Activistas y académicos de Canadá ven con desconfianza la elección del millonario Paul Martin como sucesor del primer ministro Jean Chretien, debido a sus estrechos vínculos con las grandes corporaciones.
Martin, que asumirá el 12 de diciembre en lugar de Chretien, fue ministro de Finanzas y es propietario de Canada Steamship Lines, una corporación de 500 millones de dólares que posee la mayoría de los barcos con banderas de Bahamas, Liberia y Panamá.
Chretien, de 70 años, anunció formalmente el miércoles su retiro cuando asistía a la Cumbre de la Comunidad Británica en Nigeria. El jefe de gobierno canadiense había adelantado meses atrás sus planes de jubilarse en febrero de 2004.
Martin asumirá el cargo tras ser elegido como el líder del gobernante Partido Liberal en la convención realizada la semana pasada en Toronto, con el apoyo de más de 94 por ciento de los delegados.
En el sistema político de Canadá, la mayoría parlamentaria forma el gobierno, y el dirigente del partido mayoritario es nombrado primer ministro.
Martin recolectó cerca de 12 millones de dólares para hacer campaña por su candidatura a la jefatura del partido. Más de 70 por ciento de ese dinero provino de donaciones de corporaciones.
Un proyecto de ley para restringir las donaciones privadas a grupos políticos quedó a medio camino debido a que la sesión del Parlamento fue suspendida para realizar la convención del Partido Liberal.
Según el director del Centro para la Justicia Social, con sede en Toronto, David Langille, las 100 corporaciones más importantes del país ”utilizaron su riqueza para comprar poder político”.
”Esto despierta dudas sobre la fidelidad de nuestro nuevo primer ministro. Sospechamos que será más fiel a las empresas que lo apoyaron. Estamos preocupados porque es una señal de la creciente brecha entre riqueza y poder en este país”, señaló Langille en una conferencia de prensa el lunes.
El Centro para la Justicia Social es una coalición de organizaciones civiles, grupos religiosos, universidades y sindicatos que luchan por una mayor igualdad social y en favor de la democracia.
El financiamiento recibido por Martin fue mucho más grande de lo habitual, señaló el politólogo Bob McDermind, de la Universidad York en Toronto y especialista en partidos políticos.
”Gran parte del resto del dinero que recibió provino de personas muy ricas que están, a la vez, vinculadas con grandes corporaciones”, dijo McDermind en una entrevista el miércoles.
”El promedio de contribuciones para Martin es increíblemente alto, de casi 4.500 dólares. Pocos canadienses podrían hacer una contribución como esa para una campaña política”, añadió.
”Esta es parte de la evidencia del creciente vínculo entre la riqueza de las empresas y el poder en los partidos políticos”, señaló.
Martin es el primer millonario en convertirse en jefe de gobierno de Canadá y, a la vez, el primero que procede del sector empresarial desde los años 30.
El primer ministro en Canadá tiene grandes atribuciones. Nombra a los ministros del gabinete y a los ministros de la Corte Suprema de Justicia, además de tener poder para vetar leyes aprobadas por el parlamento y para convocar elecciones.
”Es importante que nuestro primer ministro preste oído a las corporaciones, pero este tipo de apoyo que recibe está indicando un desequilibrio”, señaló Langille.
”Estas contribuciones a la campaña política significan una gran amenaza a la democracia. Pueden ser una señal de que nos vamos inclinando hacia el modelo de Estados Unidos, donde los dos partidos mayores (Republicano y Demócrata) están comprados por las corporaciones”, añadió.
Los propietarios de las empresas que apoyaron a Martin se manifiestan siempre que pueden a favor del libre comercio y de la reducción del aparato estatal.
”Los programas sociales en nuestro país ya se han visto afectados por la política liberal. Existe una presión para que seamos tan competitivos como Estados Unidos, lo que significa que debemos reducir nuestros gastos sociales y recortar los impuestos a las corporaciones”, dijo el activista.
”¿Qué quiere decir que un ejecutivo será nuestro primer ministro? ¿A qué intereses va a servir?”, preguntó.
