El rescate en Venezuela del secuestrado líder socialcristiano Sergio Calderón de las manos de hampones en la frontera con Colombia, elimina una de las piezas con las que la oposición política ha jaqueado al presidente Hugo Chávez.
Desde que Calderón fue secuestrado en su finca del sudoeste venezolano el 25 de julio, la oposición acusó al gobierno de complicidad e incluso de ejecutar el rapto, en decenas de declaraciones divulgadas por medios de comunicación y en marchas, mitines, misas y vigilias, clamando por la liberación del dirigente.
Mientras Calderón estuvo cautivo, Chávez completó la mitad del período de seis años de su presidencia, abriéndose la posibilidad, el martes, de que se organice un referendo sobre su mandato que podría desalojarlo del poder.
El miércoles, la oposición acompañó con marchas multitudinarias en Caracas la entrega de una solicitud de referendo, para el que reivindica haber colectado tres millones de firmas. El oficialismo responderá con un mitin este sábado.
Calderón, un político locuaz y popular apodado el cura por su pasado de seminarista católico, fue gobernador del sudoccidental estado andino de Táchira y secretario general del partido socialcristiano Copei, una de las principales fuerzas opositoras.
Yo descarto de plano, con muchísima responsabilidad, que haya sido un secuestro político, dijo Calderón en sus primeras declaraciones a la prensa tras ser liberado.
La presentación del caso como obra del gobierno o de grupos irregulares que lo respaldan en la frontera fue un manejo irresponsable de sectores de la oposición y de medios de comunicación faltos de escrúpulos, deploró el vicepresidente José Vicente Rangel.
El funcionario recordó que también el Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos metió la cuchara en esta sopa, cuando emplazó al gobierno venezolano a una acción eficaz en el caso Calderón, intervención que en su oportunidad rechazó el propio Rangel.
Las policías de Venezuela y Colombia informaron que Calderón fue rescatado mediante una operación comando en la madrugada de este viernes, en un apartado paraje en las selvas montañosas venezolanas próximas a la línea fronteriza, 700 kilómetros al sudoeste de Caracas.
Cinco de los captores perecieron y otros dos resultaron heridos, según informaron los jefes policiales Marcos Chávez, de Venezuela, y Antonio Mijares, de Colombia.
El Departamento Administrativo de Seguridad de Colombia colaboró con sus similares de Venezuela mediante información de inteligencia que permitió seguir a cómplices del secuestro cuando intentaban negociar el cobro de rescate.
Calderón atribuyó su secuestro a una mala información (de los delincuentes) con respecto a mi situación económica, pues el fundo que posee es muy pequeño, y sus captores me hicieron ver que lo que buscaban era dinero para financiar su grupo, dijo.
Casi todos los que lo retuvieron eran personas muy jóvenes, no llegaban a 30 años, con acento colombiano. Me trataron respetuosamente y siempre estuve en Venezuela, aseveró.
Incluso una vez discutieron seis de ellos sobre el gobierno de Chávez, y cuatro lo criticaron mientras que dos lo apoyaron, evocó Calderón.
Dijo que en una oportunidad uno de sus secuestradores improvisó una banderola con las siglas EPL, las del Ejército Popular de Liberación, pequeña guerrilla maoísta colombiana que no actúa en la zona, donde en cambio han incursionado las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional y las paramilitares Autodefensas Unidas.
Medios de comunicación en Venezuela y Colombia divulgaron versiones según las cuales el secuestro de Calderón pudo ser el estreno de unas Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL), grupo armado irregular que apoyaba al gobierno de Chávez.
Las FBL serían una creación de las FARC y muestra de la connivencia entre Chávez y la guerrilla colombiana, tesis que llevó a portavoces de Washington a pedir que Caracas marcara claramente sus distancias con la subversión y el terrorismo.
Este jueves en Colombia, el senador oficialista Germán Vargas, presidente del Congreso legislativo, anunció un debate parlamentario sobre los presuntos vínculos de Chávez con las FARC, pues los legisladores contamos con una libertad de la cual no goza el gobierno (de Alvaro Uribe) para poner en conocimiento esos hechos.
Esgrimiendo recortes de prensa, Rangel mostró este jueves cómo portavoces de la oposición responsabilizaron durante semanas al gobierno por el secuestro.
El gobierno es responsable y cómplice en el secuestro, había dicho el presidente de Copei, Eduardo Fernández. Y el presidente del sindicato de ganaderos, José Betancourt, declaraba que si bien este es un caso político, la industria del secuestro opera asistida por la impunidad oficial.
El líder sindical Manuel Cova había afirmado que la Confederación de Trabajadores responsabiliza al gobierno del secuestro, y el partido socialdemócrata Acción Democrática, principal de oposición, declaró que el rapto es parte de la estrategia del gobierno para aterrorizar a la oposición.
Rangel se extendió en lo que llamó un largo paneo por la hipocresía, pues no es posible que ante delitos tan abominables haya personas que como buitres se abalanzan sobre la situación para tratar de manipularla de manera vergonzosa.
Mientras el gobierno se anota este tanto, el país aguarda que en cuestión de horas o días el Tribunal Supremo de Justicia designe un nuevo Consejo Electoral de cinco miembros, que deberá procesar la solicitud de referendo. (