El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se movió este martes en Venezuela con mucha cautela a la hora de abordar la disputa entre su anfitrión Hugo Chávez y la oposición, tras acordar negocios entre ambos países por 1.000 millones de dólares.
”La consulta popular es la forma más democrática de expresión social”, respondió Lula en Caracas ante la pregunta referida a si apoyaba la convocatoria de un referendo revocatorio del mandato presidencial de seis años de Chávez, que finaliza en 2006.
Sin embargo, aclaró que ”los venezolanos tienen un Tribunal Supremo y una Constitución que reglamenta esta situación”.
A pesar de su aclaración de que no puede intervenir en asuntos internos de Venezuela, Lula no dudó al momento de afirmar que ”Brasil siempre estará en contra de cualquier tentativa de golpe de Estado o de quiebre de la institucionalidad”.
La crisis política se agudizó en Venezuela el año pasado hasta llegar a su punto culminante en abril con el golpe de Estado cívico-militar que alejó a Chávez del gobierno por dos días.
Ya en enero, cuando Chávez enfrentaba la huelga general patrono- sindical iniciada el 2 de diciembre, el nuevo gobierno de Brasil convocó a un grupo de países llamados amigos para buscar una solución al problema interno venezolano, al cual se sumaron Chile, España, Estados Unidos, México y Portugal.
Chávez trata a su par brasileño de ”compañero Lula”, lo visitó cinco veces en lo que va del año y ahora le agradeció la ayuda en combustible en momentos en que Venezuela debió recurrir a compras externas ante la paralización de su industria petrolera en diciembre y enero.
Además, el mandatario venezolano ha abierto numerosos campos de inversión a capitales brasileños y es un ardoroso defensor de la integración sudamericana que promueve Brasilia.
En esta primera visita oficial de Lula, líder del izquierdista Partido de los Trabajadores, Chávez le dijo públicamente que ”con el golpe en Venezuela se quería enviar una advertencia al pueblo brasileño”.
Chávez recordó que en abril de 2002, cuando empresarios, sindicalistas y militares intentaron derrocarlo, Lula estaba en plena campaña electoral de la que emergió vencedor.
”Me gusta más la Cruz del Sur que la estrella Polar”, añadió Chávez frente a su homólogo brasileño, en alusión a la declarada preferencia de este último de integrar a América del Sur antes de concluir la negociación para la creación del Area de Libre Comercio de las Américas.
Lula llegó a Caracas desde Lima, donde firmó una alianza estratégica con Perú, nuevo asociado del Mercado Común del Sur (el Mercosur conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), como ya lo son Bolivia y Chile. También Venezuela aspira a sumarse a este grupo en diciembre.
”Brasil históricamente estuvo volcado hacia el (océano) Atlántico, pero teje cada vez más formas de relacionarse con los latinoamericanos y abre los brazos para que sobre nuestras fronteras, estables y pacíficas, construyamos carreteras, puentes y ferrovías de la futura comunidad sudamericana”, dijo Lula.
El mandatario brasileño desembarcó en Caracas con una línea de crédito por 1.000 millones de dólares para obras de infraestructura y negociaciones comerciales, mediante un convenio que administrarán el Ministerio de Finanzas de Venezuela y el Banco de Desarrollo Económico y Social de Brasil.
Con esos recursos se financiará un tercer puente sobre el río Orinoco, en el sudeste venezolano, una central azucarera, la compra de 40.000 vacunos para mejorar la ganadería venezolana, la construcción de usina hidroeléctrica en la frontera con Colombia e importaciones de alimentos y fármacos, se indicó.
Sobre el río Orinoco, donde ya existe un puente carretero que data de hace 30 años, se construye una segunda vía, carretera y ferroviaria, a cargo de la firma brasileña Odebrecht, a un costo de 480 millones de dólares, 96 millones de los cuales aporta el Estado venezolano y el resto el Banco do Brasil.
El comercio brasileño-venezolano sumó 1.800 millones de dólares en 2001 y 1.500 millones en 2002, cifra esta última que puede repetirse este año.
El intercambio entre ambos países puede ”llegar en corto plazo a 3.000 millones de dólares de intercambio”, indicó el ministro venezolano de Zonas Económicas especiales, Francisco Natera.
Lula cumplió la mitad de su jornada de visita en Caracas y luego viajó con Chávez a la Guayana venezolana, para visitar las obras del puente y de los complejos hidroeléctricos sobre el río Caroní, desde los cuales se envía electricidad al vecino estado de Roraima, en el extremo norte de Brasil.
Odebrecht también fue contratada para construir un sistema de riego en el oeste venezolano, por 137 millones de dólares, y una nueva línea del metro (ferrocarril subterráneo) caraqueño, en tanto la petrolera estatal brasileña Petrobras opera un taladro en campos del noroeste de Venezuela.
Una declaración conjunta suscrita por Lula y Chávez saludó los acuerdos de trabajo que han suscrito Petrobras y la también estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) para explorar negocios conjuntos en las áreas de hidrocarburos y energía eléctrica.
La declaración además saludó los trabajos de una decena de comisiones binacionales que atienden las áreas de ambiente, combate a la minería ilegal y al narcotráfico, la salud, ciencia y tecnología, aduanas, transporte carretero e intercambio cultural.
En ese ámbito se confirmó el apoyo de Brasilia y Caracas a ”la consolidación del espacio de integración de América del Sur”, mediante negociaciones entre el Mercosur y la Comunidad Andina de Naciones (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela), que deberían completarse antes del 31 de diciembre.
En el terreno político, reiteraron la prioridad que ambos gobiernos atribuyen al combate contra la pobreza y a la exclusión social.
En la esfera de las relaciones internacionales, se registró el constante apoyo de Venezuela a la pretensión de Brasil para ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas. (
