El gubernamental Banco de Comercio Exterior (ExIm Bank) de Estados Unidos rechazó este jueves un pedido de financiamiento para el gasoducto peruano Camisea, de cuya obra, a un costo total de 1.600 millones de dólares, ya se completó 60 por ciento.
Por dos votos a uno, la Junta de Directores del Banco negó un préstamo de 213 millones de dólares al consorcio encabezado por las firmas Hunt Oil, de Estados Unidos, y PlusPetrol, de Argentina. También participan la empresa belga Tractebel, la sudcoreana SK y la peruana Graña y Montero.
Organizaciones ambientalistas que han rechazado el proyecto aplaudieron la decisión del ExIm Bank.
Dos miembros de la junta mostraron coraje y liderazgo ambiental ante considerable presión y decidieron negar el apoyo de los contribuyentes estadounidenses a Camisea y a la masiva destrucción ambiental que causará, dijo Jon Sohn, de Amigos de la Tierra Internacional.
Esperamos que esto le indique a las agencias de crédito a las exportaciones de Europa que el ExIm Bank está comprometido con los criterios ambientales internacionales, sostuvo, por su parte, Aaron Goldzimer, de la organización Defensa Ambiental.
El presidente del ExIm Bank, Philipp Merrill, dijo que la decisión es específica para esta situación y no refleja el interés global del banco en financiar exportaciones estadounidenses para proyectos de energía en todo el mundo.
Al mismo tiempo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) votó otra vez la postergación de las deliberaciones de su Junta previstas para este miércoles, en las que se consideraría también un pedido de financiamiento para Camisea.
La votación se pospuso a pedido del Departamento del Tesoro estadounidense, que controla 30 por ciento del capital de la institución, rama regional del Banco Mundial.
A comienzos de este año, el Tesoro estadounidense informó que el involucramiento del BID en Camisea enviaría la señal de que promotores de proyectos pobremente planificados podrían solicitar crédito ante instituciones financieras internacionales demasiado tarde en el proceso como para admitir cambios.
La participación del BID en el proyecto habría implicado un préstamo directo de 75 millones de dólares y un crédito sindicado de 60 millones. Se prevé que la Junta volverá a reunirse la próxima semana.
Esperamos que los miembros de la junta del BID exijan la resolución adecuada de los aspectos sociales y ambientales pendientes (de Camisea) antes de tomar decisiones de financiamiento, dijo la gerente de programas de América Latina del no gubernamental Centro de Información del BID, Amy Gray.
El proyecto Camisea procura desarrollar la extracción de combusibles fósiles en lo más profundo de la selva amazónica peruana.
A menos que los patrocinantes del proyecto realicen cambios fundamentales para reducir los riesgos ambientales y sociales, deberán afrontar obstáculos para obtener financiamiento, dijo la directora ejecutiva de Amazon Watch, Atossa Soltani.
Los constructores de Camisea deben abandonar los planes de perforar en la reserva indígena de Nahua-Kugapkakori y encontrar otra ubicación lejos de la reserva marina de Paracas para la planta de fraccionamiento, explicó Soltani.
Camisea es el principal proyecto de infraestructura y de desarrollo de Perú. Consiste en dos gasoductos de 1.150 y 520 kilómetros desde un gran campo gasífero en la Amazonia peruana hasta Lima y otros puntos de la costa sobre el océano Pacífico, a través de los bosques andinos.
El proyecto incluye la construcción de plantas licuefactoras de gas natural, una de ellas junto a la Reserva Nacional de Paracas, única área marina protegida de Perú y uno de los principales ecosistemas de América, con animales muy raros como tortugas marinas verdes, pingüinos Humboldt y otras aves marinas.
Por otra parte, son impredecibles las consecuencias del proyecto en comunidades indígenas como las que viven en la Reserva Nahua-Kugapkakori, varios cientos de los cuales evitan o rechazan el contacto con personas ajenas a la zona y carecen de inmunidad a enfermedades comunes.
Casi 75 por ciento de las extracciones de gas dirigidas a Camisea se ubican en la Reserva Nahua-Kugapkakori.
Casi la mitad de la población de la comunidad nahua murió en los años 80 de enfermedades que hasta entonces desconocían. La compañía británico-holandesa Shell comenzó entonces a explorar la reserva en busca de gas y petróleo.
El año pasado, dirigentes de comunidades indígenas adjuntas a la reserva informaron sobre un gran descenso en los cardúmenes en los ríos, arroyos y lagos locales, debido a la gran erosión del suelo. Eso redundó en desnutrición, según funcionarios y activistas.
En la votación de la semana próxima en el BID también influirá la posición del BID, que parece haberse modificado del apoyo al proyecto a la abstención.
De todos modos, Hunt Oil tiene estrechos vínculos con el gobierno de George W. Bush. Su jefe ejecutivo, Ray L. Hunt, contribuyó financieramente e incluso recaudó fondos para la campaña del actual presidente.
Varios senadores estadounidenses, organizaciones de la sociedad civil peruana y la gubernamental Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID) se han opuesto al proyecto por entender que el impacto ambiental y social se evaluó de manera incompleta.