GRAN BRETAÑA: Magia vieja con alfombra nueva

El viaje de Aladino de la pobreza al palacio del sultán de Persia, una de las narraciones de ”Las Mil y Una Noches”, ha fascinado a generaciones enteras. La lámpara mágica que le concede todos sus deseos es la clave del cuento.

La compañía de teatro multimedia Moti Roti, de Londres, y la estadounidense The Builder's Association, especializada en puestas escénicas con tecnología de avanzada, reinterpretaron la peripecia de Aladino para un público del siglo XXI.

El resultado es ”Alladeen” (deformación de Aladdin, Aladino en inglés), cuya trama sugiere que una traducción del mito a la realidad sería muy diferente de la fantasía. La lámpara prodigiosa es una tarjeta de crédito. La obra se estrenó en el teatro The Barbican, de Londres, y ahora está de gira mundial.

La audiencia es conducida de Nueva York a India y de ahí a Londres para mostrar cómo opera el deseo humano de gratificación instantánea, tema presente en toda la puesta.

Buena parte de la historia transcurre en centros de atención telefónica al cliente de la meridional ciudad india de Bangalore, cuyos jovenes operarios procuran borrar de su voz cualquier rastro de su origen para convencer a sus interlocutores que están en algún lugar de Estados Unidos o Gran Bretaña.

Así, obtienen altos salarios en comparación con los que recibirían en otros empleos en India, e incluso la posibilidad de viajar a Occidente. Pero también pagan un precio elevado por la concreción de sus sueños: el sacrificio de su propia identidad.

Más de 100.000 personas trabajan en los muchísimos centros de atención telefónica de India. Lo hacen de madrugada, para salvar la diferencia de horarios con Estados Unidos y Gran Bretaña.

La idea de ”Alladeen” surgió cuando los responsables de Moti Roti y de The Builder's Association se manifestaron la intención de trabajar en conjunto. ”Admirábamos recíprocamente nuestro trabajo”, dijo uno de los fundadores de Moti Roti, Alí Zaidi.

”Nos gustaba el trabajo de The Builder's Association, porque usan la tecnología de un modo muy interesante y tienen actores que no le tienen miedo a ella. Cuando finalmente empezamos a discutir qué queríamos, pensamos con el otro director de Moti Roti, Keith Khan, que sería interesante explorar una fábula, un cuento popular”, dijo.

Por esos días, el diario estadounidense The New York Times publicó un informe sobre los centros de atención telefónica a clientes en India.

”La directora artística de The Builder's Association, Marianne Weems, nos envió la nota y surgió la idea de ubicar la historia en uno de esos centros, de explorar qué sucede cuando el deseo de riqueza instantánea se cumple, pero pagando un precio”, dijo Zaidi.

”Alladeen” comienza y termina con segmentos situados en Nueva York y en Londres, donde asiáticos ricos y ostentosos viven como en cuentos de hadas.

Pero el corazón de la obra se ubica en Bangalore, donde los operarios de los centros de atención telefónica deben separar su identidad real de la que crearon para su trabajo, para la que, por ejemplo, asumen el nombre de los personajes de la serie televisiva estadounidense ”Friends”.

Los operarios no solo deben asumir nuevos nombres, sino toda una identidad, una historia personal completa, de modo de poder asegurar que viven en un país al que muchos de ellos ni siquiera han visto.

Sobre la acción en el escenario, una pantalla reproduce en filme historias paralelas que comentan la acción y, en ocasiones, crean una especie de diálogo entre personajes.

Al final, el público ve en las pantallas a trabajadores reales de los centros de atención telefónica en Bangalore. Jóvenes hombres y mujeres explican allí, en un inglés de pronunciación estadounidense, cómo es su vida laboral.

”Muchos de ellos ven que es el momento en la vida de sacrificarse para ahorrar dinero con el fin de estudiar en la universidad o cumplir otros objetivos”, dijo Zaidi, quien viajó a India para filmar las entrevistas.

Algunos de los momentos más divertidos de la obra son los diálogos telefónicos en que los operadores procuran mantenerse un paso adelante del interlocutor, que parece tener la intención de poner a prueba sus conocimientos sobre Estados Unidos.

Y muchos de esos jóvenes indios conocen ese país sólo por libros, revistas, televisión y cine.

Mientras, los supervisores estadounidenses escuchan las conversaciones para controlar lo que denominan ”interferencias de la lengua nativa”. Una confusión idiomática puede costarles el empleo si se repite con frecuencia.

En las filmaciones realizadas por Zaidi, los operarios de los centros telefónicos hablan entre ellos sobre Estados Unidos como si fuera el palacio del sultán.

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