El presidente venezolano Hugo Chávez aprovecha una gira por el Cono Sur de América para abogar por su concepto de integración y su «alternativa bolivariana» al neoliberalismo, mientras en su país la oposición se prepara para accionar un referendo revocatorio de su mandato.
Al referirse este sábado en la capital uruguaya a los intentos opositores de derrocarlo, como el fallido golpe de Estado de abril de 2002 y la huelga patronal y sindical de enero y febrero, Chávez aseveró que "nos aplicaron el mismo formato que al compañero (Salvador) Allende en Chile, hace 30 años", en referencia al derrocamiento del presidente chileno en septiembre de 1973.
"Pero no se equivoquen, la revolución de Allende era pacífica, la nuestra también lo es. Pero la revolución de Allende era desarmada, y la nuestra es armada", dijo Chávez luego de recibir las llaves de la ciudad del alcalde izquierdista de Montevideo, Mariano Arana. "Y no me refiero a las metáforas de la Constitución y el pueblo, que son importantes, sino a las armas de verdad: fusiles, tanques y aviones de guerra", sostuvo en alusión al respaldo que las Fuerzas Armadas prestan a su gobierno.
Chávez habló también en la sede de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) y se reunió con el vicepresidente uruguayo Luis Hierro López. El viernes había conversado en Asunción con varios jefes de Estado de la región en el marco de la toma de mando del nuevo presidente paraguayo Nicanor Duarte Frutos.
En ambos casos, el mandatario venezolano promovió el proyecto para crear una compañía petrolera multiestatal regional, que se denominaría "PetroAmérica" o "PetroSur", y confirmó su rechazo a la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsada por Estados Unidos y que debe entrar en vigor en 2005.
"Yo no creo en una integración así. No creo que sea posible una integración de la mano del neoliberalismo, que está basado sólo en el individualismo y en la competencia. Firmar el ALCA sería firmar el acta de defunción de nuestros pueblos, es decir de nuestros hijos", dijo Chávez este sábado ante el Comité de Representantes de la Aladi.
"El ALCA no es una solución para América Latina, sino que es un agravante. Es un mecanismo de integración a costa de la desintegración de nuestras sociedades", añadió. Venezuela, al igual que 34 países de América, todos excepto Cuba, forma parte de las negociaciones para establecer el ALCA.
En cambio, propuso la creación del ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas) opuesta a la globalización y al neoliberalismo, y subrayó la necesidad de impulsar un debate regional sobre el pago de la deuda externa.
"No hemos venido a implorar, sino a exigir nuevas condiciones para el pago de la deuda externa, una carga que ahoga a nuestros países", había dicho Chávez el viernes en Asunción, y manejó la idea de convocar un referendo sobre una moratoria de la deuda.
Chávez propuso a los representantes de los 12 países de la Aladi (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela) poner plazos para lograr "zonas libres de analfabetismo, zonas libres de gente sin vivienda, de gente sin escuelas".
El presidente venezolano se reunió asimismo con el líder de la opositora e izquierdista coalición Encuentro Progresista-Frente Amplio, Tabaré Vázquez, que según las encuestas goza de 50 por ciento de la intención de voto para las elecciones de 2004 en Uruguay.
El presidente venezolano viajará este domingo a Buenos Aires para una visita oficial de cinco días, en la que anunciará una inversión de unos 200 millones de dólares para abrir en Argentina unas 50 gasolineras de la compañía estatal petrolera venezolana Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (Pdvsa).
Las propuestas integracionistas de Chávez también incluyen la creación de un "Fondo Financiero Sudamericano", y de un "Banco de América del Sur" mediante la unión de la Corporación Andina de Fomento y el Fondo de la Cuenca del Plata.
De esta manera, América Latina se libraría de la "nefasta" fórmula del Fondo Monetario Internacional, que fue aplicada al pie de la letra en Argentina y provocó que ese país "fuera para el quinto infierno directo, sin escala", señaló el mandatario en Montevideo.
Chávez visitó Uruguay invitado por el secretario general de Aladi, el también venezolano Juan Francisco Rojas, pero no fue recibido por el presidente Jorge Batlle, quien decidió permanecer en Asunción unas horas más después de la toma de mando de Duarte Frutos.
Sin embargo, el jefe de Estado venezolano se entrevistó con el vicepresidente Hierro López, a quien reiteró su interés en fortalecer la integración desde el punto de vista político y destacar los aspectos sociales antes que los económicos.
"La unión económica es mucho más lenta, lleva décadas, en cambio para la unión política basta un instante para asumirla, basta al voluntad", señaló Chávez, quien fue aguardado durante horas por unas 2.000 personas frente a la alcaldía de Montevideo, gobernada por el izquierdista Encuentro Progresista-Frente Amplio.
El venezolano fue ovacionado con cánticos como "Chávez sí, yanquis no" y "el pueblo unido jamás será vencido", cuando recordó las gestas de los héroes que combatieron al yugo español, Simón Bolívar, de Venezuela, y José Artigas, de Uruguay.
"Hace 200 años, el eje de la revolución pasaba por el lomo de los Andes. Hoy pasa por Caracas, Brasilia, Montevideo y Buenos Aires", aseveró, estableciendo implícitamente un vínculo entre su gobierno y los de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, Néstor Kirchner, en Argentina, y la posible futura administración izquierdista en Uruguay.
El presidente criticó a la Organización Mundial del Comercio, a la que la considera "otro gran peligro del neoliberalismo, que pretende socavar la soberanía de nuestros estados".
El entusiasmo con que Chávez presentó sus propuestas de integración regional en Asunción y en Montevideo no se vio opacado por los preparativos opositores en su país para accionar el recurso del referendo revocatorio de su mandato, previsto por la Constitución de 1999, que impulsó el propio mandatario.
Todo parece indicar que la opositora Coordinadora Democrática, integrada por 77 partidos y organizaciones sindicales y empresariales, logrará presentar esta semana los 2,8 millones de firmas necesarias para convocar a dicho referendo.
Toda la atención estará centrada en este martes 19, cuando se cumplirá el periodo constitucional para convocar un referendo, bajo ciertas condiciones.
A Chávez le esperan días cargados de tensión, en los que se puede definir el futuro de su gobierno y de sus planes, y en los que podrían ocurrir nuevos enfrentamientos entre sus partidarios y opositores, como los de abril de 2002 y mayo de este año, cuando arreció la crisis política.
La jornada más trágica fue la del 11 de abril de 2002, cuando murieron baleadas 19 personas al cabo de una gigantesca marcha opositora que dio paso al l golpe de Estado cívico-militar que alejó a Chávez del gobierno por 47 horas.
Algo de eso se deslizó en sus palabras cuando sostuvo: "La batalla va a ser larga. Se nos va a ir toda la vida en ella. En Venezuela lo hemos asumido así. Llevó sangre y llevará más", dijo antes de citar al guerrillero argentino Ernesto Che Guevara y al patriota estadounidense Thomas Jefferson.
"Pero no soy pregonero de la violencia, sino de la verdad", añadió.
La opción por el referendo es el centro de un acuerdo firmado el 28 de mayo entre el oficialismo y la Coordinadora Democrática para zanjar la crisis luego de cinco meses de intensas gestiones del secretario general de la Organización de Estados Americanos, César Gaviria, quien actuó como facilitador.
En Montevideo, Chávez puso énfasis en sus planes para América Latina y ni siquiera aludió al posible referendo, aunque subrayó con orgullo que su "fortaleza está en el apoyo incondicional del pueblo".