ECONOMIA-BRASIL: Crecimiento gradual, con limitaciones y riesgos

La economía de Brasil puede crecer desde el final de este año, con una aceleración gradual que quizás alcance buen ritmo a partir de 2005, o quizá se interrumpa pronto por el desequilibrio en las cuentas externas, según las previsiones discrepantes de analistas.

El pronóstico más optimista es compartido por autoridades y economistas que apoyan la política económica del gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, de fuerte reducción de gastos gubernamentales y altas tasas de interés para contener la inflación.

Los críticos de esa orientación, que cumple con creces las metas y recomendaciones del Fondo Monetario Internacional acordadas en 2002 por el gobierno anterior de Fernando Henrique Cardoso, temen una frustración del anhelo general de un crecimiento económico sostenido.

Brasil necesita que su economía crezca cinco por ciento al año ”como mínimo” y por muchos años, para solucionar sus problemas, entre ellos los de desempleo y la pobreza, dijo a IPS Antonio Carlos Macedo e Silva, profesor de la Universidad Estadual de Campinas, ciudad ubicada a cien kilómetros de Sao Paulo.

Las previsiones más comunes indican que este año la expansión del producto interno bruto (PIB) del país será inferior a 1,5 por ciento, recuperándose de una recesión en el primer semestre, y difícilmente superará tres por ciento en 2004.

El Banco Central decidió el miércoles reducir la tasa básica de intereses de 24,5 a 22 por ciento, y eso permitirá a los brasileños terminar este año ”un poco mejor”, pero ”no es suficiente para asegurar un proceso virtuoso y sustentable de crecimiento”, evaluó Macedo.

En la economía brasileña, ”estrangulada por su necesidad de financiación externa”, un pequeño crecimiento amplía la necesidad de importaciones y restringe las exportaciones, lo cual desequilibra la balanza de pagos y obliga ”a contraer nuevamente” el mercado interno, explicó.

Por la misma razón, cualquier turbulencia o alteración en el cuadro internacional puede provocar una crisis en Brasil, con fuga de capitales o caída del crédito externo para empresas del país, como ocurrió varias veces en los últimos seis años, apuntó el economista.

Para desactivar esa ”trampa del bajo crecimiento” es necesario un gran superávit comercial, lo que exige estímulos a las exportaciones y a la sustitución de importaciones, pero el gobierno actuó al revés este año, con una política que aumentó la cotización del real, lamentó.

Carlos Thadeu de Freitas, ex director del Banco Central y actual asesor de la Confederación Nacional del Comercio, además de profesor en una institución de Río de Janeiro, cree que el PIB brasileño podrá crecer ”cinco por ciento o más” a partir de 2005, tras un periodo ”de recuperación” en 2004.

En su evaluación, la deuda pública impide el crecimiento, y eso justifica el esfuerzo fiscal del actual gobierno para obtener un superávit primario equivalente a 4,25 por ciento del PIB.

Para lograr tal meta, es preciso mantener los gastos públicos muy por debajo de los ingresos, sin contar los intereses de la deuda, hoy el mayor destino de los pagos gubernamentales.

El objetivo es evitar el aumento de la deuda estatal en proporción al PIB, para mantener la confianza en la solvencia del Estado. ”El crecimiento sustentable, en un círculo virtuoso, sólo será posible con la reducción de la deuda pública neta”, sostuvo Freitas en entrevista con IPS.

La reforma del sistema de previsión social, respaldada ya por la mayoría de la Cámara de Diputados y cuya aprobación final por el Senado se considera segura, no mejora mucho la situación inmediata del Tesoro, pero indica una rebaja futura de la deuda, ”mejorando la percepción de solvencia del Estado”, lo cual contribuirá a la recuperación económica, añadió.

El cumplimiento de la meta fiscal y la reducción de la inflación, obtenida con el alza de los intereses, permitirán recuperar la economía, afirmó el ex director del Banco Central.

En este fin de año, la baja inflación estimulará la actividad económica y el aumento del consumo más que la rebaja de los intereses, evaluó.

Pero no habrá una recuperación acelerada, porque la inflación elevada desde el año pasado, de 15 por ciento acumulado en los últimos 12 meses, más el gran desempleo, redujeron el ingreso de la población, y eso se recompone lentamente, explicó Freitas.

La inflación actual tiende a menos de siete por ciento en los próximos 12 meses, según los expertos. El desempleo abierto aumentó de 10,5 por ciento en diciembre a 13 por ciento en junio, un nivel sin precedentes, bajando a 12,8 por ciento en julio, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

De acuerdo con las mediciones del IBGE, el promedio de salarios de los trabajadores en áreas metropolitanas de Brasil fue el mes pasado 833,50 reales (unos 278 dólares), 16,4 por ciento menos que en julio de 2002, lo cual refleja el desempleo y la inflación.

En un cuadro así, la reanudación del crecimiento económico depende de mayores gastos gubernamentales, señaló a IPS el profesor Fernando Cardim, de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

La expansión exige inversiones de las empresas, pero nadie se dispone a ampliar la producción ante la demanda reducida. Superar el estancamiento exige una iniciativa del gobierno, que parece improbable ante la insistencia en el aprieto fiscal, que traba el crecimiento, evaluó.

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