IRAQ: Sunitas ocupan el incómodo asiento de atrás

La dominación del grupo islámico sunita en Iraq está amenazada por primera vez en la historia nacional bajo el gobierno designado por las fuerzas de ocupación de Estados Unidos y Gran Bretaña.

Los sunitas no sólo son minoría en el Consejo de Gobierno provisional, sino que son objeto de secuestros y redadas, algo que no ocurría bajo el gobierno del derrocado Saddam Hussein, dicen.

El grupo al que pertenecían Saddam Hussein y la mayoría de su partido Baath predomina al norte y al oeste de Bagdad, el corazón de la resistencia a la ocupación extranjera, y muchos de sus miembros se quejan de su tratamiento por las fuerzas de ocupación.

Mi'ad y su cuñado Salman fueron encarcelados para forzar al esposo de Mi'ad, Ammar, a entregarse.

Ammar trabajaba para los servicios de inteligencia policial bajo el régimen de Saddam Hussein. Pero Mi'ad está separada de él, y dice que no lo ha visto por mucho tiempo.
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Mi'ad y Salman fueron liberados luego de 21 días en prisión. ”Nos dieron un paseo por la aldea. Se disculparon un par de veces y luego dijeron: 'Adiós, saludos a su familia'”, contó Salman.

Particularmente, les irrita la forma en que los soldados tratan a las mujeres.

Lo que era la puerta de la casa de Habib Ali Farhan yace a 10 metros de la construcción, convertida en una hoja retorcida de metal, desde que soldados estadounidenses entraron para registrar la casa, a mediados de julio. Desde entonces, la familia de nueve miembros duerme sin puerta.

”Escuché una fuerte explosión en medio de la noche y salí corriendo del dormitorio para ver qué pasaba”, recordó Mi'ad Abbas Mohammed, la nuera de Farhan.

”Cuando entré en la cocina, un soldado gritó: '¡Abajo, abajo!'. Por suerte entiendo algunas palabras de inglés y pude obedecer. Luego me cacheó en el suelo”, relató.

Este tipo de incidentes inflama el enojo de la comunidad musulmana sunita local, profundamente conservadora, constituida mayoritariamente por agricultores y comerciantes que viven entre campos de hortalizas y girasoles, a unos 10 kilómetros de Bagdad.

Históricamente, Iraq siempre fue dominada por los sunitas, ya fuera bajo los califas abasidas, los turcos otomanos o los monarcas hachemitas.

Ahora, el Consejo de Gobierno provisional refleja la mayoría numérica del grupo islámico chiita. De los 25 miembros del organismo, sólo cinco son sunitas.

”Esto es como llamar a los problemas”, opinó Mudar Shawkat, un líder del Congreso Nacional Iraquí, un grupo opositor del gobierno de Saddam Hussein cuyo presidente, el chiita Ahmed Chalabi, integra el Consejo de Gobierno.

Shawkat, un sunita, considera inaceptable que se cambie de repente el equilibrio de poder que ha existido durante tanto tiempo en este país de tradición secular.

”Los árabes sunitas han estado involucrados en el gobierno de Iraq por cientos de años. Nunca aceptarán un papel marginal”, advirtió.

Saad Jawad, profesor de ciencia política de la Universidad de Bagdad, concordó con Shawkat. Ambos consideran disparatado asignar puestos en el Consejo de Gobierno según líneas sectarias.

”Este Consejo no representa a nadie”, afirmó Jawad, y agregó que a los iraquíes, incluidos los sunitas, no les importaría tener ministros chiitas, ”si no fuera porque son elegidos sólo por ser chiitas”.

Shawkat opinó que un enfoque regional habría sido más adecuado, sin enfatizar la división sunitas-chiitas, y habría tenido la ventaja de producir representantes más conocidos para el pueblo.

Pero muchos creen que el descontento sunita habría sido difícil de evitar en cualquier caso. La mayoría chiita sufrió más que cualquier otro grupo bajo los 35 años de gobierno del Partido Baath, y sus líderes han dejado claro que ahora esperan una representación adecuada.

Varios líderes sunitas acusan a Irán, cuyo gobierno está dominado por los chiitas, de alimentar la ambición de los chiitas iraquíes. En casi todas las conversaciones con sunitas de Bagdad, surge el tema de los intentos de Irán por controlar Iraq.

”Son los iraníes y los chiitas que trabajan para ellos los que realizan ataques en áreas sunitas y luego dejan que los habitantes locales carguen con la culpa”, afirmó un miembro de una acaudalada familia sunita de Bagdad.

La historia de diferencias entre sunitas y chiitas tiene 14 siglos, pero actualmente se basa más en razones políticas que religiosas.

Tras la muerte de Mahoma, el profeta de los musulmanes, éstos se dividieron entre los seguidores del califa Abu Bakr y los de Alí ibn Abi Talib, yerno de Mahoma. La división se formalizó con la muerte en el año 661 del imán Alí, y su reemplazó por su rival Muawiya.

Quienes reivindicaban los derechos al poder religioso y político de los descendientes de Alí fueron conocidos como chiitas, en contraposición a los sunitas, que admitían la tradición y el derecho a la libre sucesión, no hereditaria.

El cisma se mantuvo en las generaciones siguientes. Muawiya fue sucedido por su hijo Yazid. El hijo de Alí, Hussein, desafió a Yazid, y eso condujo a una batalla entre los seguidores de ambos.

Hussein y los suyos fueron masacrados en Karbala, actual territorio iraquí, en 680. Este acontecimiento convirtió a la ciudad en uno de los lugares más sagrados para los chiitas, y a Iraq en tierra santa para este grupo musulmán.

Los chiitas creen que un imán llegará a la tierra a salvarlos de la opresión en que han vivido desde entonces.

Las divisiones entre ambos sectores musulmanes se mantuvieron en la historia reciente de Iraq.

En el régimen de Saddam Hussein, la minoría sunita retuvo el control del gobierno y las fuerzas armadas. Los sunitas también ocuparon el liderazgo en el sector empresarial y son mayoría entre los profesionales iraquíes.

Aunque ambos grupos comparten las costumbres del Islam, las diferencias persisten hasta hoy por el énfasis de los chiitas en el papel de guía de los clérigos.

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