El apoyo español a Estados Unidos en Iraq, las demandas nacionalistas de más autogobierno regional y la corrupción en los dos mayores partidos marcaron el tono del anual debate del parlamento de España sobre el estado de la nación, celebrado el lunes y este martes en la capital.
Este debate es el último en que participa el jefe del gobierno, José María Aznar, quien dejará ese cargo en marzo y no buscará una reelección en las próximas elecciones generales, que se realizarán a más tardar en marzo de 2004, aunque seguirá por un año más en la presidencia del gobernante y centroderechista Partido Popular (PP).
En la votación de varias declaraciones no hubo sorpresas, ya que el PP cuenta con mayoría absoluta. Lo que llamó la atención fue la dureza de los ataques entre representantes de la oposición y Aznar.
El respetado cronista parlamentario Raúl del Pozo, señaló que la presidencia del Congreso no hizo retirar las alfombras colocadas en invierno (boreal), pese a que ya es verano.
Eso ocurrió ”por miedo a que llegue al templo de la soberanía popular el olor de las cloacas, ahora que las tuneladoras de la oligarquía inmobiliaria han dejado de hocicar el subsuelo y las costuras del Estado están al máximo de tensión”, comentó.
La corrupción vinculada con contratos y licencias en el sector inmobiliario saltó a la luz el 10 de junio, cuando dos diputados del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el mayor de la oposición, rompieron la disciplina partidaria para frustrar la designación de Rafael Simancas como presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid.
Desde entonces comenzaron a revelarse conexiones entre diputados y dirigentes del PP y del PSOE con empresarios inmobiliarios. Ambos partidos se acusan mutuamente del escándalo y de obtener beneficios ilegales de negocios inmobiliarios.
Esas acusaciones se expresaron incluso mediante denuncias judiciales recíprocas.
El inicio del debate, este lunes, coincidió con la publicación de la tradicional encuesta de la consultora privada Sigma Dos, de la que surge un pronóstico de votos para las próximas elecciones generales que le daría el triunfo al PP, con más de siete puntos porcentuales de ventaja sobre el PSOE.
Según esa encuesta, el partido gobernante habría superado ya la crisis de opinión pública que generó este año su apoyo incondicional al presidente estadounidense George Bush para la invasión de Iraq. Eso explicaría que el tema iraquí no se convirtiera en el centro del debate.
José Luis Rodríguez Zapatero y Gaspar Llamazares, líderes del PSOE y de la coalición Izquierda Unida, respectivamente, acusaron a Aznar de mentir al afirmar que en Iraq había armas de destrucción masiva, para justificar la invasión.
Zapatero acusó más de 20 veces a Aznar de mentir, sobre la cuestión de esas armas y otros asuntos, a lo largo de los dos días de debate.
El jefe del gobierno respondió que esas armas ”aparecerán” y, sarcásticamente, le preguntó a Zapatero si está de acuerdo con la nueva estrategia de seguridad de la Unión Europea, presentada por el miembro del PSOE Javier Solana, que subraya la necesidad de actuar junto con Estados Unidos ”contra Estados que amparen a terroristas”. Recibió el silencio por respuesta.
Los nacionalistas que gobiernan las comunidades autónomas del País Vasco y de Cataluña reclamaron más autogobierno y que se respete su carácter de naciones, reconocido en la Constitución vigente.
Iñaki Anasagasti, portavoz del grupo parlamentario del moderado y Partido Nacionalista Vasco, gobernante de su comunidad, subrayó que el País Vasco no es una entidad subordinada al Estado español, y acusó a Aznar de haber expulsado a su partido de la actual ”España no plural, que no admite a los discrepantes ni contestaciones”.
”Señor Aznar, la propia Constitución consagra a Cataluña, Euskadi (País Vasco) y Galicia como naciones, con todo lo que eso significa. Pero usted no acepta esa Constitución en la parte que no le gusta, y la incumple”, resumió.
El jefe del Ejecutivo respondió afirmando que no prosperarán los intentos de ”desbordar y romper el marco constitucional” que, a su entender, impulsan los partidos nacionalistas. Destacó, además, que para modificar ese marco habría que consultar a todos los españoles, y no sólo a los de determinadas comunidades.
Según nacionalistas y socialistas, Aznar no respeta las normas democráticas. El ex vicepresidente y ex secretario general del PSOE, Alfonso Guerra, dijo que el jefe del gobierno dispara contra la democracia, tiene muy pocas convicciones democráticas y ”parece empeñado en dinamitar poco a poco el esfuerzo realizado hace 25 años para soldar las dos Españas enfrentadas”.
Hacia el final del debate, cuando llegó la hora de proponer resoluciones, el PP y el PSOE sorprendieron al presentar en forma conjunta dos mociones, que resultaron aprobadas.
En una detallaron nuevas medidas en la lucha contra el terrorismo y a favor de las víctimas del mismo. En la otra acordaron convocar a un referendo para ratificar en 2004 la Constitución de la Unión Europea (UE), que se halla en plena elaboración.
Aznar dio cifras sobre crecimiento del producto interno bruto por encima del promedio anual de la UE, contención de la inflación y crecimiento del empleo. La oposición consideró insuficientes y parciales esos avances, pero no hubo mayor debnate en ese terreno, jerarquizado por el gobierno.