Las armas pequeñas se cobran la vida de al menos medio millón de personas al año, advirtió el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan.
Para colmo, pocos gobiernos implementaron el acuerdo alcanzado hace dos años en la ONU para detener el tráfico ilegal de armas pequeñas, lamentó la Red Internacional de Acción sobre Armas Pequeñas (IANSA, por sus siglas en inglés), que agrupa a más de 500 organizaciones no gubernamentales y pacifistas.
La directora de IANSA, Rebecca Peters, dijo a la prensa que casi todas las muertes ocasionadas por armas ligeras —categoría que incluye rifles, armas militares de asalto, pistolas y revólveres— son prevenibles.
"Es tiempo de que los gobiernos y la sociedad civil trabajen juntos para detener la matanza", afirmó el lunes, primer día de la primera reunión de representantes gubernamentales para evaluar la implementación del plan de acción elaborado en 1991 por la Conferencia de la ONU sobre Armas Pequeñas.
El plan de acción exige a los 191 miembros del foro mundial la prohibición por ley de la producción y posesión no autorizada de armas pequeñas y la creación de comisiones especiales para coordinar las medidas en ese sentido.
El plan de acción también insta a los países a identificar y destruir las armas excedentes, seguir de cerca a los portadores autorizados e identificar las armas en el momento en que son fabricadas, con el objetivo de permitir su rápida ubicación.
Pero un estudio de IANSA divulgado el lunes señaló que sólo 19 países revisaron sus leyes en materia de armas pequeñas, sólo 65 enviaron a la ONU informes de sus avances en el programa de acción y sólo 37 crearon comisiones especiales para coordinar las políticas.
Los únicos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU que crearon las comisiones especiales fueron Estados Unidos y Gran Bretaña. Los otros tres —China, Francia y Rusia— se han quedado muy atrás. Por otra parte, los cinco países son los mayores exportadores de armas del planeta.
Annan dijo el lunes, al abrir la conferencia, que "es difícil exagerar la importancia de la aplicación del programa de acción".
"Después de todo, las armas pequeñas y livianas pueden causar destrucción masiva. Matan a unas 60 personas por hora, es decir a medio millón por año. Noventa por ciento son mujeres y niños", añadió.
Esta semana, los estados miembro de la ONU tendrán la primera oportunidad de intercambiar información sobre la puesta en práctica del plan de acción en los ámbitos nacional y regional, y ver "cuánto falta para llegar", dijo Annan.
"Menos cuantificable, pero no menos palpable, son las consecuencias más amplias de las armas pequeñas por cuanto inflaman los conflictos, representan una amenaza para los funcionarios de mantenimiento de la paz y obstaculizan la asistencia, el desarrollo y el estado de derecho", indicó.
Más de un millón de personas murieron en incidentes con armas pequeñas desde la conferencia de 2001, calculó Nicola Reindorp, de la organización humanitaria católica Oxfam, con sede en Londres.
"La comunidad internacional debe actuar ahora para detener el tráfico de armas pequeñas antes de que aumente el saldo de muertes. Se necesita mucho más de lo que el Plan de Acción puede dar: que todos los gobiernos ajusten los patrones internacionales de transferencia de armas", advirtió la activista.
En muchas partes del mundo, poco ha cambiado desde la conferencia de 1991, si bien algunos países exhibieron algunos avances, dijo el activista Paul Eavis, de la organización no gubernamental Safeworld.
La organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) indicó el lunes que las armas ligeras han sido mal empleadas por gobiernos y fuerzas rebeldes de Birmania, Colombia, Costa de Marfil, Liberia, Macedonia, Nepal y República Democrática de Congo, y en Israel y en territorio palestino.
"En el Afganistán y en el Iraq de posguerra, la amplia disponibilidad de armas de pequeño porte amenaza la seguridad, socava el estado de derecho, daña los esfuerzos hacia la paz y pone a los civiles en grave peligro", agregó HRW.
Estas armas también son utilizadas para cometer violaciones de derechos humanos en países que pasan por periodos de relativa paz, como Camboya, Guatemala, Kirgisztán, Nigeria y Serbia, indicó la organización.
El informe de IANSA exhorta a los gobiernos a revisar las leyes de control de la manufactura, posesión, comercio, transferencia e intermediación de armas pequeñas, así como a aliarse con organizaciones no gubernamentales para impedir su proliferación.
IANSA también propuso la creación de una agencia internacional que marque y rastree las pequeñas armas, y la firma de un tratado que regule su transferencia.
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+ Red Internacional de Acción sobre Armas Pequeñas (http://www.iansa.org/)
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