El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, llegó este viernes a Sudáfrica, última escala de una gira por cinco países africanos que combinó política y negocios.
Lula permanecerá apenas un día en Sudáfrica, luego de una semana que abarcó visitas a países lusófonos como Sao Tomé y Príncipe, Angola y Mozambique, y luego a Namibia.
Brasil tiene vínculos políticos estrechos con Sudáfrica. Desde la investidura de Lula en enero, el presidente sudafricano Thabo Mbeki y sus emisarios visitaron varias veces Brasilia con el objetivo de sellar una alianza de países del Sur en desarrollo que incluye a India.
Mbeki asistió a la investidura de Lula y regresó la semana pasada en la capital brasileña, donde asistió a la reunión de la Internacional Socialista. El canciller Nkosazana Zuma también estuvo en Brasil a comienzos de año y volviói para la apertura del denominado Foro de Diálogo India, Brasil y Sudáfrica.
Este foro intercontinental tiene la finalidad de humanizar el proceso de globalización económica, mejorar la representación del mundo en desarrollo en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas y presionar en conjunto en las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio.
Es una reunión pionera de tres democracias vibrantes de tres regiones del mundo en desarrollo, activas a escala mundial, según la descripción del gobierno sudafricano.
Al regresar de la reunión de la Internacional Socialista, Mbeki lanzó su crítica más fuerte hasta ahora a la actuación de los mercados financieros en las economías del Sur.
Hasta ahora, los empresarios sudafricanos, la mayoría blancos y conservadores, han percibido a Mbeki como un aliado. No es posible combatir la pobreza sin el mercado, dijo Mbeki.
Necesariamente, el estado democrático debe intervenir para comprometer los recursos necesarios para sacar a milones de personas de la pobreza y el subdesarrollo que sufren, agregó.
Un Estado fuerte, intervencionista y que aporte dinero a la economía es la antítesis del Estado magro y prescindente que promueve la ideología neoliberal. Los partidos más antiguos de la Internacional Socialista han sido o bien desalojados del poder en Europa o no asistieron a la reunión en Brasil.
La suerte de esos partidos depende cada vez más de países de gobiernos progresistas como Brasil y Sudáfrica, según cree Mbeki.
Los partidos izquierdistas del mundo en desarrollo tienen el deber de construir un nuevo orden mundial basado sobre un nuevo multilateralismo para la paz, la seguridad, el desarrollo sustentable y para construir una coalición global que se enfrente con el 'costo inaceptable' de la globalización, dijo.
La política no es el único asunto en la agenda de Lula, quien incluyó 160 empresarios en su delegación. Brasil invertirá 100 millones de dólares para mejorar la industria azucarera angoleña, anunció el lunes el ministro de Comercio y desarrollo Luiz Fernando Furlan.
Brasil y Sudáfrica tienen una corriente comercial de 5.000 millones de dólares. Las tablas marcan un superávit brasileño, que exporta al país africano carne bovina, petróleo, maquinarias y aparatos mecánicos.
Por otra parte, Brasil es el punto de partida de una importante corriente de turistas a Sudáfrica, con cinco vuelos semanales entre los dos países.
Además de reunirse con Mbeki, Lula visitará al ex presidente Nelson Mandela en su residencia en Johannesburgo, y regresará a Brasil el sábado de tarde. (