Las reelecciones de los gobiernos de la oriental provincia argentina de Buenos Aires y de la capital del país, los dos distritos donde viven casi la mitad de los 37 millones de argentinos, fortalece la posición del presidente Néstor Kirchner, quien llegó al cargo el 25 de mayo con apenas 23 por ciento de los votos validos. Además, el hecho de que el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no pertenezca al Partido Justicialista de Kirchner, hace que se consolide la estrategia del mandatario de abrir un arco de alianzas hacia los sectores de centroizquierda.