo, antes de comentar las declaraciones de Palacio en Jerusalén.
Es importante que la canciller española haya reconocido "que la construcción del muro es contraria al derecho internacional, pero España debe involucrarse más. Ha votado en su contra (del muro) y ahora debe ser coherente con esta posición", subrayó el representante de Pengon.
"Debemos exigirle a España y a la Unión Europea (UE) que cumplan con el compromiso asumido y supediten el comercio exterior con Israel al derribo del muro (…), que se aplique el derecho internacional tal como lo pide (la Organización de las) Naciones Unidas" (ONU), concluyó.
Israel tiene firmado un acuerdo con la UE por el cual se asocia a ésta en temas de economía y comercio, aunque sin llegar ni estar previsto que ocurra al menos a medio plazo, a integrarse a ese organismo como miembro de pleno derecho.
La Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE, no adoptó medidas concretas contra la acción israelí en Palestina sino que emitió declaraciones solicitando que se paralicen acciones como la construcción del muro.
El coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, también dijo a IPS que el gobierno español debe exigir a la UE que "utilice los mecanismos políticos y económicos que tiene a su disposición, como suspender el acuerdo de asociación, para presionar a Israel que está violando el derecho internacional".
El argumento israelí para construir ese muro es que con esa valla impedirá el ingreso a su país de atacantes palestinos.
Pero miembros del Comité de Solidaridad con el Pueblo Palestino señalaron en Madrid que esa construcción muestra una vez más la falta de voluntad del gobierno israelí por alcanzar un acuerdo de paz justo y duradero.
Añaden que un ejemplo se vive en la ciudad palestina de Qalqiliya, de 40.000 habitantes, que quedó totalmente rodeada por el muro y con una sola vía de entrada y salida, con horarios restringidos y vigilancia militar israelí.
Allí, como en otras localidades, la población quedó separada de sus campos de cultivo y los comerciantes no pueden vender sus productos.
El "nuevo muro de la vergüenza", como lo ha calificado el ex presidente portugués, Mario Soares, en un columna publicada por IPS, es peor que el de Berlín, y se ha convertido para las ONG y partidos progresistas en un objetivo a destruir.
Mientras ellos protestan y se movilizan, Israel prosigue su construcción, en tanto que gobiernos de los países industrializados y la ONU lo critican, pero sin adoptar medidas efectivas.