Narcotraficantes mexicanos contratan a niños, niñas y adolescentes para transportar drogas a Estados Unidos o venderlas en el mercado interno. Se trata de una nueva estrategia de las mafias que aún no encuentra una respuesta gubernamental contundente.
Aunque todavía son pocos, se multiplican los casos detectados de menores vendiendo o transportando droga, especialmente en la frontera con Estados Unidos. El gobierno debe poner atención al fenómeno, que no se daba en los años 90, sugieren expertos.
En la frontera entre El Paso, Estados Unidos, y Ciudad Juárez, México, las autoridades detuvieron de enero a julio a 86 menores por transportar droga, cantidad apenas menor a la registrada en todo 2002, cuando fueron 93.
Los narcotraficantes pagan de 300 a 1.000 dólares a menores de entre 10 y 17 años para pasar droga de México a Estados Unidos por las carreteras que unen a esas dos ciudades, indicó esta semana el cónsul mexicano en El Paso, Juan Carlos Cué.
Autoridades de las dos ciudades fronterizas, que tienen un intenso movimiento comercial y de cruce de personas, presentaron esta semana una campaña en escuelas y medios de comunicación de la zona con el lema ”Vamos…, vivamos sin drogas”, en la que difunden mensajes en inglés y español contra el comercio y el consumo de drogas.
León Contreras, investigador sobre temas de narcotráfico, dijo a IPS que el uso de niños y adolescentes para transportar o vender drogas es un problema nuevo, pues hasta los años 90 las mafias parecían no querer aumentar el rechazo social hacia ellas por esta práctica, o porque desconfiaban de los grados de ”responsabilidad” de los menores.
Pero los controles policiales cada vez más estrictos llevaron a los delincuentes a echar mano a esta estrategia, que está llevando a la cárcel a muchos menores, mientras sus contratantes se esfuman.
Con la nueva campaña en la zona fronteriza se hará ”saber a los jóvenes que sí cometen delitos graves al traficar con drogas, y que el hecho de ser menores de edad no les libra de ir a la cárcel”, explicó Alberto Alvarez, uno de los portavoces del Poder Judicial en Ciudad Juárez.
Según evidencias, los narcotraficantes pasan narcóticos del lado mexicano al estadounidense con jóvenes en su mayoría de 14 a 17 años, que pueden manejar automóviles.
La droga es camuflada en vehículos y entregada en estacionamientos de El Paso a otros delincuentes adultos. El pago aumenta con la cantidad de droga contrabandeada.
Los menores de hasta 15 años que sean detenidos mientras cometen el delito pueden recibir en México sentencias de nueve meses a un año de cárcel, pero los de 15 a 17 años, si el juez lo considera, pueden ser procesados como adultos y ser penados con hasta 20 años de prisión.
En la frontera mexicana con Estados Unidos, niños, niñas y adolescentes son vulnerables en alto grado a las redes de narcotraficantes y de los promotores de pornografía, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
En México operan poderosas organizaciones de contrabando de narcóticos que abastecen gran parte del mercado de Estados Unidos, el mayor consumidor de drogas del mundo.
Pero también dejan drogas en el mercado interno. En la capital de México la policía ha detectado docenas de estudiantes de escuelas secundarias y jóvenes que trabajan en las calles que venden drogas a pequeña escala.
Por ejemplo, en zonas como la delegación (municipio) Gustavo Madero de la capital ”los que trafican en menor escala, yo creo que en un 80 por ciento son menores de edad, eso es definitivo”, afirmó hace poco Bernardo Gómez, director de seguridad pública en esa delegación.
Mientras, autoridades de la delegación Iztapalapa, hallaron varios casos de niños de 7 y 8 años que se dedican a vender droga en algunos parques.
El 12 de agosto el diputado capitalino Víctor Hugo Gutiérrez Yáñez, del pequeño partido Convergencia, presentó ante la Secretaría (ministerio) de Educación un pedido para incluir el examen antidoping entre los requisitos de ingreso al ciclo escolar para la educación básica, ante evidencias de que crece el consumo de drogas entre los menores.
Desde 2001, la Procuraduría (fiscalía) General de la República y el estatal Sistema de Desarrollo Integral para el Bienestar de la Familia (DIF) mantienen un convenio para atender a niños y niñas víctimas del tráfico de drogas.
”Los niños y niñas involucrados involuntariamente en el narcotráfico requieren de atención especializada después de que se enfrentan a situaciones traumáticas como la detección de sus padres o bien cuando ellos son detenidos porque fueron utilizados como 'burreros' (de transporte) para el tráfico de drogas”, señala un estudio del DIF.
Las campañas antidrogas están dirigidas en México a abatir el consumo en general, pero no a disuadir a menores de participar en el negocio ilegal como vendedores o transportadores, problema nuevo y de creciente importancia, señaló Contreras, autor de varios estudios sobre la venta de drogas en el país.
Los narcotraficantes tienen entre sus potenciales ”socios” a millones de menores. La tercera parte de la población mexicana de 100 millones es menor de 14 años y más de la mitad de ella está bajo la línea de pobreza, el sector donde las mafias encuentran más oportunidades para reclutar principiantes.
El gobierno debe tomar muy en serio el fenómeno de los niños y adolescentes traficantes de drogas antes de que se transforme en un grave problema como sucede hoy en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, Contreras.
Los menores representan 60 por ciento de las 10.000 personas que trabajan para el narcotráfico en esa ciudad meridional, indica una investigación de la fundación Viva Río y del Instituto Superior de Estudios Religiosos, difundida el año pasado.
Para esos adolescentes, matar o morir es un dilema habitual que aguarda a la vuelta de la esquina, señala el estudio.
En México, 3,5 millones de personas reconocen haber probado drogas alguna vez, y 570.000 son consumidores habituales. La edad de inicio para el consumo es de 12 años. (