La guerrilla zapatista de México, asentada en el meridional estado de Chiapas, salió de las sombras tras dos años, para romper relaciones con grupos civiles que la ven como una Cenicienta, y anunciar que prepara cambios internos y acciones que no van gustar a muchos.
A través de cuatro comunicados emitidos durante esta semana, el grupo que se levantó en armas en 1994, pero que no realiza acciones violentas desde ese mismo año, pareció enfilarse a reconquistar espacios en la escena política local, algo que no será nada fácil, según observadores.
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), conocido también como guerrilla zapatista, invitó a sus simpatizantes a asistir el 8 de agosto a una fiesta en uno de sus aguascalientes, enclaves en las selvas de Chiapas concebidos como centros políticos y culturales.
En la celebración se declarará la muerte formal de esos espacios, donde se realizaron en los últimos años numerosas reuniones entre el grupo y la sociedad civil, y se anunciará el nacimiento de algo nuevo, producto de largas discusiones internas de la guerrilla, adelantó en un comunicado el subcomandante Marcos, la figura más conocida del EZLN.
Marcos indicó que un motivo de la desaparición de los aguascalientes es que se transformaron en lugares a donde llegaban organizaciones no gubernamentales (ONG) locales e internacionales con la intención de entregar limosnas e imponer proyectos a los indígenas, actitud que fue calificada por el grupo de síndrome Cenicienta.
Lo que el EZLN quiere es colaboración política para que se reconozcan los derechos de los pueblos indígenas y se aliente la construcción de un mundo nuevo, donde quepan muchos mundos, donde las limosnas y las lástimas por el otro sean parte de las novelas de ciencia ficción… o de un pasado olvidable y prescindible, apuntó.
Con los aguascalientes mueren también el 'síndrome de Cenicienta' de algunas 'sociedades civiles' y el paternalismo de algunas ONG nacionales e internacionales. (…) Las comunidades zapatistas desde ahora ya no recibirán sobras ni permitirán la imposición de proyectos, añadió.
El EZLN permaneció al margen de las primeras líneas de la agenda política desde marzo de 2001, cuando sus comandantes realizaron una marcha a la capital para pedir la aprobación de normas a favor de los grupos indígenas, algo que sucedió, pero en una versión que no los satisfizo.
Desde entonces el grupo, que se ha negado a reanudar el diálogo de paz con el gobierno roto en 1996, emitió algunos comunicados sobre asuntos locales e internacionales, que no tuvieron mucha repercusión e incluso fueron criticados entre quienes antes se declaraban incondicionales del EZLN.
Esa menor proyección del EZLN y de Marcos, preferidos durante años de los medios de comunicación mexicanos e internacionales, se ha producido durante el gobierno de Vicente Fox, quien es desde 2000 el primer presidente ajeno al Partido Revolucionario Institucional en siete décadas.
Con el fin de los gobiernos del PRI, que se sucedieron desde 1929, el EZLN, integrado en su mayoría por indígenas, perdió el protagonismo que ganó a pulso de iniciativas políticas y movilizaciones a favor de la democracia y los derechos de los pueblos indígenas.
En 2001, varios analistas coincidieron en que Fox se beneficiaba al lograr que los zapatistas salieran de la selva, donde gozaban de una imagen romántica e idealista, para acercarse al mundo de la política institucional y aceptar de hecho sus reglas y limitaciones.
Fox afirma que mantiene la puerta abierta para que el EZLN regrese al diálogo de paz cuando lo desee. Pero la guerrilla sostiene que no negociará nada mientras no se apruebe una ley sobre derechos indígenas en la versión que deseaba originalmente.
El grupo, que en su momento fue considerado una referencia clave en la lucha contra el neoliberalismo y el modelo de globalización, permaneció los últimos meses ausente de todo movimiento local o mundial relativo a la materia.
Era de esperarse que EZLN buscara nuevos derroteros para retomar su lucha y posicionamiento, pero no será fácil, pues la agenda local apunta hoy a otros actores, dijo a IPS el investigador de movimientos sociales José Trinidad, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En uno de los comunicados emitidos esta semana, Marcos escribió que estos indígenas (los zapatistas) enojan hasta a quienes simpatizan con su causa. Y es que no obedecen. Cuando se espera que hablen, callan. Cuando se espera su silencio, hablan. Cuando se espera que dirijan, se ponen atrás. Cuando se espera que sigan atrás, agarran para otro lado.
O sea que no tienen contento a nadie. Y parece no importarles mucho. Lo que sí les importa es tener contento a su corazón, así que siguen los caminos que él les marca, añadió en un largo texto de corte literario, que contiene reflexiones sobre el camino que siguió el EZLN desde su creación en los años 80.
Como quiera que sea, es seguro que lo que vayan a hacer o a decir (los zapatistas en adelante) no les va a gustar a muchos. Además, como dice el Sup (él mismo), la especialidad de los zapatistas es crear problemas y ya luego a ver quién los resuelve, sostuvo.
Por el tipo de cartas que emitió Marcos en los últimos días, se entiende que en EZLN intentará usar nuevas estrategias para salir de las sombras en que se mantuvo, aunque es seguro que seguirá lejos de la violencia, opinó Trinidad.
Gracias a una ley de pacificación y diálogo dictada en 1994, el EZLN se mantiene en las selvas de Chiapas sin atacar ni ser atacado.
El grupo, integrado según expertos por menos de 5.000 indígenas, en general mal armados, se considera portavoz de los 10 millones de indígenas mexicanos, el grupo social más pobre y explotado del país. Pero no todos piensan así.
Marcos es una página del pasado, sentenció en enero el diputado Demetrio Sodi, del izquierdista y opositor Partido de la Revolución Democrática, que antes se declaraba incondicional del EZLN.
La Comisión de Asuntos Indígenas del Senado desconoció esta semana al EZLN y a Marcos como interlocutores para discutir cómo serán reglamentarás las reformas legales sobre derechos indígenas aprobadas en 2001.
Se dialogará directamente con las autoridades institucionales de los pueblos indígenas, anunció a nombre de esa comisión la senadora Luisa María Calderón, del Partido Acción Nacional, al que pertenece Fox.