Malasia restó importancia a la restricción de la ayuda militar de Estados Unidos como represalia por las críticas del primer ministro Mahathir Mohamad hacia los poderosos grupos de presión judío-estadounidenses.
De todos modos, la ayuda militar de Washington a Kuala Lumpur es pequeña, y ningún condicionamiento nos afectará de modo alguno, declaró el canciller Syed Hamid Albar.
Mahathir había dicho en la cumbre de la Organización de la Conferencia Islámica, celebrada los días 16 y 17 en Kuala Lumpur, que, aunque los nazis mataron a seis de 12 millones de judíos, éstos gobiernan hoy el mundo a través de terceros.
Los judíos reclutan a otros para que libren sus guerras, derramen sangre y mueran por sus intereses, afirmó el saliente primer ministro, que calificó a Israel de enemigo aliado con las naciones más poderosas.
Mahathir fue igualmente crítico hacia ideólogos y fundamentalistas islámicos, pero los principales medios de comunicación de Estados Unidos se limitaron a destacar sus críticas hacia la comunidad judía e Israel.
En respuesta a las declaraciones del mandatario malasio, el Senado de Estados Unidos acordó por unanimidad imponer nuevas condiciones a una propuesta donación de 1,2 millones de dólares a Malasia en el marco del programa de Formación y Entrenamiento Militar Internacional (IMET, por sus siglas en inglés).
Las declaraciones de Mahathir son peligrosamente equivocadas y caen directamente en manos de extremistas islámicos de toda la región. No es una cuestión de libre expresión, manifestó el senador republicano Mitch McConnell, del estado de Kentucky.
Ahora, los fondos de ayuda militar sólo serán desembolsados si el secretario de Estado (canciller) estadounidense, Colin Powell, determina que Malasia apoya y promueve la libertad religiosa, incluso para los judíos.
El canciller malasio consideró que la votación del Senado estadounidense es un ejemplo de cómo Washington intenta disciplinar al mundo a su imagen y semejanza.
Ahora, otro país musulmán es blanco de sus supuestas disciplinas, dijo el martes a periodistas en Kuala Lumpur.
Estados Unidos otorgó a Malasia 830.000 dólares en 2002 en virtud del programa IMET, y cerca de 800.000 dólares en 2003. Para 2004, los fondos iban a aumentar a 1,2 millones de dólares.
Actualmente, Malasia también es elegible para recibir armas excedentes de Estados Unidos en forma gratuita, bajo un programa llamado Artículos Excedentes de Defensa. Se prevé que esta ayuda se suspenderá.
Probablemente Estados Unidos esté amenazando al país equivocado, opinó un diplomático del sudeste asiático, en declaraciones a IPS.
Malasia no es una república bananera que dependa de la ayuda económica o militar de Estados Unidos para su supervivencia. Las presiones o amenazas económicas no intimidarán a Mahathir ni a Malasia, dijo.
De hecho, ambos se necesitan, porque tienen fuertes vínculos económicos y militares, agregó el diplomático.
El pasado julio, el gobierno de George W. Bush suspendió la ayuda militar a 35 países amigos por su negativa a exceptuar a los soldados estadounidenses de la jurisdicción de la Corte Penal Internacional.
En su mayoría, eran países pobres de América Latina, el Caribe, Africa subsahariana y Europa oriental y central.
Pero Malasia es un mercado de armas muy importante para Estados Unidos, dijo a IPS un analista militar.
En diciembre de 1993, Malasia celebró un contrato con Washington para comprarle ocho aviones de combate F/A-18, a un costo cercano a los 700 millones de dólares.
El contrato también incluía la compra de 110 misiles Sidewinder, 51 Sparrow, 50 Harpoon y 50 Maverick. Como contrapartida, empresas estadounidenses realizarán inversiones en Malasia.
El Departamento de Estado declaró este año que, aunque la crisis financiera mundial enlenteció las adquisiciones militares de Malasia a fines de los años 90, Washington prevé que Malasia mirará hacia Estados Unidos para realizar sus compras futuras, a medida que su economía se recupere.
Además, en su Justificación presupuestal de las operaciones extranjeras ante el Congreso del año 2004, la cancillería destacó que Malasia ha sido un socio cooperativo y proactivo en la campaña mundial contra el terrorismo.
Malasia apoya la presencia de Estados Unidos en Asia, y además es fronteriza con una de las más importantes vías marítimas del mundo, agregó.
Según cifras publicadas por la embajada estadounidense en Kuala Lumpur, Estados Unidos es el mayor inversor extranjero en este país del sudeste asiático, con inversiones directas por un total de 6.000 millones de dólares.
Además, Estados Unidos es el principal mercado de exportación para Malasia. Ese país representa 20 por ciento de las exportaciones malasias, equivalentes a 22.000 millones de dólares.
A su vez, Malasia es un mercado clave para Estados Unidos, que le vende mercancías por un valor anual de 9.400 millones de dólares.