El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, tuvo oportunidad la semana pasada de apreciar su impopularidad en Indonesia, y ahora tres encuestas emiten señales alarmantes en el mismo sentido desde América Latina, Europa e Iraq.
Bush recibió una calificación negativa de casi 90 por ciento del medio millar de 500 entrevistados para la segunda Encuesta Elite Latinoamericana, realizada por la firma de opinión pública Zogby International para la Escuela de Negocios de la Universidad de Miami.
Cincuenta por ciento de los encuestados le asignaron la peor nota posible: pobre. Los países en que Bush recibió peor calificación fueron las principales potencias regionales: Brasil (98 por ciento), Argentina (93 por ciento) y México (92 por ciento).
Mientras, un sondeo realizado por la firma Eurobarómetro para la Comisión Europea, rama ejecutivo de la Unión Europea (UE), indica que más de dos tercios de los ciudadanos encuestados en los 15 países del bloque creen que la guerra de Estados Unidos contra Iraq careció de justificación.
Apenas seis por ciento de los 7.515 entrevistados dijeron creer que Washington debería encargarse de la seguridad en territorio iraquí, mientras 43 por ciento sostuvo que esa tarea debe ser asignada a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Por otra parte, la encuestadora Gallup detectó en Bagdad señales de un creciente escepticismo acerca de las intenciones de la ocupación militar estadounidense en Iraq.
Apenas cuatro por ciento de los entrevistados aceptaron ante Gallup el principal argumento de Washington para lanzar el 20 de marzo una invasión sin aval de la comunidad internacional: la existencia de arsenales de destrucción masiva en manos del régimen del depuesto y desaparecido Saddam Hussein.
Pero más de 40 por ciento dijeron creer que la intención de Estados Unidos era asegurarse las reservas petroleras iraquíes, según la encuesta.
Los tres sondeos se conocen cuando se cumplen varias semanas de caída de la popularidad del presidente estadounidense en su propio país, incluso por debajo de los niveles anteriores al 11 de septiembre de 2001.
Un sondeo de Gallup difundido por el diario USA Today y la cadena de noticias por televisión CNN indicó que 57 por ciento de los votantes estadounidenses definidos como independientes —es decir, sin preferencia por el gobernante Partido Republicano ni por el opositor Demócrata— desaprueban la gestión de Bush en torno de Iraq.
Apenas 35 por ciento de los votantes independientes entrevistados manifestaron inclinación a votar por Bush.
La creciente cantidad de bajas estadounidenses en Iraq, donde en las últimas dos semanas fue muerto en promedio un soldado diario, alimentan la percepción de que el gobierno de Bush carece de un plan para alcanzar sus objetivos en el país árabe.
En los últimos tres días murieron en Bagdad decenas de personas en actos de violencia, incluido un ataque con cohetes a un hotel del centro de la ciudad donde se alojaba el segundo del Departamento (ministerio) de Defensa estadounidense, Paul Wolfowitz.
Esos acontecimientos socavaron aun más la confianza del público estadounidense en la estrategia de Bush. Pero su posición empeoró mucho más en el extranjero.
En junio, un mes después de que Bush anunciara formalmente el fin de la guerra en Iraq, un estudio del Proyecto Actitudes Mundiales Pew indicó que fuertes mayorías de los encuestados en los principales miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) estaban a favor de una relación más independiente con Washington.
Entonces, otro sondeo de Pew en ocho países islámicos, de Nigeria en Occidente a Indonesia en Oriente, detectó una caída a fondo del respaldo a Estados Unidos en la mayoría del mundo musulmán.
En Indonesia, donde Bush se reunió este mes con líderes islámicos, las opiniones favorables hacia Estados Unidos cayeron de 61 por ciento de los entrevistados en el pasado verano boreal a 15 por ciento.
Ese porcentaje fue de 15 en Turquía, de 13 en Pakistán y de sólo uno en los territorios palestinos y en Jordania.
Las últimas encuestas internacionales muestran el aislamiento de Estados Unidos ante la población de países aliados como los Europa y, además, los de América Latina, identificada por Bush como la prioridad de su política internacional en la campaña electoral de hace tres años.
Pero la casi totalidad de los políticos, empresarios y otros entrevistados por Zogby para su Encuesta Elite Latinoamericana, tradicionalmente más identificados con Estados Unidos que la población en general, afirmaron que la región había sido dejada de lado por Washington en este periodo.
Apenas uno de cada ocho entrevistados consideró la labor de Bush hacia la región como positiva.
El presidente estadounidense recibió el mayor puntaje de las elites de Colombia y Venezuela, donde las respuestas bueno y — mucho menos— excelente sumaron 23 por ciento en ambos países.
El estudio también detectó un inesperado escepticismo sobre los supuestos beneficios que recibiría América Latina del libre comercio con Estados Unidos, que, para la mitad de los entrevistados, sería el mayor beneficiado.
Casi 40 por ciento consideraron que el acuerdo comercial en negociación beneficiaría a ambas partes más o menos equitativamente, respuesta que fue particularmente fuerte en Veneuela (71 por ciento), Argentina (48 por ciento), Colombia (46 por ciento) y Chile (45 por ciento).
Apenas 18 por ciento de los entrevistados de México y Brasil contestaron eso.