INDIA-CHINA: Relaciones mejoran a costa del Tíbet

India y China dejaron atrás décadas de hostilidad y recelo mutuo en las últimas declaraciones conjuntas firmadas en Beijing, pero en ese proceso sellaron para siempre la causa de la independencia del Tíbet.

Organizaciones tibetanas de toda India condenaron la ”venta” de la nación tibetana por Nueva Delhi a cambio de dudosos beneficios, como la reapertura de la antigua ruta comercial a través del paso montañoso de Nathu La.

El pasaje de Nathu La conecta el septentrional estado indio de Sikkim con lo que actualmente India reconoce como ”Región Autónoma Tibetana de la República Popular China”.

Como era de prever, las principales protestas por ese trato procedieron del Congreso de la Juventud Tibetana (CJT), un grupo influyente entre los cerca de 100.000 tibetanos que siguieron hasta India a su líder espiritual, el Dalai Lama, cuando huyó del Tíbet tras la ocupación de este territorio por China, en 1959.

El Dalai Lama conduce un gobierno en el exilio en la localidad himalaya de Dharamsala, desde donde libra una lucha permanente por la independencia del Tíbet y el regreso de la sociedad tradicional a ese territorio.

”El primer ministro de India (Atal Behari Vajpayee) eligió borrar al Tíbet del mapa a través de una estrategia pérfida”, dijo a IPS Kalsang Phuntsok Godrukpa, líder del CJT, en referencia a los acuerdos firmados entre Vajpayee y su par chino, Wen Jiabao.

Ambos gobiernos signaron el 24 de junio en el paso de Nathu La documentos que facilitan el comercio entre ”el estado de Sikkim” y ”la región autónoma de Tíbet, de la República Popular China”, durante una visita de seis días de Vajpayee a China.

Aunque el acuerdo no implicó el reconocimiento formal por Beijing de la incorporación de Sikkim a India tras un referendo en 1975, los habitantes de ese estado nororiental situado entre Nepal y Bután comenzaron a celebrar.

Según Godrukpa, Beijing logró que Nueva Delhi aceptara la soberanía china sobre el Tíbet sólo a cambio de la posibilidad del reconocimiento formal de la fusión de Sikkim con India, y de una solución definitiva a la disputa fronteriza bilateral por ese territorio.

La disputa limítrofe y la concesión de asilo en India al Dalai Lama provocaron en 1962 una breve pero sangrienta guerra entre los dos gigantes de Asia, que suman más de un tercio de la población del planeta.

Desde entonces, las relaciones bilaterales permanecieron tensas. En 1998, cuando India realizó sus primeras pruebas nucleares abiertas, Vajpayee declaró que la intención de su gobierno era contrarrestar la amenaza de China, más que la de Pakistán, su rival tradicional.

Un portavoz del gobierno chino aclaró durante la visita de Vajpayee a Beijing que la reapertura de la ruta comercial a través de Nathu La no implicaba el reconocimiento de Sikkim como territorio indio. ”Este asunto no puede resolverse de la noche a la mañana”, dijo.

Por otra parte, el canciller indio Yashwant Sinha expresó confianza en que el reconocimiento formal de Sikkim como estado indio sea apenas ”una cuestión de tiempo”.

Más importante, ambos países acordaron designar representantes especiales al más alto nivel político para tratar la disputa fronteriza, que abarca también la región de Ladaj, en la región de Cachemira, y el septentrional estado indio de Arunchal Pradesh, fronterizo con Bhután.

Analistas independientes como Brahma Chellaney, del Centro de Investigación Política, coinciden con Godrukpa en que India cedió demasiado en la cuestión del Tíbet a cambio la reapertura del comercio a través de Sikkim, que en todo caso beneficia estratégicamente a Beijing.

”India entregó primero una carta a China pensando en Sikkim, y luego se la dejó sin obtener un reconocimiento formal” de ese estado, escribió Chellaney en un comentario de la visita de Vajpayee.

La organización ultranacionalista india Rashtriya Swayamsevak Sangh, vinculada con el Partido Bharatiya Janata (BJP) de Vajpayee, cuestionó las gestiones del primer ministro en Beijing. El BJP, que lidera la coalición de gobierno nacional, mantiene una opinión reservada sobre el reconocimiento de Tíbet como parte de China.

Sin embargo, representantes del Dalai Lama respaldaron las políticas de Vajpayee.

Samdhong Rinpoche, considerado el ”primer ministro” del Tíbet en el exilio, dijo que la cordialidad de los vínculos entre India y China tendría un impacto positivo en todo el mundo.

”El Tíbet es una cuestión clave para alcanzar una relación sustentable entre India y China”, declaró en Dharamsala, y agregó que el reconocimiento indio del Tíbet como región autónoma de China es una extensión de la política heredada de la era colonial británica.

Cabe destacar que el gobierno del Dalai Lama siempre se ha cuidado de no ofender a sus anfitriones indios.

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