CHINA-INDIA: Hacia un formidable bloque comercial

China e India, que reúnen un tercio de la población mundial, dan pasos hacia la constitución de un formidable bloque comercial, una perspectiva que supone un desafío o una amenaza para Estados Unidos.

Hoy, los dos vecinos de Asia muestran optimismo, confianza y compromiso en la mejora de las relaciones bilaterales, dijo el secretario de Asuntos Económicos del opositor Partido del Congreso de India, Jairam Ramesh.

”India y China no son una amenaza recíproca. Hubo un gran aumento de la colaboración mutua en los últimos dos o tres años”, dijo Ramesh en una conferencia de Asia Society, organización con sede en Nueva York dedicada a promover las relaciones entre ese continente y Estados Unidos.

Mientras Ramesh manifestaba esas opiniones, el ministro de Comercio de China, Lu Fuyuan, le decía al de India, Arun Jaitley: ”En áreas en que tenemos consenso, debemos apoyarnos”. Ambos se reunieron en Cancún, donde se celebró este mes la conferencia bienal de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Pero aún es demasiado pronto para hablar de una alianza chino- india, según el codirector de la usina de ideas estadounidense Foreign Policy in Focus, John Gershman.

Algunos datos, como la constitución del Grupo de los 22 países en desarrollo en la reunión de la OMC en Cancún, reflejan la necesidad que tienen potencias de mediano porte como India, China y Brasil de unirse con el objetivo de erigir algún tipo de valla contra el superpoder de Estados Unidos”, dijo Gershman a IPS.

En el corto plazo, agregó, la prioridad del gobierno de George W. Bush es ”claramente” la guerra contra el terrorismo lanzada a raíz de los atentados que dejaron 3.000 muertos el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y en Washington.

”India y China respaldan esos esfuerzos, pero aún hay quienes querrían que Washington fortaleciera vínculos con Nueva Delhi como parte de una estrategia de largo plazo dirigida a contener a Beijing, al cual algunos ven como potencial competidor estratégico de Estados Unidos”, afirmó.

Los esfuerzos de algunos expertos estadounidenses por ”señalar a China como la amenaza clave de seguridad se descarrilaron el 11 de septiembre”, sostuvo.

De todos modos, Gershman coincidió con Ramesh en que India no debe convertirse en un peón de Estados Unidos para contener el supuesto expansionismo chino.

Expertos en política internacional afirman que, aunque la posibilidad de que se constituya un bloque chino-indio nunca se ha mencionado explícitamente en los documentos de política oficial estadounidenses, tal alianza reduciría la influencia de Washington en Asia.

Entre China e India persisten, de todos modos, algunos conflictos: disputas fronterizas, la disuasión nuclear, el combate al terrorismo, las relaciones con Pakistán y la competencia por la influencia económica en el área Asia meridional-Pacífico.

Las dos naciones ”necesitan abrir ventanas de compromiso”, sostuvo Gershman.

Beijing y Nueva Delhi han procurado en los últimos meses resolver al menos algunos de sus problemas pendientes, en particular la disputa fronteriza que se arrastra desde el fin de la guerra que los enfrentó en 1962.

La principal diferencia se refiere a la delimitación de la Línea de Control que separa los estados indios de Himachal Pradesh y Utar Pradesh del territorio de Tibet, anexado por China.

Las recientes visitas a Chian del primer ministro indio Atal Bihari Vajpayee y del ministro de Defensa George Fernandes ayudaron a aliviar la disputa y a trasladarla del nivel militar al político. Ambas partes efectuaron concesiones importantes: por primera vez, India reconoció que Tibet es territorio chino.

En la esfera comercial, el intercambio bilateral aumentó sustancialmente en los últimos años. En 2002 ascendió a 5.000 millones de dólares y se espera que alcance los 8.000 millones este año.

El vínculo en materia de inversiones está menos desarrollado, sostuvo Ramesh. Las inversiones indias en China el año pasado ascendieron a 35 millones de dólares, y en el sentido inverso fueron de 150 millones.

Según Gershman, ”el desafío será mantener esta alianza, que hoy está enfocada en un 'enemigo' común” y en ”la falta de voluntad en cumplir con las demandas europeas y estadounidenses de ampliar la liberalización económica de mercado”.

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