Miembros de las comunidades griega y turca de Chipre comienzan a cuestionar a sus líderes por haber acentuado las divisiones entre ambas y dejado escapar el sueño de que esta isla del Mediterráneo pasara a formar parte de la Unión Europea como un Estado unificado.
Poco a poco, grecochipriotas empiezan a negociar con turcochipriotas sin ningún aval de sus respectivos gobiernos, mientras académicos de ambas comunidades se reúnen a espaldas de sus autoridades para analizar la situación política y la historia de la isla.
Esto demuestra que muchos habitantes de Chipre están descontentos con la línea separatista marcada por sus líderes y buscan su propio camino hacia la unificación.
El grecochipriota Christakis Policarpo, de 62 años, provocó días atrás la indignación de su comunidad al aceptar de las autoridades turcochipriotas una compensación monetaria por su propiedad perdida durante la intervención turca hace 29 años.
Chipre, que se independizó en 1960 de Gran Bretaña, está dividida desde que Turquía tomó 37 por ciento del territorio del norte, donde hoy viven unos 200.000 de los 927.000 habitantes de la isla, en respuesta a un golpe grecochipriota para integrar la isla con Grecia en 1974.
Tras la intervención militar turca en el norte, unos 100.000 grecochipriotas debieron escapar al sur dejando sus propiedades, entre ellos Policarpo.
Los turcochipriotas musulmanes constituyen 18 por ciento de la población, y los grecochipriotas, seguidores de la Iglesia Ortodoxa Griega, 78 por ciento.
Los turcochipriotas declararon en 1983 la independencia de la República Turca de Chipre Septentrional, que sólo cuenta con el reconocimiento de Ankara. El sur griego es reconocido por toda la comunidad internacional.
La actitud de Policarpo implicó un reconocimiento de hecho de la autoridad turcochipriota, y además significó una renuncia a su pretensión de recuperar su tierra, ignorando la reivindicación histórica de los grecochipriotas.
”Necesitaba el dinero para ayudar a mi familia. Después de todo, era nuestra propiedad. Es nuestro derecho a recibir una compensación por nuestra tierra y nadie puede cuestionar eso”, dijo Policarpo.
Mientras, en un hecho histórico, la no gubernamental Unión de Turcochipriotas Patriotas presentó una demanda contra el gobierno de Turquía ante la Corte de Derechos Humanos de la Unión Europea por haber ”cambiado la situación demográfica en el norte y hacer que los turcochipriotas sean minoría”.
Al mismo tiempo, intelectuales de las comunidades griega y turca se reunieron, sin ningún aval oficial, para escribir un libro que explora las relaciones históricas entre ambas partes.
”Tenemos que revisar la historia moderna de Chipre y abrir un debate”, afirmó el abogado y sociólogo Nicos Trimikliniotis, que integra el equipo académico grecochipriota.
”No queremos escribir otros libros de texto. Se trata de presentar una visión de la historia diferente a las posturas nacionalistas del pasado. Intentaremos revisar la historia de Chipre desde una visión crítica para superar las divisiones”, añadió.
Pero el oficialismo está en un punto muerto.
El plan elaborado por el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, de unificar la isla con un gobierno central terminó en el fracaso.
El plan reducía a 29,2 por ciento el control turco, permitía el regreso de 85.000 grecochipriotas a sus antiguos hogares en el norte y creaba un gobierno en que ambas comunidades compartirían el poder. Además, Ankara debía reducir de 40.000 a 6.000 el número de soldados desplegados en la isla.
El fracaso de la iniciativa se debió en especial a la intransigencia del máximo líder turcochipriota, Rauf Denktash, que defendía la separación radical en dos estados, y también a las objeciones hechas por el presidente grecochipriota Tassos Papandopoulos, quien dijo oponerse a ”los principios del plan”.
Sólo la mayoría griega del sur, con el aval de la comunidad internacional, podrá ingresar a la Unión Europea en mayo de 2004, luego de que ambas partes no llegaran a un acuerdo para realizar un referendo sobre el plan de unificación.
El secretario general de la ONU esperaba persuadir a las dos partes para que convocaran el referendo en marzo, último plazo para que la isla pudiera solicitar unificada su ingreso al bloque.
Sin embargo, todavía hay esperanzas de que el plan reviva. Estados Unidos quiere convencer a las dos comunidades para que encuentren una solución a sus diferencias, y así evitar un conflicto en el Mediterráneo, donde tiene muchas bases militares.
El ingreso del sur grecochipriota a la Unión Europea podría provocar un nuevo conflicto entre Grecia y Turquía, socios en la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Esto es algo que Estados Unidos no desea. (