BALCANES: Democracia desata brisa monárquica

Había una vez un rey en los Balcanes. De hecho, había unos cuantos antes del fin de la segunda guerra mundial en 1945, cuando se inauguró el predominio comunista en la región. Ahora, los monarcas están regresando.

La nobleza de la antigua Yugoslavia, Albania, Rumania y Bulgaria está dejando atrás más de medio siglo de exilio. Y no siempre regresan a un palacio: cuidadosos de no despertar fantasmas de un pasado distante, tratan de integrarse con prudencia a sociedades de las que saben muy poco.

Simeón II de Bulgaria, cuyo breve reinado cuando era un niño concluyó con su expulsión en 1945, fue el único que volvió al poder, pero de un modo peculiar: al frente de su partido político denominado Simeón II, ganó las elecciones parlamentarias en 2001. Hoy, ocupa el republicano trono de primer ministro.

”Es difícil pronosticar si la sociedad de los Balcanes se encamina al retorno de las monarquías en el sentido tradicional”, dijo el historiador serbio Vasilije Krestic, para quien los antiguos monarcas y príncipes ”tratan, más bien, de encontrar nuevos espacios en nuevas sociedades”.

Albania, Bulgaria, Rumania y Yugoslavia (que comprendía las actuales repúblicas independientes de Croacia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia y Serbia y Montenegro) fueron gobernados desde el fin de la segunda guerra mundial en 1945 por partidos comunistas.

Estos regímenes se desplomaron a fines de los años 80 y principios de los 90, lo cual abrió la puerta al regreso de la antigua nobleza a sus países.

Muchos de los nobles habían nacido en el exilio. A todos se les había prohibido visitar sus patrias. Ninguno de ellos tenía ciudadanía del país de origen, y muchos ni siquiera hablaban su idioma.

El heredero del trono de la antigua Yugoslavia, príncipe Alejandro II Karadjordjevic, nació en Londres. Su familia había abandonado su país en 1941, cuando lo invadió Alemania, y regresó cuando el presidente Slobodan Milosevic cayó en 2000.

El nuevo gobierno le permitió habitar en el palacio construido por su abuelo, Alejandro I.

Pero Alejandro II, su esposa, la reina Catalin, su sobrina, la princesa Isabel, y otros integrantes de la familia Karadjordjevic esperan la reforma de las leyes sobre la nobleza, de modo de recuperar todas las propiedades que les requisó el gobierno comunista.

Mientras evita cuidadosamente involucrarse en la actividad política de Serbia y Montenegro, la familia real tiene una activa vida social. Además, creó fundaciones de ayuda humanitaria, donó millones de dólares en equipos hospitalarios y envió a decenas de jóvenes serbios a estudiar al extranjero.

”Este país debe dedicarse primero a la democracia”, dijo Alejandro II en una reciente entrevista. ”Después, cuando esté establecida, la gente podrá decidir si quieren o no la restauración de la monarquía.”

Pero si se restaura la corona, este monarca, al contrario que otros de los Balcanes, sólo reinará sobre una parte del país que gobernaron sus ancestros. Este año, lo que quedaba de la República Federal de Yugoslavia dejó de existir y sus restos se convirtieron en el estado de Serbia y Montenegro.

En la vecina Albania, el gobierno recompensó la paciencia de Leka Zogu, el rey Leka, de 64 años, quien regresó al país el año pasado. El gobierno le devolvió este mes todos los bienes confiscados por el régimen comunista a su familia.

Leka abandonó Albania cuando Italia invadió el país en 1939. Vivió en España y en Sudáfrica. Luego del fin del gobierno comunista, dos tercios de la ciudadanía albanesa rechazaron en un referéndum la restauración de la monarquía.

De todos modos, la prensa nacional ha indicado que Leka carece de ambiciones políticas y que sólo pretendía la devolución de sus propiedades.

Otro que, al igual que Simeón de Bulgaria, reinó como niño fue Miguel de Rumania de 1940 a 1947, cuando los comunistas lo forzaron al exilio en Suiza. Allí se convirtió en piloto de pruebas aeronáuticas.

En muchas entrevistas dijo no saber si volvería a ver su país, pero regresó a él inmediatamente después de la caída del régimen de Nicolae Ceausescu en 1989. Hoy de 78 años, las leyes rumanas le atribuyen el título de ”Ex Jefe de Estado”. Recibe un sueldo público y vive en inmuebles que le habían confiscado.

”Las monarquías eran tabú en estos países durante el comunismo”, dijo el analista serbio Filip Radojicic. ”Durante décadas, los comunistas realizaron campañas de calumnias contra los reyes. Sólo el futuro dirá si los pueblos de los Balcanes realmente quieren monarquías.” (

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