IRAQ-EEUU: Una empresa discreta, poderosa e incompetente

Una de las empresas estadounidenses vinculadas con el gobierno de George W. Bush a cargo de la reconstrucción de Iraq se caracteriza por actuar en el mayor secreto. Pero su fracaso en un proyecto clave le hizo ganar notoriedad.

Se trata de Scientific Applications International Corporation (SAIC), radicada en la ciudad de San Diego, en el sudoccidental estado de California, una de las firmas contratistas más grandes, más lucrativas y mejor conectadas políticamente.

Desde abril, la mayoría de los expertos contratados por SAIC para construir una nueva red de medios de comunicación en Iraq, por encargo del gobierno de Bush, terminaron renunciando para deslindar responsabilidades de los grandes errores que cometió la compañía.

”SAIC no tenía ninguna calificación para dirigir una red de medios de comunicación. Todo fue increíblemente mal planeado. Lo que están haciendo resulta incomprensible”, dijo a IPS el investigador de la organización defensora de la libertad de expresión Index on Censorship Rohan Jayasekera.

SAIC, por ejemplo, adquirió equipos incompatibles con los sistemas de transmisión y recepción existentes en Iraq y tampoco hizo planes de programación para la televisión, por lo que debió pedir ayuda a la Voz de los Estados Unidos de América, explicó Jayasekera desde Londres.
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El iraquí Ahmad Rikabi fue uno de los renunciantes al proyecto, al parecer frustrado por la falta de planificación. ”Saddam Hussein se está promocionando mejor (que la ocupación) a través de los canales (de televisión satelital) del Golfo Al Jazeera y Al Arabiya”, dijo Rikabi.

De los 6.000 millones de dólares que SAIC facturó el año pasado, dos tercios procedieron del Tesoro estadounidense, principalmente del presupuesto de defensa.

Esta firma es una de las más ”misteriosas” de las 10 mayores firmas de fabricaciones militares, debido a su agresividad en la puja por los contratos, según el diario The Washington Post.

Misteriosa porque, al pertenecer a sus empleados, no debe presentar informes ante la Comisión de Valores y Cambio de Estados Unidos, y porque sus funcionarios de prensa no suelen dar información a los periodistas que la solicitan.

De hecho, los funcionarios de prensa de SAIC derivaron todas las preguntas formuladas para elaborar esta nota a la oficina de prensa del Departamento (ministerio) de Defensa.

Mientras, otras firmas favorecidas con contratos para la reconstrucción de Iraq están bajo el escrutinio público. La mayoría de sus directores han figurado entre los principales asesores civiles del Departamento de Defensa o en el no gubernamental Comité para la Liberación de Iraq (CLI).

Las dos grandes ganadoras fueron Halliburton, de la cual el vicepresidente estadounidense Dick Cheney fue director general, y la gigante de ingeniería Bechtel, cuyo vicepresidente, Jack Sheehan, integra la Junta de Política de Defensa, órgano que reúne a los principales asesores civiles del Pentágono.

Un miembro del directorio y ex ejecutivo de Bechtel es el ex secretario de Estado (canciller) George Schultz, quien también presidió el CLI, organización que ayudó a promover ante la opinión pública la guerra contra Iraq y que se disolvió el mes pasado.

En cuanto a SAIC, especializada en tecnologías avanzadas con aplicaciones bélicas, en particular sistemas de control y comando, está profundamente involucrada en las operaciones más importantes del Pentágono en Iraq.

El hecho no sorprende, teniendo en cuenta las diversas conexiones de la compañía.

Entre los halcones de la Junta de Política de Defensa figura el almirante retirado William Owens, ex jefe del Estado Mayor Conjunto que fue presidente y director general de SAIC, y que actualmente es su vicepresidente.

Otro miembro del directorio de SAIC es el general retirado Wayne Downing, que hasta el verano boreal pasado fue el principal experto en terrorismo del Consejo de Seguridad Nacional, encabezado por Condoleeza Rice.

Antes de ocupar ese cargo, Downing representó ante el Poder Legislativo estadounidense los intereses del Congreso Nacional Iraquí (CNI), grupo opositor al régimen de Saddam Hussein encabezado por Ahmed Chalabi, controvertido exiliado iraquí aliado con el sector más conservador del gobierno de Bush.

Al igual que Shultz, Downing integraba el CLI, que a su vez trabajaba estrechamente con el Congreso Nacional Iraquí.

Otro ejecutivo y ex vicepresidente de SAIC también tiene una antigua conexión con Iraq: David Kay, ex inspector de armas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contratado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para rastrear armas de destrucción masiva en Iraq.

Ex funcionario del área científica durante la presidencia de Ronald Reagan (1977-1989), Kay sostuvo que no podía suponerse que las inspecciones internacionales de desarme ”contuvieran” al régimen de Saddam Hussein.

Estas conexiones pueden explicar algunos de los éxitos de SAIC en la obtención de contratos para la reconstrucción de Iraq.

La empresa estadounidense ha dirigido el Consejo de Desarrollo y Reconstrucción de Iraq (IRDC) desde el establecimiento del órgano por el Pentágono en febrero.

Los 150 iraquíes empleados por el programa, la mayoría exiliados que retornaron al país en mayo, tienen el objetivo de servir como ”rostro nacional” de la ocupación, según informes de prensa.

Altos funcionarios iraquíes del IRDC, muchos de los cuales están muy vinculados con el CNI, tienen cargos en todos y cada uno de los 23 ministerios que se procura reconstruir.

Quizás no sea coincidencia que el vicepresidente corporativo para estrategias y desarrollo de SAIC, Christopher Ryan Henry, se haya integrado con un alto cargo en el Pentágono como al mismo tiempo que se constituía el IRDC.

SAIC ha sido subcontratada, asimismo, por Vinnel Corporation, otra gran empresa de defensa hace mucho tiempo a cargo de entrenar a la Guardia Nacional de Arabia Saudita. Ahora, Vinnel tiene la misión de reconstituir y entrenar al nuevo ejército iraquí.

No se conoce el resultado de los proyectos relacionados con el IRDC y con la reconstrucción del ejército. Pero el plan de crear la Red de Iraquí de Medios de Comunicación (IMN), a un costo mínimo estimado de 25 millones de dólares, fue hasta ahora un gran fracaso.

Se trata de un plan lanzado a mediados de abril y que ocupa el espacio de un programa de guerra psicológica Commando Solo, por el cual se trasmitieron emisiones de radio desde aviones cargueros C- 130.

El IMN tiene el objetivo de consolidar un nuevo ministerio de información que incluirá emisoras de radio y televisión y un diario, así como diseñar el contenido de esos medios de modo que resulten atractivos para los iraquíes.

SAIC contrató para la tarea al ex director de la radio Voz de los Estados Unidos de América Robert Reilly, un extravertido derechista que comenzó su carrera en los años 80 como promotor ante la Casa Blanca de la oposición armada al gobierno izquierdista de Nicaragua.

Pero en junio, Reilly y su segundo, Mike Furlong, ya no trabajaban en el proyecto.

”La transmisión de noticias se volvieron cada vez más irrelevantes para los iraquíes, que no están realmente interesados en el caso Laci Peterson”, un sonado homicidio cometido en Estados Unidos, dijo en mayo una fuente especializada al diario The Washington Post.

”No hay información disponible en este momento”, indicaba el miércoles la página de la autoridad provisional de la ocupación estadounidense en Iraq dedicada al proyecto.

El estadounidense Don North, con experiencia en Afganistán, lamentó luego de renunciar al proyecto, en declaraciones a The New York Times, que el Pentágono no esté interesado en el periodismo profesional.

El propio Departamento de Defensa está buscando una alternativa al contrato con SAIC, dijo Jayasekera.

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