Más de 300 personas fueron arrestadas y 24 policías resultaron heridos en Chile en la noche del jueves, al culminar la jornada de conmemoración de los 30 años del golpe de Estado de 1973, con menos violencia que la esperada según destacaron este viernes las autoridades.
Los enfrentamientos entre manifestantes y la policía de Carabineros, en la periferia de Santiago y en otras ciudades, dieron la pauta en el epílogo nocturno de la conmemoración, marcada durante el día por emotivos homenajes al presidente derrocado y muerto en 1973, Salvador Allende.
Los incidentes fueron ”menos de los esperados”, dijo este viernes el ministro del Interior, José Miguel Insulza, quien señaló que la violencia era previsible por lo ”inmanejable” de las reacciones en las barriadas populares, y elogió la ”prudencia” con que procedió la policía.
Las palabras del ministro contrastaron con las de manifestantes que en la noche del jueves denunciaron ”provocaciones” de agentes antimotines en un acto de homenaje al cantautor Víctor Jara, asesinado tras el golpe en el Estadio Chile de Santiago, un coliseo deportivo que desde ahora lleva el nombre del artista.
”Mucha gente se queja de la violencia policial, pero no hay hasta ahora víctimas de baleos que lamentar por parte de los manifestantes, sino más bien heridos de Carabineros”, sostuvo Insulza.
El director del Cuerpo de Carabineros, general Alberto Cienfuegos, informó que cuatro policías fueron heridos de gravedad, dos de ellos por disparos, otro al ser alcanzado por una bomba casera incendiaria, y el cuarto al volcarse un carro antimotines lanzador de agua. Todos ellos están fuera de peligro, precisó.
Otros cuatro agentes policiales sufrieron lesiones de mediana consideración, y 16 más heridas leves, durante incidentes en torno a barricadas, provocados por ”elementos del lumpen”, según Cienfuegos.
”Los 32 actos que se programaron durante el día se desarrollaron en forma absolutamente normal, pacífica. La verdad es que la gente se portó a la altura que corresponde a Chile. Nos sentimos orgullosos de ser un país pacífico, un país civilizado”, expresó el jefe policial a radio Cooperativa de Santiago.
El acto más importante del 30 aniversario del golpe fue la reapertura por parte del presidente Ricardo Lagos de la histórica puerta del costado este del palacio presidencial de La Moneda, en el número 80 de la calle Morandé, habitual acceso de los mandatarios, clausurado durante la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).
El 11 de septiembre de 1973, Allende se suicidó en La Moneda, bombardeada por los golpistas, tras un último alegato en defensa de la democracia.
Numerosas organizaciones políticas y de derechos humanos llegaron hasta el lugar durante el día para dejar ofrendas florales en memoria de aquel mandatario socialista y luego reunirse junto al monumento en su honor, a unos 50 metros de distancia, en la plaza de la Constitución, donde llegaron a concentrarse hasta 5.000 personas.
En contraste con la tranquilidad que reinó en esos actos, durante la noche arreciaron los disturbios, que incluyeron sabotajes a cables del tendido eléctrico en varios puntos de Chile.
En la Tercera Región, unos 800 kilómetros al norte de la capital, fueron derribadas varias torres de alta tensión, lo cual provocó un apagón que afectó a unas 300.000 personas en cuatro ciudades. Según fuentes policiales, en las cercanías de las torres saboteadas se encontraron panfletos del insurgente Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
El ministro de la Secretaría General de Gobierno, Francisco Vidal, y el intendente (autoridad gubernamental) de la región Metropolitana, Marcelo Trivelli, expresaron satisfacción por la incidencia relativamente baja de actos violentos, que atribuyeron a ”vándalos” y ”lúmpenes”.
El alcalde del municipio capitalino de Estación Central, Gustavo Hasbún, de la derechista y opositora Unión Demócrata Independiente, opinó en cambio que fueron muy graves los enfrentamientos registrados en Villa Francia, un conjunto habitacional de esa comuna.
Según Hasbún, allí actuaron ”elementos extremistas” adiestrados que se enfrentaron con armas de fuego a las fuerzas policiales, e hirieron a dos de sus integrantes. El alcalde sostuvo que eso justifica la aplicación de la Ley de Seguridad del Estado.
El sociólogo Tomás Moulián dijo a IPS que no corresponde calificar de ”vándalos” o ”lumpen” a quienes se manifiestan de manera violenta cada 11 de septiembre en Chile, ya que la mayoría de ellas ”al día siguiente actúan como personas normales y corrientes”.
”La mayor parte de la gente que participa (en las manifestaciones) no tiene que ver directamente con la Unidad Popular (la coalición que llevó al gobierno a Allende en 1970). En general, se trata de gente joven que no vivió esa experiencia”, dijo el autor de ”Chile: anatomía de un mito”, un crítico ensayo sobre la transición democrática.
”El 11 de septiembre es un momento que desata en ellos la ira por lo actual, no una ira por el pasado. Una ira por las actuales condiciones de vida”, agregó Moulián.
”No son vándalos, son personas que quieren expresar su rechazo a ciertas cosas, a la desigualdad terrible en la distribución del ingreso, donde el 20 por ciento de la población más pobre acumula apenas 4,6 por ciento de los ingresos”, explicó.
Uno de los aspectos que influyó en el relativamente bajo grado de violencia este año fue que en la fecha del aniversario no se realizó la tradicional romería desde el centro de Santiago hasta el memorial a las 3.000 víctimas de la represión dictatorial, en el Cementerio General.
Esa marcha, que se ha asociado con saqueo de establecimientos comerciales, destrucción de bienes públicos y represión policial, fue programada para este domingo por la Asamblea de los Derechos Humanos, que reúne a las principales organizaciones humanitarias.
Cienfuegos aseguró que la policía de carabineros dará una adecuada protección a quienes asistan a esa marcha, ya que se trata de una manifestación autorizada por las autoridades.
El jefe policial advirtió, sin embargo, que los efectivos antimotines de la policía tendrán que intervenir si se producen agresiones ”de gente que corresponde al lumpen”, contra quienes participen en la romería. (
