Para los turistas que visitan los deslumbrantes templos hindúes que hicieron famosa a esta ciudad del sur de India, el estilo gótico del Palacio Tirumala Nayak es una verdadera sorpresa.
Tirumala Nayak, quien gobernó el antiguo reino de Madurai entre 1623 y 1659, pidió los servicios de un arquitecto italiano -al parecer uno de los tantos aventureros europeos que viajaban a las zonas más recónditas del Imperio Británico- para construir un espectacular palacio.
Las guerras y el paso del tiempo dejaron en pie una cuarta parte del edificio, suficiente para atraer visitantes casuales, asombrados por sus pilares, arcadas y atrios.
Las cúpulas que se ven al fondo del atrio mayor tiene más altura que la sawarga vilasam (hogar celestial), la sala donde Tirumala Nayak tenía su trono y recibía a los embajadores, impresionados ante tanta pompa.
Para visitantes como el historiador francés Allan Hollands y su esposa Stella, lo más destacable es el sincretismo. Esta es una maravillosa pieza de arquitectura, mezcla de elementos cristianos, musulmanes e hindúes, dijo Hollands a IPS.
El historiador lamentó que un patrimonio así estuviese abandonado por tanto tiempo.
Los viajeros que llegan a Madurai lo hacen con el deseo de visitar el gigantesco complejo de pagodas (templos hindúes), y en especial el de Meenakshi, la diosa hindú de ojos de pescado. Pero luego se quedan admirados con el palacio de Tirumala Nayak.
La arqueóloga Santha Lingman, que trabaja para el gobierno de India, señaló que en la temporada turística de agosto y febrero, unos 1.500 turistas visitan por día el complejo de pagodas y luego se trasladan al palacio.
Durante años se les cobraba apenas dos centavos de dólar para ingresar al palacio, pero desde esta temporada se les cobra 40 centavos a los indios y un dólar a los extranjeros.
Esta es la primera vez que tenemos los fondos y el objetivo de mejorar el monumento y hacerle una reforma que esperamos esté terminada para el año próximo, afirmó el administrador civil de Madurai, B. Ramachandran.
Las autoridades municipales están ansiosas para que el palacio recupere parte de su antiguo esplendor y así añadir otro tesoro al rico patrimonio arquitectónico de Madurai.
Construida sobre las márgenes del río Vaigai, la ciudad es la más antigua y la segunda más grande del meridional estado de Tamil Nadu, y fue alguna vez considerada la Atenas de Oriente por su reputación como centro cultural de la antigüedad.
En la ciudad proliferan las pagodas construidas a lo largo de 2.000 años por sucesivas dinastías, en especial la de los Cholas y los Pandya, que dominaron lo que ahora es Sri Lanka y parte del archipiélago indonesio.
Pero Tirumala quiso que su palacio fuera diferente.
La mezcla de formas sarracenas, romanas e hindúes es fascinante y única, dijo Peter Ryan, miembro de un grupo de turistas franceses que visitó el palacio en los últimos días.
Sin embargo, no todos comparten ese gusto. El respetado historiador de arte Percy Brown, por ejemplo, admira el palacio como una obra de considerable magnitud, pero también lo considera un ejemplo de regresión arquitectónica.
Y el historiador indio R. Venkataraman, de la Universidad Kamaraj de Madurai, señala que, si bien la síntesis de tres culturas es un intento loable, no alcanzó una verdadera asimilación de las características individuales.
Las arcadas son hindúes en forma y árabes en el modo de construcción, mientras que las columnas que las soportan son claramente cristianas. Pero el diseño del palacio en conjunto no puede ser considerado de gran nivel, añadió.
No obstante, el gobierno central de India parece decidido a explotarlo como un centro turístico que atrae por sí mismo.
La Corporación de Desarrollo Turístico de India destinó dos millones de dólares para instalar un moderno sistema de luces en el edificio y acondicionar una sala como museo en el que habrá artefactos que pertenecieron a las diferentes dinastías de la ciudad. (