El mundo árabe afrontó difíciles retos militares y políticos externos en los últimos dos años, debilitado por la falta de democracia y de libertad de prensa, según el último informe sobre desarrollo humano elaborado por la ONU para la región.
En 2003, Iraq cayó bajo una ocupación que la mayoría de los árabes perciben como la encarnación de planes para cambiar la región desde afuera con el fin de que encaje con los intereses de potencias extranjeras, indicó la subsecretaria general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) Rima Khalaf Hunaidi.
En 2002, el ejército israelí ocupó casi todo el territorio de Cisjordania y Gaza, donde cometió una serie de atrocidades que organizaciones no gubernamentales internacionales han descripto como crímenes de guerra, dijo Hunaidi a la prensa.
La invasión también causó una generalizada destrucción material, que no reparó en escuelas, mezquitas, iglesias ni en olivos, sostuvo Hunaidi, quien también encabeza la Oficina Regional Arabes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con sede en Nueva York.
Hunaidi advirtió que el impacto de estos hechos podría paralizar el proceso de desarrollo de las sociedades árabes, imponiéndoles un rumbo contrario al deseado por la mayoría de la población.
El primer Informe Arabe de Desarrollo Humano, publicado en 2002 por el PNUD, atribuyó los problemas de desarrollo del área a déficits en materia de libertades, de derechos femeninos y de conocimientos.
La última edición del estudio, divulgada esta semana y titulada Hacia la construcción de una sociedad basada en el conocimiento, se concentró en los problemas que frenan la adquisición, difusión y producción del saber en el mundo árabe, y cubre 22 países que suman una población total de 280 millones de personas.
El conocimiento puede ayudar al mundo árabe a ampliar el horizonte de las libertades humanas, fortalecer las garantías de esas libertades a través de la gobernanza y lograr las metas superiores de justicia y de dignidad humana, concluye el informe.
En la mayoría de los países árabes, la producción de conocimientos en humanidades y ciencias sociales es objeto de grandes restricciones, explicó Hunaidi. La censura y las restricciones políticas, explícitas y tácitas, interfieren con frecuencia con la libertad de expresión e investigación, dijo.
El único dato que compensó esas falencias fue la gran investigación en materia ambiental realizada a partir de la información recogida por satélites árabes y la amplia cobertura en los medios de comunicación de esos conocimientos.
A pesar del control de hierro de los medios de comunicación oficiales sobre la opinión política, las noticias y la información, la prensa árabe ingresó en una nueva fase de desarrollo marcada por la competencia, añadió la funcionaria internacional.
Por otra parte, y en contraste con la débil producción en ciencias naturales y sociales, la literatura y las artes plásticas alcanzaron un nivel similar al del resto del mundo, añadió Hunaidi.
La originalidad visible en muchos trabajos creativos árabes es, con frecuencia, impresionante. Pero esas obras son el fruto de un robusto esfuerzo creativo que, de todos modos, no requiere grandes inversiones financieras, como sí lo requiere el desarrollo y la investigación científica, sostuvo.
Pero la producción literaria árabe afronta el desafío de la falta de lectores y del escaso poder de compra del público, lo cual se refleja claramente en la cantidad de libros publicados en la región.
Aunque los árabes representamos cinco por ciento de la población mundial, apenas producimos uno por ciento de los libros, indicó Hunaidi.
Para colmo, esos pocos títulos no cruzan con libertad las fronteras del mundo árabe debido a la censura impuesta por numerosos organismos gubernamentales.
Además, las libertades de los árabes se vieron cohartadas a raíz de medidas adoptadas por los gobiernos de la región y de otros países en el marco de la guerra contra el terrorismo declarada por Washington tras los atentados que dejaron 3.000 muertos el 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Al contrario de lo que establecen principios legales establecidos, los árabes se convirtieron en culpables hasta que se pruebe su inocencia, dijo Hunaidi.
El Islam se ha convertido en blanco de una injusta ola de provocaciones, difamación y criticismo que deja traslucir una ignorancia evidente en la mayoría de los casos, y prejuicios rampantes en el resto, afirmó.
Bajo estas nuevas circunstancias, los desafíos del desarrollo humano se han vuelto más importantes, más urgentes y más difíciles de alcanzar, advirtió la funcionaria.