México abrió un frente de conflicto con Estados Unidos al decidir prohibir a partir de 2004 la venta de tequila a granel y avalarla sólo embotellada, una medida dirigida a proteger la calidad de esa bebida, cada vez más adulterada.
Los productores mexicanos de tequila están de acuerdo con la estrategia del gobierno de Vicente Fox, pero sus compradores estadounidenses, que embotellan, mezclan y venden la bebida, se oponen con el argumento de que viola normas internacionales de comercio e impacta sobre sus fuentes de empleo.
La clausura de las exportaciones a granel es ilegal, por lo cual se pedirá a Washington que interponga una queja contra México, advirtió Peter Cressy, presidente del Consejo de Bebidas Destiladas de Estados Unidos, el mayor comprador de tequila del mundo.
Sin el negocio del embotellamiento, en Estados Unidos se perderán empleos en el occidental estado de California y en los orientales Arkansas, Missouri y Kentucky, argumentó Cressy.
Es que más de 75 por ciento de las exportaciones de tequila de México se hace a granel y sólo el resto en botellas.
Pero México actúa de forma soberna, por lo que defenderá la calidad original de tequila y a sus productores, aseguró a IPS Juan García, subsecretario de Normatividad, Inversión Extranjera y Prácticas Comerciales Internacionales de la Secretaría de Economía.
Existen más de 250 marcas de tequila envasadas fuera de México y muchas no tienen relación con la química original de la bebida, que se obtiene de la destilación del zumo del corazón del agave o maguey, una planta de hojas azuladas y duras que nacen al ras del suelo en zonas rurales de este país.
En algunos de los embarques dirigidos a Estados Unidos este año se descubrió que lo vendido no era tequila sino jugo de azúcar. Además, en tiendas del vecino país del norte se ofertan botellas con el nombre de tequila cuando en los hechos no corresponden a la química del producto.
Más casos de adulteración se descubrieron en Argentina, donde se comercializan al menos ocho marcas de tequila, pero sólo una es importada de México y el resto son licores de elaboración local, que contienen menos de cinco por ciento de la tradicional bebida mexicana.
La falsificación ocurre con menos frecuencia en Europa, pues en ese mercado se impusieron en 1998 severas normas de origen que garantizan que la bebida mexicana importada es elaborada en base a la materia prima tradicional.
El tequila, creado hace más de dos siglos, toma su nombre de una pequeña localidad del occidental estado de Jalisco, ubicada a 572 kilómetros de la capital mexicana.
Para garantizar la permanencia de la bebida en el mercado, especialmente de Estados Unidos, el gobierno de Fox decidió que prohibirá la exportación a granel.
Además, sólo se permitirá que se venda al exterior tequila embotellado en el oriental estado de Tamaulipas y en los occidentales Jalisco, Michoacán, Nayarit y Guanajuato, donde se produce agave y se ubican las empresas destiladoras.
La nueva norma indica que todas la exportación de tequila se hará desde el año próximo en botellas y las firmas vendedoras estarán obligadas a presentar un certificado de calidad entregado por el Consejo Regulador del Tequila, integrado por empresarios del ramo y funcionarios de gobierno.
Sin embargo, a la oficina Comercial de Estados Unidos nada de eso le parece correcto, ante lo cual a fines de septiembre hizo contactos con México para protestar contra la medida y pedir que sea revisada.
En cambio, los productores mexicanos están satisfechos. Carlos Rosales, administrador de Tequila Cascahuín, consideró que las empresas mexicanas se verán afectadas en un principio, pues deberán hacer inversiones para embotellar todo su producto, pero aseguró que a largo plazo se fortalecerán las marcas.
”Para nosotros y para México es lo mejor”, declaró por su parte Harry Day, presidente de Cavas Vamer, productora de la marca Conquistador.
Mientras, Jesús Contreras, propietario de la firma Casta, dijo que ”los afectados serán los gringos, porque nosotros vamos a vender más botella, más tequila, más producto y generar más empleo”, expresó.
De por medio hay mucho dinero en juego. A México ingresan cada año entre 80 y 90 millones de dólares por la venta de tequila, mientras que los envasadores estadounidenses obtienen por su comercialización 650 millones de dólares anuales.
El año pasado, el país vecino consumió 86,4 millones de botellas de tequila, más de la mitad del total exportado por México. De ese monto, 83 por ciento fue embarcado originalmente a granel, según cifras de empresas estadounidenses.
La producción anual de tequila mexicano ronda los 70 millones de litros, casi 70 por ciento de los cuales se exporta.
García explicó que el interés del gobierno mexicano es garantizar el futuro del tequila y también las fuentes de empleo de sus productores.
Unas 300.000 personas están involucradas en México en la producción del tequila, bebida que comenzó a industrializarse y exportarse a mediados del siglo XIX.
Los historiadores indican que la palabra tequila procede del nahuatl. Sus raíces son tequitl, que significa trabajo, oficio o empleo, y tlan, que se traduce como lugar.
En algunas comunidades indígenas aún se considera el agave o maguey una creación divina y de poderes mágicos. Ese vegetal es una representación de Mayahuel, diosa que tiene 400 pequeños y alimenta a 400 hijos, señala la tradición.