Cuando Victoria y su esposo escucharon que la Teletón-2003 chilena no llegaba a la meta de recaudar 17 millones de dólares tomaron el teléfono y donaron 10.000 pesos, unos 16 dólares que se sumaron al equivalente de cinco dólares depositados antes por ambos en el Banco de Chile.
Sus hijos, Cristian y Felipe, arriesgaban, en caso de no recolectar un monto suficiente, quedar sin el tratamiento integral que reciben desde hace nueve años en el Instituto de Rehabilitación Infantil, debido a una enfermedad derivada de la distrofia muscular.
Pero esta cruzada solidaria de televisión, que en la actualidad se repite en muchos países de América Latina como este fin de semana en Ecuador y Uruguay, este año quedó en la mira de un legislador de las filas del gobierno y de activistas humanitarios, que desconfían por lo que entienden escasa transparencia en los métodos de recaudación y en el destino de esos fondos.
El senador Jorge Lavandero, del cogobernante Partido Demócrata Cristiano, pidió tres días antes de la última Teletón una fiscalización del Servicio de Impuestos Internos, para verificar el procedimiento por el que las empresas entregan sus aportes a la fundación y la situación tributaria de ésta.
Lavandero aseguró tener información de que al menos 30 por ciento de la recaudación se invierte en pagos a activistas y artistas y que el cinco por ciento de ese monto es directamente para Mario Kreutzberger, el popular animador más conocido como Don Francisco, fundador de la causa.
La Teletón logró finalmente reunir en su última edición del viernes y el sábado de la semana pasada, cuando celebró su cumpleaños 25, los 17,6 millones de dólares que se habían propuestos sus responsables, según el último conteo divulgado el miércoles por el empresario Arturo Navarro, presidente del Directorio de la Fundación Teletón.
Navarro especificó que en la suma se incluyeron los 484.000 dólares entregados por el Fondo Social Presidente de la República, un aporte gubernamental que permitió cumplir la meta.
Los cuestionamientos sobre esta maratón televisiva de 27 horas apuntan sobre todo a las empresas que colaboran con esta iniciativa.
Lavandero entiende necesario establecer si las empresas que publicitan en sus productos la Teletón, a cambio de aportar fondos, gozan de exención de impuestos valiéndose de una ley que favorece donaciones para entidades sin fines de lucro.
El legislador cree que sólo 30 por ciento de lo recaudado serviría para costear las terapias de los niños discapacitados y otro 30 por ciento se emplearía en la construcción de nuevos centros de rehabilitación de la Fundación Teletón.
El contenido de su denuncia no tardó en provocar fuerte rechazo de senadores de su propio partido, como el presidente de esa cámara, Andrés Zaldívar, quien declaró improcedente el pedido de fiscalización tributaria.
También Victoria, Nury, Evelyn y Gloria, todas madres de niños que son tratados desde hace años de modo regular en la Fundación, reaccionaron con molestia ante los dichos de Lavandero.
ôEs muy penoso que gente que no sabe cómo funciona el instituto (de rehabilitación), a lo mejor por unos números, por un comentario mal intencionado, digan esas cosas y perjudiquen a una institución que hace tanto bien”, comentó Gloria a IPS tras pedir no revelar su apellido.
Su hijo Sebastián acude al instituto desde los siete meses de vida. ôHoy tiene 22 años y jamás he pagado una intervención ni tampoco los talleres ni materiales que él ocupa”, afirmó.
Sin embargo, Carlos Soto, portavoz de Planeta Luchín, una organización no gubernamental dedicada a la atención a niños de la calle, comparte en cierta medida las desconfianzas de Lavandero, ôbásicamente porque existe poca transparencia respecto de cuánto gana una empresa con la Teletón y cuánto efectivamente dona”.
Es sospecho que, con toda la publicidad que realizan las empresas vinculadas a esta obra benéfica, ôfinalmente entreguen una donación que no supera los 100 millones de pesos (160.000 dólares), apuntó. ¿Aumentó sólo en esos su ganancias en ese mes?”, se preguntó a continuación ante IPS.
Las críticas apuntan a las empresas y no a la Fundación, porque ôno debe perderse el sujeto, que aquí son esos miles de seres humanos que viven cada día el dolor y las angustias económicas que produce una enfermedad o un accidente invalidante”.
ôQuienes se muestran radicalmente críticos con la Teletón no sólo van contra las empresas, van indirectamente también contra los pobres que, sin esta institución, vivirían postrados toda la vida en camas inmundas”, advirtió Soto.
Don Francisco inició esta obra benéfica en 1978, cuando obtuvo el apoyo del Banco de Chile, el mayor del área privada, que con su extensa red de sucursales atendió las 24 horas de la primera maratón televisiva para recaudar el dinero donado por el público.
También consiguió que 10 empresas apoyaran la causa, a cambio de lo cual recibieron un considerable espacio de publicidad para sus productos.
Desde su mismo nacimiento la Teletón fue objeto de críticas, por quienes consideran que las empresas involucradas aprovechaban para hacer una publicidad que mejora su imagen y ayuda a vender. Un reparo que hizo de viva voz en la versión 2002 Jorge González, el líder del grupo rock chileno Los Prisioneros.
Lejos están ya los 2,6 millones de dólares de la primera recaudación. Con 17 ediciones en su haber, la Teletón ha reunido 104,19 millones de dólares y ha atendido a más de 50.000 niños, tanto chilenos, como peruanos, argentinos y bolivianos, según indican los responsables de la fundación.
En la actualidad cuenta con nueve centros en las ciudades más importantes de Chile, que atienden a más de 20.000 pacientes, 60 por ciento de los cuales son menores de cuatro años y 65 por ciento proviene de familias pobres o de extrema pobreza.
ôNo hay ningún artista ni colaborador de la Teletón que reciba sueldo de la fundación, menos Don Francisco. Sí debo reconocer que a los artistas extranjeros invitados les pagamos el pasaje y el hotel en Chile. No les pagamos honorarios”, aseguró Navarro.
La rendición del presupuesto publicados en el sitio de la Fundación Teletón en Internet establece que la campaña y el programa televisión de 27 horas insumen nueve por ciento del total de gastos anuales y otro 7,5 por ciento se destina al mantenimiento del teatro y los gastos administrativos.
Antes de la primera Teletón, el equipo del Instituto de Rehabilitación se componía de un médico fisiatra, un ortopedista, un pediatra, un neurólogo, cuatro kinesiólogos, tres terapeutas ocupacionales, dos asistentes sociales, una enfermera, dos protesistas, un psicólogo y seis auxiliares.
Casi 25 años después son cerca de 600 las personas que trabajan en la totalidad de los Centros Rehabilitación Infantil. En el área médica operan 82 profesionales y buena parte de las prótesis requeridas por los pacientes se fabrican en Chile, en particular, las de pierna, que cuestan unos 2.500 dólares.
El éxito alcanzado por Teletón Chile originó la Organización Internacional de Teletones (Oritel, integrada por Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú.
Nury González es la madre de Paula, una pequeña que lleva que seis de sus nueve años rehabilitándose en el Instituto. La dermatodisostosis craneana mandibular que sufre requiere de un tratamiento integral para lo cual asiste a diario a la Fundación, donde participa en los talleres de arte y música, y ya expuso sus primeras obras.
ôCuando llegué a la Teletón me sentí acogida inmediatamente, porque ya no sabía donde llevarla. Un médico nos mandaba a otro, le hacían exámenes y nada claro”, relató Nury a IPS.
ôAl principio ella casi no hablaba y ahora está integrada, va al colegio a cuarto básico, tiene promedio 6,7 (sobre un máximo de siete). Sus compañeros la reciben súper bien, la quieren harto y la respetan. No ha sido impedimento su discapacidad”, afirmó la madre.
No obstante los testimonios de sus beneficiarios, la Teletón parece tocar fondo en un sistema de financiamiento que descansa en 17 por ciento en los depósitos del público durante la maratón televisiva, expuesta permanentemente a críticas por su tono farandulero y por la cuestionada solidaridad de las empresas.