El Senado de Estados Unidos rechazó este martes las normas que habrían permitido a las grandes cadenas de medios de comunicación afianzar su dominio sobre el mercado, dictadas por el gobierno de George W. Bush en junio.
Una docena de senadores del gobernante Partido Republicano se unieron a la mayoría de 55 votos a 40 que aprobaron una resolución denominada medida de desaprobación que podría derivar en la anulación de las regulaciones de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC).
La mayoría republicana del FCC, presidida por Michael Powell — hijo del secretario de Estado (canciller) Colin Powell—, aumentó de 35 a 45 por ciento el porcentaje de la audiencia nacional que las redes de televisión podrían alcanzar con las estaciones locales que posean.
Las normas aprobadas este año, cuya aplicación había sido suspendida a comienzos de este mes por una corte federal de apelaciones, también permitirían a una sola compañía poseer hasta tres estaciones de televisión, ocho de radio y una empresa operadora de cable en cada mercado de medios de comunicación.
La anterior reglamentación era sustancialmente más restrictiva, pues llegaba a prohibir a la misma compañía poseer una televisora y un diario en el mismo mercado.
Las organizaciones civiles opuestas al cambio de reglas, que abarcaban una amplia gama ideológica, aplaudieron la votación en el Senado.
Creemos en el 'libre mercado de ideas' y en que la salud de la democracia depende de la continuidad en la diversidad de puntos de vista en el dominio público, declaró la Conferencia de Líderes sobre Derechos Civiles (LCCR).
Esa coalición integra a grandes grupos feministas y de comunidades minoritarias, como la Asociación Nacional para el Avance de los Negros, la Organización Nacional para Mujeres, el Consejo Nacional de La Raza y la Sociedad Nacional de Mujeres y Familias.
La diversidad de voces, no meramente una variedad de programaciones, es esencial, y por eso la LCCR (…) se opone con fuerza a la decisión de la FCC de eliminar restricciones que impidieron históricamente un crecimiento desmesurado de los grandes conglomerados de medios, agregó la LCCR.
El analista Peter Hart, de la organización Fairness and Accuracy in Reporting, sostuvo que la votación en el Senado fue enorme victoria de los activistas y ciudadanos que presionaron a la FCC para que considerara el interés del público.
Millones de personas contactaron a la FCC para oponerse a las nuevas reglas, y, al fin y al cabo, la FCC las ignoró. Así que ahora el Congreso hizo eco del clamor ciudadano, dijo Hart a IPS.
El creciente dominio de cada vez menos conglomerados sobre el gran mercado estadounidense de los medios de comunicación es motivo de preocupación desde mediados de los años 90, cuando el Congreso desreguló la propiedad de las estaciones de radio.
Así, un sector caracterizado hasta entonces por su diversidad cambió radicalmente de la noche a la mañana.
Por ejemplo, una sola empresa, Clear Channel, pasó de ser propietaria de 40 radioemisoras en 1996 a más de 1.200 en 2003. Las consecuencias políticas de tal concentración quedaron en evidencia cuando la cadena patrocinó actos patrióticos en todo el país en apoyo de la guerra contra Iraq.
Al mismo tiempo, Powell dejó en claro que no tenía objeciones a la concentración en la propiedad de los medios.
El presidente de la FCC sostuvo que las regulaciones de los años 30 y 40habían quedado obsoletas por las nuevas tecnologías, en particular la televisión por cable, la transmisión vía satélite y la red informática mundial Internet.
Eso basta, según Powell, para asegurar el acceso el público a una amplia gama de opiniones y puntos de vista.
Pero esta posición chocó con organizaciones tan dispares como la Asociación Nacional del Rifle (NRA), la Conferencia Nacional de Obispos Católicos y la Unión de Consumidores, para las cuales la concentración en la propiedad de los medios solo contribuye a aumentar la influencia política de compañías muy sesgadas en lo político, como las de Rupert Murdoch.
Las grandes cadenas siguen una estrategia bifronte, sostuvo el experto Robert McChesney, autor del ensayo Medios ricos, democracia pobre.
En primer lugar, crecen a tal punto que ningún competidor pueda comprarlas. El tamaño de los conglomerados Disney y Time Warner, propietarios de ABC y CNN, respectivamente, se triplicó en la década pasada, explicó McChesney.
En segundo término, las empresas se diversifican en varias industrias de comunicación: producción cinematográfica, editoriales de libros, revistas, diarios y discos y canales de televisión, con el fin de fortalecer su dominio y crear sinergía entre todas las partes de los imperios, según el experto.