Casi 11 años después de la destrucción de la mezquita de Babri Masjid, en el septentrional estado de Uttar Pradesh, por fanáticos hindúes, el fantasma de ese edificio medieval continúa promoviendo y derrumbando gobiernos en India.
Cuando Mayawati, la ministra jefa de Uttar Pradesh, renunció a su cargo, atribuyó su decisión a presiones del hinduista Partido Bharatiya Janata (BJP), que encabeza la coalición de gobierno nacional, en relación con los procesos judiciales derivados de esa demolición.
El BJP, afirmó, la presionó para que tratara de detener juicios en los tribunales estaduales contra altos funcionarios como el viceprimer ministro Lal Krishna Advani, por haber incitado a la destrucción de la mezquita, situada en la ciudad de Ayodhya.
Mayawati es una dalit o intocable en el sistema de castas hindú.
Con su renuncia, la semana pasada, no sólo cayó el gobierno del estado más poblado de India (170 millones de habitantes) sino que se terminó una alianza oportunista entre su Partido Bahujan Samaj (BSP), pro-dalit, y el BJP, dominado por las castas superiores de la sociedad hindú.
El BJP encabezó la campaña para demoler la mezquita en diciembre de 1992 y cosechó abundantes dividendos políticos, aunque la demolición conmovió a la sociedad india y desencadenó una ola de violencia religiosa en los estados del norte que terminó con miles de muertos.
Para 1998, el partido, hasta entonces confinado a Uttar Pradesh y otras zonas del norte de India, había conquistado el gobierno nacional gracias a una campaña para construir en el sitio de la mezquita demolida un templo al dios guerrero hindú Rama.
Esa campaña dividió a los hindúes y provocó más enfrentamientos con la minoritaria comunidad musulmana de India, incluida una ola de persecución antiislámica en el occidental estado de Gujarat que dejó cerca de 2.000 muertos y 150.000 desplazados.
La campaña de la BJP se dedicó en gran parte a fortalecer la creencia popular de que la mezquita destruida había sido construida en el siglo XVI por invasores musulmanes sobre las ruinas de un templo que marcaba el sitio de nacimiento de Rama, hace 10.000 años.
Una investigación del instituto Estudios Arqueológicos de India determinó que Babri Majid no estaba construida sobre un templo hindú, sino sobre otra mezquita, pero los líderes del BJP insisten en que se trata de una cuestión de fe y no de un hecho científico.
La consecuencia inmediata de la caída del gobierno de Mayawati para el BJP es que los líderes de ese partido no podrán esperar ayuda del nuevo ministro jefe, Mulayam Singh Yadav.
Yadav, que asumió como ministro jefe el pasado jueves, pertenece al Partido Samajwadi, declaradamente laico.
Hasta que se enemistó con el BJP, Mayawati sirvió a los intereses de los máximos líderes de ese partido arreglándoles juicios separados en un tribunal pequeño en la localidad de Rae Bareilly, mientras el proceso principal continuaba en una corte especial en la capital estadual, Lucknow.
La medida ayudó a los acusados a eludir cargos de conspiración en relación con la destrucción de la mezquita de Babri.
La situación del BJP se complicó el lunes, cuando la Corte Suprema se negó a detener procedimientos en Rae Bareilly contra Advani, el ministro de Recursos Humanos Murli Manohar Hoshi y otros líderes políticos por incitar a la demolición de la mezquita.
En cambio, la corte envió notificaciones a Advani, Joshi y otros líderes del BJP y su afiliado, el Consejo Mundial Hindú (VHP, Vishwa Hindu Parishad).
La medida judicial respondió a una petición escrita que impugnó el retiro de cargos de conspiración criminal por la federal Oficina Central de Investigaciones (CBI) en el tribunal de Rae Bareilly.
El peticionante, Wajahat Ansari, arguyó que el retiro de cargos fue un ejercicio de autoridad de mala fe.
El mensaje al país es que, demorando el juicio de una u otra manera, es fácil escapar a la culpa manipulando procedimientos y eliminando acusaciones incómodas, como la de conspiración criminal, dijo.
Advani negó interferir con el caso, pero el hecho de que controle la CBI en su carácter de ministro del Interior colocó a esa agencia bajo sospecha de diluir los cargos bajo presión política.
Poco después de la renuncia de Mayawati, el presidente del BJP, Venkiah Naidu, negó que se haya ejercido presión sobre la ex ministra jefa en el caso de Babri.
Luego de asumir como nuevo ministro jefe, Yadav aclaró que no interferiría con el caso de la mezquita y que cualquier medida sería consultada con los partidos que lo ayudaron a llegar al poder.
Yadav se refería al archirrival del BJP, el opositor partido del Congreso, que declaró su apoyo a Yadav porque su principal objetivo es darle a Uttar Pradesh un gobierno laico, y no uno dominado por el faccionalismo religioso. (


