ISRAEL-SIRIA: Explicando lo inexplicable

El ataque a Siria pudo ser una peligrosa explosión de frustración de Israel ante su incapacidad de poner fin a los atentados suicidas palestinos, pero también un castigo demorado hacia un país acusado de patrocinar a grupos terroristas y además muy débil para dar una respuesta militar.

Estas son las dos explicaciones que circulan en Israel para el bombardeo aéreo del domingo contra una base cercana a la capital Siria, Damasco, que según el gobierno israelí se utilizaba para entrenar a miembros de grupos radicales palestinos.

El ataque fue la primera incursión israelí en territorio sirio desde la guerra de Yom Kipur de 1973, y constituyó la respuesta del primer ministro Ariel Sharon a un atentado suicida el sábado en la septentrional ciudad de Haifa, que dejó 19 muertos y 50 heridos.

El grupo extremista palestino Jihad Islámica reivindicó ese atentado.

La violencia continuó el lunes, cuando un soldado israelí fue muerto por disparos procedentes del fronterizo Líbano, probablemente en respuesta al ataque aéreo contra Siria. Israel culpó al grupo radical islámico Hizbolá.

Anteriormente, un niño de cuatro años había sido muerto en una aldea fronteriza de Líbano. Israel afirmó que probablemente el niño fue víctima de artillería antiaérea disparada desde el mismo Líbano.

En previsión de nuevos ataques de Hizbolá, Israel añadió una batería de artillería en su frontera norte el martes.

En las horas previas al atentado del sábado en Haifa, todos los ojos estaban puestos en Ramalá, donde se encuentra la sede del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat.

Israel había anunciado su decisión de deportar al líder palestino, pero la comunidad internacional se opuso. Además, el ejército israelí no podía asegurarle a Sharon la integridad física de Arafat durante la operación.

Descartada entonces la opción de sacar de escena a Arafat, el gobierno israelí buscó un nuevo objetivo, y lo encontró en Siria.

Portavoces gubernamentales argumentaron que Israel está ampliando su propia ”guerra contra el terrorismo” y que Siria perdió su inmunidad por permitir que organizaciones terroristas como Jihad Islámica operaran en su territorio.

”Israel no dudará en defender a sus ciudadanos y atacará a sus enemigos en cualquier lugar que se encuentren”, declaró Sharon en un discurso radial dedicado a los caídos en la guerra de Yom Kipur.

Sharon sabía que Siria, cuyo poder militar es inmensamente inferior al de Israel, no podría responder militarmente aun ante una flagrante violación de su soberanía.

También sabía que Estados Unidos no objetaría un ataque israelí sobre suelo sirio, dado que la administración de George W. Bush defiende, desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, la política de perseguir a los terroristas dondequiera que se encuentren, y a quienes los albergan.

No se equivocó. Bush, que desde los primeros días de la guerra contra Iraq acusa reiteradamente a Siria de patrocinar el terrorismo, declaró el martes que la decisión de Israel ”de defender a su pueblo es válida” y que su gobierno ”hubiera hecho lo mismo”.

Quizá Israel también contaba con una respuesta débil de Hizbolá, que opera en el sur de Líbano con consentimiento de Siria y respaldo de Irán. Siria tiene decenas de miles de soldados en Líbano y es el principal agente de poder en ese país.

”Siria impulsa a Hizbolá a actuar, pero tiene límites, porque Hizbolá también debe considerar factores domésticos”, señaló a IPS Shlomo Brom, ex jefe de Planificación Estratégica del ejército israelí.

”Hizbolá es una facción política libanesa y no puede ignorar a la opinión pública de ese país, que se opone a reanudar los combates con Israel porque obstaculizaría el proceso de normalización nacional”, dijo.

Pero como Israel ha aprendido, su frontera norte no está controlada.

Durante la ocupación israelí del sur de Líbano (1982-2000), Hizbolá solía disparar cohetes Katyusha contra comunidades israelíes al otro lado de la frontera. El grupo posee cohetes que pueden llegar hasta la ciudad de Haifa.

Enfrentado a la incapacidad de proteger a sus ciudadanos de los ataques suicidas, Israel podría transformar su guerra contra los palestinos en una conflagración regional.

”No necesitamos ponernos en peligro provocando una reanudación de los combates con Hizbolá”, opinó el ministro de Justicia Yosef Lapid, que votó contra el ataque a Siria, advirtiendo que abriría un nuevo frente de lucha.

Lapid tampoco cree que un ataque contra una base de entrenamiento de terroristas en Siria (cuyo gobierno afirmó que se trataba de un campamento de refugiados) disuada a éstos de perpetrar más ataques.

Brom estuvo de acuerdo en que el ataque no desalentará a los terroristas, pero ”sí puede convencer a Siria de que debe comportarse con más responsabilidad y cautela” respecto de los grupos que operan en su territorio.

Otra posible razón para el ataque es la necesidad del gobierno israelí de levantar la moral de sus ciudadanos, sugirió.

Amram Mitzna, líder del opositor Partido Laborista, es de la misma opinión. ”¿Cuál fue el objetivo del ataque a Siria? ¿Calmar al público israelí? ¿O desviar la atención de nuestros problemas cotidianos y de la incapacidad del gobierno de combatir al terrorismo?”, preguntó. (

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe