La comunidad internacional reanudó sus esfuerzos para lograr la liberación de la líder opositora de Birmania, Aung San Suu Kyi, que fue encarcelada por el gobierno militar a fines de mayo.
Alí Alatas, ex canciller y enviado especial de Indonesia, se encuentra en Rangún haciendo gestiones a favor de la liberación de la líder, y Razali Ismail, enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), llegará a la capital birmana la semana próxima.
Suu Kyi y altos dirigentes de su partido, la Liga Nacional para la Democracia, fueron puestos en custodia militar el 30 de mayo, luego de ser atacados en una localidad al norte de Rangún por paramilitares vinculados con la junta de gobierno.
El episodio se registró 19 meses después de la liberación de la líder de su anterior arresto domiciliario.
Alatas transmitió a las autoridades militares la preocupación de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) por la detención de Suu Kyi, galardonada con el premio Nobel de la Paz en 1989.
Indonesia ocupa la presidencia de ASEAN este año y será anfitriona de la novena cumbre del bloque regional, a realizarse el 7 y 8 de octubre en la isla de Bali, donde seguramente resurgirá la cuestión de Suu Kyi.
Mientras, Ismail visitará Rangún el 30 de septiembre e intentará una vez más impulsar el estancado diálogo con la oposición.
Luego de entregar a funcionarios de Rangún una carta de preocupación por Suu Kyi y de reunirse con el máximo líder militar, general Than Shwe, y el primer ministro, general Khin Nyunt, Alatas dijo a la prensa en Rangún que ambos líderes le manifestaron que "apreciaban el contenido de la carta y considerarían con cuidado las sugerencias".
Alatas no pudo reunirse con Suu Kyi porque la líder fue sometida a una intervención ginecológica, pero confía en que el gobierno militar tiene planes de liberarla, aunque no planteó ningún plazo.
La detención de Aung San Suu Kyi es "cada vez más contraproducente", declaró Alatas este miércoles.
La operación de Suu Kyi podría proveer a los generales una excusa para liberarla sin parecer que ceden a la presión externa, en especial de Occidente.
La líder opositora todavía está recuperándose en el hospital, pero se prevé que será dada de alta en breve.
"La operación salió bien y la paciente ha vuelto a la normalidad, física, mental y espiritualmente", declaró el médico Tin Myo Win, que dirigió la operación.
Suu Kyi está incomunicada desde hace cuatro meses. A principios de este mes, las autoridades militares permitieron a representantes de la Cruz Roja visitarla para disipar los rumores de que la líder estaba en huelga de hambre.
Pero el hecho de que Suu Kyi se encuentre en buen estado de salud no reducirá la presión internacional sobre Rangún para que la libere en forma inmediata e incondicional.
Algunos diplomáticos creen que la junta militar colocará a Suu Kyi bajo arresto domiciliario cuando salga del hospital. "Ahora tienen una buena razón humanitaria para trasladarla a su casa", comentó un embajador asiático en Rangún.
Rangún pretende reducir al menos la presión de sus vecinos asiáticos, especialmente en vísperas de la cumbre de ASEAN en Bali.
Mientras, líderes del sudeste asiático tratan de evitar que la cuestión de Suu Kyi y la falta de reforma política en Birmania dominen la cumbre.
"Esperamos un gesto significativo del régimen en las próximas dos semanas previas a la cumbre", dijo a IPS un diplomático establecido en Bangkok que trata regularmente con Rangún.
Poner a Suu Kyi "bajo arresto domiciliario y reanudar el proceso hacia la constitucionalidad reduciría la presión de ASEAN, al menos en los próximos meses", dijo.
Como dijo el propio Alatas, "ASEAN y Birmania están interesadas en que la cuestión de Suu Kyi no haga fracasar las deliberaciones del bloque", agregó el diplomático.
La Liga Nacional para la Democracia de Suu Kyi obtuvo una arrolladora victoria en los comicios de mayo de 1990, pero el gobierno de entonces desconoció el resultado electoral, prohibió las actividades de la oposición y encarceló o desterró a sus líderes.
Suu Kyi, hija del héroe anticolonialista Aung San, fue condenada a prisión domiciliaria e incomunicada. Desde entonces fue liberada y detenida innumerables veces.
Su última liberación se había producido en mayo de 2002, luego de que el enviado especial de la ONU a Birmania, Ismail, convenciera a los generales de iniciar un diálogo con la líder opositora.
Pero para el general Than Shwe, que asumió todo el poder político y militar, esa liberación fue un fin en sí mismo y no un paso hacia las negociaciones directas con la líder opositora.
Ahora, aparte de la liberación de Suu Kyi, varios gobiernos extranjeros (incluidos los de ASEAN) pretenden cierto progreso en el proceso de reconciliación.
El nuevo primer ministro, Nyunt, deberá probar la sinceridad del gobierno sobre los planes de introducción de reformas políticas y económicas a corto plazo.
"El general Khin Nyunt precisa un tiempo libre de presiones para impulsar sus planes de cambio, al menos tres meses", opinó un diplomático asiático establecido en Rangún.
En el pasado hubo una división dentro de la junta sobre la actitud a adoptar frente a la líder opositora Aung San Suu Kyi.
Los más radicales, como el general Than Shwe, se oponían al diálogo, mientras los jefes de inteligencia eran partidarios de trabajar con la oposición. En las últimas semanas, sin embargo, las diferencias parecen haberse superado, según observadores.