La visita a Cuba del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, permitirá a la isla avanzar en la recomposición de sus relaciones internacionales, severamente dañadas por la cuestión de los derechos humanos.
El mandatario brasileño llegará a Cuba este viernes, y en su estancia de dos días sostendrá dos encuentros con su par Fidel Castro, confirmó este martes el embajador brasileño en La Habana, Tilden Santiago.
La voluntad de los dos presidentes es "aprovechar al máximo el tiempo para conversar", y lo harán "sin agenda preestablecida", comentó el diplomático.
"Lula está convencido de la importancia de no dejar a Cuba fuera del concierto de naciones", señaló Santiago, quien reivindicó la independencia de su país frente a Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
"En un momento histórico coyuntural en que Cuba recibe muchas presiones, no sólo del embargo norteamericano (estadounidense) sino también de la UE, es muy significativa la presencia de Lula acá", señaló.
En su opinión, Brasil puede ser solidario con Cuba sin poner en riesgo sus relaciones con Estados Unidos y con el bloque europeo. "Itamarati (sede de la cancillería brasileña) es muy claro en esto y Lula también", señaló.
El gobierno cubano afirmó la pasada semana que Washington ha intensificado el cerco económico y comercial que mantiene sobre la isla desde hace más de cuatro décadas, desafiando a la comunidad internacional a que se pronuncie por el cese de esa medida.
En tanto, las relaciones entre Cuba y la UE pasan por su peor momento desde abril, luego de la ejecución en este país de tres personas que secuestraron una embarcación con la intención de desviarla hacia Estados Unidos.
En reacción a esos fusilamientos y a las severas condenas impuestas en marzo por tribunales cubanos a más de 75 opositores acusados de actuar por cuenta de Estados Unidos, el bloque comunitario aplicó una serie de medidas de castigo.
La confrontación frenó abruptamente el clima de distensión que era evidente hasta el primer trimestre de este año, coronado con la apertura de una delegación de la UE en La Habana.
La cuestión del respeto a los derechos humanos en Cuba creó tensiones con América Latina, y varios países de la región votaron a favor de una moción de censura a la nación caribeña en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La Habana considera que esas mociones forman parte de la campaña estadounidense para "justificar" el embargo.
Secundado por Argentina, el gobierno de Lula optó en esa ocasión por la abstención, en el "entendido de que el tratamiento de situaciones de países en el ámbito de la Comisión de Derechos Humanos no debe ser marcado por la selectividad o ser objeto de politización".
En una declaración posterior a la votación en Ginebra, la cancillería brasileña añadió que "no cree que actitudes que llevan al aislamiento, como un embargo económico sin respaldo de decisiones multilaterales, sean productivas".
De acuerdo con el embajador brasileño, su cancillería estudia varias peticiones de opositores cubanos interesados en entrevistarse con Lula, así como las demandas para que interceda a favor de disidentes encarcelados.
"Lula dejó a Itamarati la misión de examinar el asunto", afirmó Santiago.
El gobernante brasileño llegará a La Habana desde México y luego de asistir en Nueva York a la sesión de apertura de la Asamblea General de la ONU.
La delegación incluirá a varios ministros y a decenas de empresarios interesados en negociar con Cuba.
Esta será la primera visita de Lula a la isla como presidente. Pero muchas veces había estado en Cuba en sus años de líder sindicalista y conductor del izquierdista y ahora gobernante Partido de los Trabajadores.
Este viaje podría abrir oportunidades de inversión y cooperación, ya identificadas en julio, cuando el vicepresidente Carlos Lage viajó a Brasil, según un comunicado entregado a la prensa por la embajada de ese país.
Según la sede diplomática, el intercambio bilateral puede aumentar a grados más compatibles con "el alto potencial de complementación económica y la fluidez del diálogo político-diplomático existente entre ambos países".
El abanico de posibilidades incluye la participación brasileña en la exploración petrolera en la parte cubana del golfo de México, donde ya operan compañías de España y Canadá.
También existen perspectivas de negocios conjuntos en los sectores azucarero, turístico y farmacéutico y en la industria del níquel. Asimismo, se busca ampliar el intercambio en educación, salud pública, cultura y deportes.