Sectores disidentes de Cuba cerraron filas en torno al activista por los derechos humanos Elizardo Sánchez y calificaron de ”infamia” acusaciones que vinculan a ese notorio opositor con los servicios de contraespionaje cubano.
”Me parece un ataque despiadado para destruir a una persona”, dijo a IPS el opositor socialdemócrata Manuel Cuesta Morúa, y para Oswaldo Payá, del Movimiento Cristiano de Liberación, se trata de ”calumnias contra nuestro hermano”.
Sánchez, de 59 años y presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, es presentado en un libro lanzado el lunes como agente secreto de la Seguridad del Estado y alguien que ha hecho ”un negocio” de la ”contrarrevolución” en la isla.
Ese libro, titulado ”El camaján” (vividor, en el sentido peyorativo de la palabra), es obra de los periodistas cubanos Arleen Rodríguez y Lázaro Barredo e incluye abundantes fotos y documentos, entre ellos presuntos comprobantes de entregas de dinero a opositores por parte de Sánchez.
El conocido activista de la coalición Todos Unidos, ex preso político, dijo a IPS que no es un ”agente”, aunque admitió haber mantenido ”contactos” con oficiales de la policía desde 1988.
”Ahora y después, yo y algunos que piensan como yo estamos dispuestos a conversar hasta con Satanás, si ello sirve para que las cosas mejoren en Cuba”, afirmó Sánchez, aparentemente tranquilo, tras asegurar que esa ”comunicación” comenzó en 1988, para hablar sobre ”la situación de los presos políticos”.
”Entre 1989 y 1991 estuve encarcelado. Los contactos se reanudaron en 1997. A veces me visitaban en casa o me citaban formalmente. En otras ocasiones me detenían, aunque siempre aclaraban que era para conversar”, relató el activista, quien estaba acompañado por Vladimiro Roca, también de Todos Unidos.
Sin embargo, los autores de ”El camaján” aseguran que fue el propio Sánchez quien buscó ”insistentemente sostener un contacto con la Seguridad del Estado” y que el encuentro se produjo finalmente el 13 de diciembre de 1997, ”en una casa de trabajo”.
La colaboración que comenzó a partir de entonces ”aportó valiosos datos sobre las actividades subversivas contra Cuba” y le valió a Sánchez una condecoración por ”servicios distinguidos”, afirman, pero el activista niega de plano que eso sea cierto. ”Es mentira, eso es un montaje fotográfico, siempre estaban grabando o filmando nuestras conversaciones”, comentó, en referencia a imágenes que lo muestran condecorado y abrazado por un agente del Ministerio del Interior.
Sánchez, supuesto agente ”Juana”, ”Eduardo” o ”Pestana” para los servicios policiales cubanos, consideró el libro de Barredo y Rodríguez un intento de descrédito que sólo creará ”confusión” y ”distraerá la atención por una semana”.
”Puede que mi círculo de amigos se estreche un poco. Yo seguiré trabajando y dispuesto a hablar con cualquiera, y si me encarcelan, continuaré mi labor en la prisión”, subrayó.
”Las calumnias” contra Sánchez son un mecanismo para desinformar y ”no merecen análisis, ni siquiera respuesta”, en opinión de Payá, promotor del Proyecto Varela, una iniciativa para modificar el sistema socialista de la isla.
”Pero él sí merece y tiene nuestra solidaridad y apoyo frente a la infamia. Al menos nosotros, sus compañeros, no caeremos en la trampa”, señaló el opositor, quien podría ser el protagonista de un próximo libro.
Sánchez relató que Payá tuvo en sus manos antes que se distribuyera un ejemplar del libro ”Los disidentes”, lanzado en mayo, que recoge entrevistas con 12 agentes gubernamentales infiltrados en las filas de la oposición
La publicación de ”Los disidentes” siguió al arresto en marzo de 75 opositores, sometidos a juicio y condenados a severas penas de cárcel. Pero la redada no incluyó a figuras connotadas de la oposición como Sánchez o Payá.
”Sé que no es la última, y que ya está muy cerca una tercera edición de la mentira, quizás esta vez contra mí”, alertó el propio Payá en una declaración entregada a la prensa extranjera en las últimas horas.
Según Sánchez, la nueva obra se titularía ”Quién es Payá” y ya está en imprenta. ”En este país no hay secretos, todo se sabe”, sentenció.
Cuesta Morúa comentó que el gobierno parece ”decidido a tratar de destruir a la oposición” y ataca a ”líderes renombrados, de larga data, fundadores de la oposición”.
”Con estos procedimientos se crea confusión y desconfianza en la sociedad cubana, al tiempo que se desvía la atención de los problemas que realmente deben importar al país. Es probable que estén en galeras (a punto de ser editados) otros libros”, dijo el activista, portavoz de Arco Progresista, una coalición de grupos socialdemócratas.
Ese tipo de ataques es ”despiadado”, sobre todo porque la persona atacada no tiene manera de defenderse en los medios estatales de comunicación, agregó.