La economía venezolana comenzará a superar la recesión a fines de año para volver a crecer en 2004, tras el fuerte retroceso de nueve por ciento en 2002, según expertos que, sin embargo, advirtieron de los efectos del control de cambios.
Domingo Maza, director del Banco Central de Venezuela, fue uno de los especialistas que alertó sobre los obstáculos a la recuperación económica que provienen del control cambiario y de las debilidades que aún muestra la industria petrolera.
El producto interno bruto de Venezuela, de unos 100.000 millones de dólares y de cuya cuarta parte es responsable la producción de crudo, se contraerá entre 10 y 11 por ciento este año, pero en 2004 se prevé un crecimiento de cinco por ciento, aseguró el ministro de Finanzas, Tobías Nóbrega.
Pero la recuperación comenzará a notarse ya en el último trimestre de este año, con aumentos en el sector no petrolero de la economía por un control de cambios más flexible, explicó Nóbrega, en medio del periplo europeo que realiza.
Es que la economía se contrajo 18 por ciento en el primer semestre del año, luego de que ya en 2002 retrocediera nueve por ciento.
A pesar de estos indicadores negativos récord, las autoridades venezolanas restaron credibilidad al vaticinio del Fondo Monetario Internacional (FMI) respecto de que Venezuela finalizará el año con una caída de 17 por ciento.
Ese número se ha publicado como novedad, pero corresponde a unas estimaciones viejas del FMI, basadas en errores de cálculo, señaló Nóbrega.
Maza respaldó el comentario del ministro al comentar que el FMI exagera en sus proyecciones.
Sin embargo, el FMI pronosticó que la economía venezolana podría crecer 7,7 por ciento el año próximo, casi tres puntos porcentuales más que lo proyectado por el propio gobierno de Hugo Chávez.
Mientras, Maza, maestro de varias generaciones de economistas, advirtió que el salario nacional venezolano, constituido por sus ingresos petroleros, no se ha normalizado y entran cada mes 1.000 millones de dólares o menos, en vez de los 1.300 millones esperados.
Chávez y el presidente de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), Alí Rodríguez, dan cuenta de una recuperación de la industria tras la parálisis causada por la huelga opositora de diciembre y enero, que implicó el despido de 18.000 de los 39.000 empleados que tenía hasta entonces la firma.
Venezuela se ufana de producir 3,2 millones de barriles diarios de crudo, 300.000 unidades más que en 2002. Sin embargo, la Agencia Internacional de Energía (países industrializados) y los ex gerentes que hicieron la huelga aseguran que la producción actual no pasa de los 2,5 millones de barriles por día.
Maza indicó que hay progresos en la producción y en la exportación física de petróleo, pero no los hay enteramente en el cobro de las divisas correspondientes, lo cual explica la interrupción del flujo de divisas que maneja el Banco Central.
Los ingresos por exportaciones de Venezuela fueron de 9.745 millones de dólares en el primer semestre de 2003, 7.522 millones de los cuales correspondieron a ventas petroleras, mientras que en el mismo lapso de 2002 alcanzaron a 11.952 millones de dólares (9.497 millones por petróleo), según el instituto emisor.
Pero, paradójicamente, las reservas de divisas no han cesado de crecer desde que a comienzos de año se implantó el control de cambios.
La medida se tomó cuando las reservas internacionales habían quedado en 14.000 millones de dólares y al cierre de la semana pasada se ubicaban en 18.373 millones de dólares. El nivel más alto al respecto se registró en noviembre de 1997 con 18.910 millones de dólares.
La explicación de esta situación es que la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), que maneja el control de cambios, apenas entregó a importadores una fracción de los recursos que usualmente consumen, indicó Maza en un foro auspiciado por el parlamento.
Hasta julio, los importadores recibieron 900 millones de dólares, un monto que hasta el año pasado recibían cada mes, apuntó Maza.
Cadivi informó este jueves que ha entregado 1.370 millones de dólares a importadores (y 700 millones a otros usuarios), un promedio de 170 millones de dólares mensuales.
Los ministerios de Finanzas, de Agricultura y de Producción y Comercio reiteradamente han pedido agilización de los trámites para entregar divisas.
Al respecto, Jorge Botti, presidente del empresarial Consejo del Comercio, sostuvo que, aunque desde junio se ha incrementado el flujo, la restricción en la venta de divisas tiene efectos devastadores por la paralización de la actividad económica.
Botti, uno de los líderes de la huelga contra el gobierno de Chávez, añadió que así se han afectado las importaciones de trigo, insumos cárnicos, quesos, granos, y materia prima para la confección y otras industrias.
Esa política económica de Chávez ha llevado a la pérdida de un millón de empleos el último año, aseguró.
Venezuela, con 24 millones de habitantes, cargaba en julio con el desempleo de 18,3 por ciento de los 11,5 millones de su población económicamente activa, 1,9 por ciento más que el mismo mes de 2002, según estadísticas oficiales.
La inflación acumulada entre enero y agosto fue de 18,9 por ciento y el Ministerio de Finanzas estima que se ubicará en torno a 30 por ciento a fines de año, después que en 2002 alcanzó a 31,2 por ciento.
Albis Muñoz, presidenta de la confederación patronal Fedecámaras, dijo a corresponsales extranjeros que, si el gobierno no flexibiliza el control de cambios, la situación económica se complicará, con quiebre de nuevas empresas.
En tanto, Maza observó que es un contrasentido acumular reservas en contra de la economía y abogó por agilizar los trámites y flexibilizar el régimen cambiario, pero sin levantarlo abruptamente pues se podría traducir en fuga de capitales y mayor inflación.
En cambio, Francisco Rodríguez, asesor económico del parlamento, entiende que levantar el control de cambios motorizaría la economía sin demasiada inflación, pues los precios de los bienes de consumo se mantendrán en la referencia del mercado cambiario paralelo o negro.
Cada dólar cuesta en el mercado paralelo más de 2.000 bolívares, mientras la cotización oficial permanece congelada en 1.600 bolívares por unidad.