La ayuda militar de Estados Unidos a América Latina se ha más que triplicado en los últimos cinco años, según un informe publicado este lunes por tres organizaciones de la sociedad civil especializadas en política internacional.
Washington intensificó sus actividades de entrenamiento de fuerzas de seguridad de Asia central y sudoriental y de Medio Oriente, pero los soldados y policías latinoamericanos constituyeron la porción mayor de esos programas: 13.000 en un total de 34.000, según el estudio.
Los uniformados de Colombia fueron en 2002 la mitad de los latinoamericanos en programas estadounidenses de entrenamiento militar, agrega el informe del Fondo de Educación del Grupo de Trabajo sobre América Latina (LAWGEF), el Centro para la Política Internacional (CIP) y la Oficina de Washington para América Latina (WOLA).
En momentos de estancamiento y aun de caída económica, con millones de personas arrastradas a condiciones de pobreza, el dinero que Estados Unidos destina a los militares de América Latina equivale al dedicado para el desarrollo económico y social.
”A pesar de los constantes problemas de pobreza en América Latina, aumenta el énfasis de Estados Unidos en la ayuda militar ante la asistencia económica”, dijo la directora ejecutiva de LAWGEF, Lisa Haugaard.
Colombia es el principal receptor de asistencia estadounidense de todo el mundo detrás de Israel y de Egipto. Algunos de los criterios aplicados a Colombia pueden traspolarse a toda la región, según el informe ”Lo pintan los números: tendencias en los programas militares estadounidenses hacia América Latina”.
El estudio también manifiesta preocupación por los crecientes obstáculos impuestos a quienes pretendan obtener información confiable sobre los programas militares de Estados Unidos en América Latina.
El gobierno de George W. Bush ha rechazado sistemáticamente las solicitudes del Congreso legislativo de información sobre entrenamiento militar, ejercicios conjuntos y equipamiento suministrado a países latinoamericanos porque recopilar esos datos sería ”demasiado trabajoso” o de ”utilidad mínima”.
En varios casos, el gobierno trasladó los programas de entrenamiento del Departamento de Estado (cancillería) al Departamento (ministerio) de Defensa, cuyo presupuesto, de 400.000 millones de dólares anuales, es mucho más difícil de controlar.
Por otra parte, el control ejercido por el Departamento de Defensareduce efectivamente la información difundida y transfiere la supervisión a comités del Congreso menos especializadas en las prioridades de política exterior, en derechos humanos y en control civil de las actividades militares, según el informe.
Otra de las bajas es la jerarquía del Departamento de Estado, agrega.
”La tendencia del Congreso a financiar los programas de asistencia en seguridad a través del Departamento de defensa está restándole relevancia al Departamento de Estado”, dijo la directora de WOLA, Joy Olson. El control civil de las fuerzas armadas latinoamericanas siempre ha sido débil, agregó.
La militarización de la asistencia estadounidense a América Latina comenzó bajo la presidencia de Bill Clinton (1993-2001), particularmente por el lanzamiento del Plan Colombia contra la guerrilla y el narcotráfico en 2000, pero la tendencia se agudizó con el gobierno de Bush, según el informe.
Para el año fiscal 2004, que comienza el 1 de octubre, el gobierno solicitó un total de 874 millones de dólares en asistencia militar y policial para América Latina frente a los 946 millones destinados a programas económicos y sociales.
Durante la guerra fría, la asistencia militar y policial a América Latina era menos de la mitad de la social y económica. Pero el aumento actual se registra en momentos en que 40 por ciento de la población está sumergida en la pobreza.
En cuanto a Colombia, de los 553 millones de dólares de asistencia total para 2004 corresponden a ayuda social y económica apenas 136 millones, un millón menos que en 2003, cuando el monto global ascendió a 605 millones.
Brasil recibió 21 millones de dólares en asistencia militar y de seguridad en el año fiscal 2002-2003, cifra ligeramente menor a la de ayuda social y económica. En Ecuador, la relación se revirtió: de 46 millones en asistencia económica y 30 millones en ayuda militar este año a 40 y 49 millones.
Incluso Costa Rica, país que carece de ejército, recibirá el año próximo más ayuda militar que económica.