AMBIENTE-AMERICA DEL SUR: Un tesoro bajo los pies

Se sabe muy poco del acuífero Guaraní, un reservorio subterráneo de agua vital para los países del Mercosur (Mercado Común del Sur). Especialistas presentarán en 2007 propuestas para preservarlo.

El acuífero Guaraní, quizás el mayor de agua dulce del planeta compartido por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, puede sufrir un deterioro irreversible por la contaminación y la explotación irracional.

El aumento sin control de los volúmenes de agua extraídos y contaminantes agroquímicos y residuos urbanos e industriale ponen en riesgo el abastecimiento de agua potable de millones de personas, la industria turística hidrotermal y el eventual uso de aguas termales como fuente de energía en la región.

Para evitar un desastre, los cuatro países miembros del Mercosur iniciaron en marzo de este año el Proyecto para la Protección Ambiental y el Manejo Sustentable del Sistema Acuífero Guaraní, con el apoyo del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés), el Banco Mundial y la Organización de Estados Americanos.

Con plazo a marzo de 2007, los responsables del proyecto deberán presentar a los gobiernos una propuesta de gestión común del recurso.

La meta es desarrollar un marco jurídico adecuado y promover la participación pública, para que la sociedad colabore con la preservación del acuífero.

El costo total es de 26,7 millones de dólares, de los cuales 13,4 millones son aportados por el GEF, 11,9 millones por los cuatro gobiernos, y el resto corre por parte de las demás instituciones y esquemas de cooperación.

El proyecto, de carácter preventivo, se encuentra en fase de ampliación de conocimientos. Todas las fuentes consultadas coinciden en que es muy poco lo que se sabe de este reservorio. Por ejemplo, no se conoce su límite occidental.

Por eso la tarea inicial es reunir datos para definir sus características, identificar las áreas de recarga y descarga y comprender su hidrogeología y dinámica, así como elaborar un diagnóstico de la contaminación.

Un acuífero es una formación geológica que aloja agua subterránea y le permite moverse. El Guaraní es en realidad un sistema de acuíferos, que abarca aproximadamente 1,2 millones de kilómetros cuadrados, de los cuales 840.000 se encuentran en Brasil, 225.000 en Argentina, 71.700 en Paraguay y 58.500 en Uruguay.

Se estima que contiene una reserva permanente de 45.000 kilómetros cúbicos de agua, pero su volumen explotable es de apenas 40 a 80 kilómetros cúbicos por año. En gran parte del acuífero el agua es surgente, lo que ahorra el costo de bombeo, y en su zona central, brota caliente.

Ya se conocen problemas concretos, dijo a Tierramérica el secretario general del programa, el brasileño Luiz Amore.

La sola presencia de pesticidas y fertilizantes agrícolas en zonas donde el acuífero se recarga con el agua de lluvia constituye una amenaza. Y la actividad agropecuaria puede además compactar los suelos e impedir la infiltración, explicó.

En las ciudades hermanas de Rivera y Santana do Livramento, cada una a un lado de la frontera seca entre Uruguay y Brasil, hay un elevado riesgo de contaminación por la proximidad del área de recarga del acuífero con pequeñas industrias, gasolineras, cementerios y basureros, señaló Amore.

Y en la zona cercana al río Uruguay correspondiente a Salto del lado uruguayo y a Concordia del lado argentino, el principal objetivo es definir hasta qué grado es sustentable el uso de agua termal.

Allí se registra la mayor explotación hidrotermal del acuífero a través de numerosos pozos profundos.

Hay peligro de que el agua pierda surgencia y se haga necesario bombearla, explicó a Tierramérica el geógrafo uruguayo Danilo Antón, quien propuso el nombre de Guaraní pues el acuífero abarca casi el dominio territorial que tuvo esa civilización indígena antes de la llegada de los europeos.

Uno los propósitos del proyecto es estudiar el potencial geotérmico del acuífero, como energía limpia.

Otra amenaza, en la zona septentrional de Uruguay, son los monocultivos de eucaliptos y pinos, que por su ritmo de crecimiento atrapan gran parte del agua de lluvia e impiden que se infiltre, observó Antón.

Pero la deforestación también es un problema. La capacidad de infiltración del agua es mucho mayor y el suelo queda más expuesto a la erosión y a contaminantes. Esto podría ocurrir en la zona de recarga en Paraguay, dijo a Tierramérica la coordinadora en ese país del Proyecto Acuífero Guaraní, Elena Benítez.

Otro aspecto es la explotación para consumo humano. La presión demográfica, el crecimiento económico y la contaminación de las aguas superficiales han provocado un aumento de la demanda de aguas subterráneas, que, por ser más puras, son mucho más baratas de procesar para consumo.

El país que más explota el acuífero Guaraní es Brasil. Lo usa para abastecer total o parcialmente a más de 300 ciudades, entre ellas la meridional Sao Paulo, con 18 millones de habitantes.

Quizá por una explotación excesiva, en Riberao Preto, estado de Sao Paulo, se ha registrado una rebaja de 60 metros en el nivel del acuífero, que tiene un espesor promedio de 250 metros, señaló Amore.

El futuro del acuífero y de otros recursos hídricos exige regulación y armonización legislativa regional, coincidieron las fuentes.

* La autora es colaboradora de Tierramérica. Publicado originalmente el 1 de noviembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe