El acorralado presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, descartó el jueves la posibilidad de un gobierno de transición o de renunciar, y culpó a un “levantamiento narco-sindical” de fomentar una revuelta popular, al tiempo que reconoció su responsabilidad como jefe de Estado en las decenas de muertes que se han producido en su país en un mes de violencia. “Yo no asumo la responsabilidad por los actos vandálicos y todo eso, pero la responsabilidad por los muertos siempre cae al presidente”, dijo el mandatario en una entrevista radial.