El presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, debió apelar este lunes a la televisión para asegurar que no piensa renunciar, tras tres días de protestas sociales con al menos 35 muertos y la ruptura con el vicepresidente, Carlos Mesa.
Sánchez de Lozada apareció en la pantalla chica para denunciar un supuesto plan subversivo en su contra, financiado desde el exterior, sorprendiendo a observadores que esperaban anunciara su alejamiento del gobierno, como piden partidos de oposición y organizaciones sociales desde hace un mes y ahora hasta propios aliados.
El mensaje del mandatario se produjo en el primer día de paro general en La Paz, en una jornada pautada por los choques de fuerzas combinadas de policías y militares con manifestantes, que dejaron al menos ocho personas muertas, y nuevos enfrentamientos en la vecina ciudad de El Alto.
Entre los muertos se cuentan ahora también al menos dos soldados, en el marco de una manifestación en el sur de la ciudad sede del gobierno de Bolivia, donde además fue quemado un camión militar.
El conflicto estalló hace alrededor de un mes, convocado por sindicatos, organizaciones de campesinos y partidos de izquierda que cuestionan el proyecto gubernamental de exportación de gas natural a Estados Unidos y México, por entender que las condiciones contractuales con firmas privadas son perjudiciales al país.
También rechazan la posibilidad de que el gobierno elija un puerto chileno para embarcar el combustible, una vez que se construya un gasoducto al respecto, dado que Bolivia no tiene acceso directo al cercano océano Pacífico.
Chile es considerado por todas las capas de la sociedad boliviana como un usurpador del país, en particular tras apropiarse del litoral boliviano en la guerra de 1879, en la que también saliera perjudicado Perú.
No es posible que se reemplace la democracia con una dictadura sindical… No van a poder tomar el gobierno en un golpe. Esta es una sedición financiada desde los intereses más bajos del mundo para destituir nuestra democracia, dijo Sánchez de Lozada en su mensaje televisivo de este lunes.
Sin embargo, no aclaró qué país podría financiar al opositor Movimiento al Socialismo (MAS), liderado por el diputado y dirigente campesino Evo Morales, quien según el gobierno es el impulsor de la mayoría de las movilizaciones en El Alto y La Paz.
Es que Sánchez de Lozada no logró conjurar las protestas en su contra con el anuncio que divulgó a la 02.00 de la madrugada hora local de este lunes, cuando garantizó con un decreto que no habrá exportación de gas hasta que la población lo apruebe a través de una consulta popular, a concretarse antes del 31 de diciembre.
Con ese anuncio el gobierno intentó frenar el descontento, con bloqueos de calles, pedreas y saqueos de comercios, luego de que la sangrienta represión militar de las protestas del domingo en El Alto dejara al menos 25 manifestantes muertos.
El sábado, en la misma ciudad, ya habían muerto dos personas a manos de las fuerzas combinadas de seguridad, que dispararon armas de fuego contra los manifestantes.
Este lunes el escenario central de las protestas fue La Paz, donde no se movió ni un solo vehículo del transporte público, mientras los comercios, la banca privada y todo tipo de comercios cerraron sus puertas a primeras horas de la mañana.
En las calles, miles de manifestantes organizados en grupos dispersos ocuparon calles y avenidas desiertas, dejaron piedras a su paso e intentaron tomar algunas propiedades privadas, entre ellas la del ex presidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), aunque sus intentos fueron anulados por la acción represiva de policías y militares.
La violenta represión del fin de semana provocó la primera gran crisis del gobierno, al decidir este lunes el vicepresidente Carlos Mesa romper con el gobierno por discrepar con ese uso de la fuerza pública.
No puedo aceptar al punto en que hemos llegado y no puedo aceptar que no haya una sola razón que justifique la muerte, sucesiva, permanente, ininterrumpida de compatriotas a lo largo de estos días, dijo Mesa al anunciar su alejamiento de Sánchez de Lozada, aunque no renunció al cargo.
Mi conciencia de ser humano, vicepresidente y hombre comprometido con la ética no puede tolerar (…) que la muerte sea la respuesta ante la protesta popular, agregó.
Mesa explicó que conserva la vicepresidencia para ejercer la titularidad del Congreso legislativo, al que convocará para buscar soluciones al conflicto cuando los vuelos comerciales vuelvan a operar en el aeropuerto de La Paz, clausurados desde el sábado.
Quien sí renunció fue Jorge Torres como ministro de Desarrollo Económico, cargo al que había llegado en representación del aliado Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), de Paz Zamora. Su dimisión fue de carácter irrevocable y por razones éticas.
Pero la renuncia de Torres no parece comprometer el apoyo del resto del MIR, ya que otros ministros de ese partido ratificaron su continuidad en el gobierno de Sánchez de Lozada, quien asumió el 6 de agosto de 2002.
Mientras, la populista Nueva Fuerza Republicana (NFR), en alianza hasta ahora del gobierno, se sumó al reclamo de sindicatos, campesinos y opositores de que renuncie Sánchez de Lozada y pidió a los ministros de esa fuerza que se retiren de sus cargos, algo que no ocurrió todavía.
Entre los reclamos más estridentes contra el gobierno se cuenta el de Morales, quien perdió en 2002 la presidencia en competencia con Sánchez de Lozada en el parlamento, tras quedar en muy cercano segundo puesto en las elecciones generales.
Morales, incluso, pide públicamente que la población ocupe las propiedades mineras del presidente y también empresario.
Sánchez de Lozada tiene que demostrar sus acusaciones de sedición, porque además de asesino y vendepatria, ahora es mentiroso, dijo a la prensa el diputado y líder de los cultivadores de la tradicional coca boliviana.
El fin de semana, el presidente denunció una campaña sediciosa con el objetivo de provocar un golpe de Estado, y aunque no identificó a los responsables, indicó entre líneas que el autor de esa conspiración podía ser Morales.
A todo esto, el gobierno de Estados Unidos expresó este lunes su decidido apoyo a Sánchez de Lozada, con la advertencia de que no permitirá ninguna interrupción del proceso democrático en este país.
También la Organización de Estados Americanos (OEA) se pronunció este lunes para ofrecer su mediación en la crisis boliviana.
La OEA respalda incondicionalmente una salida consensuada a la crisis a través del diálogo y ofrece su concurso para tal fin. Asimismo, pide la intervención de la Iglesia (Católica) como mediador en esta difícil coyuntura para la nación boliviana, señaló un comunicado remitido este lunes desde Washington.