COMERCIO: Problemas de salud aquejan a Cancún

El acceso a medicamentos a bajo precio en los países pobres es, junto con la agricultura, asunto decisivo para el resultado de las negociaciones de la llamada Ronda de Doha, que promueve la Organización Mundial del Comercio (OMC).

La ausencia de un acuerdo en cualquiera de esas dos áreas malogrará la conferencia que ministros de los 146 países miembros de la OMC celebrarán en septiembre en el sudoriental balneario mexicano de Cancún, pronosticó el presidente del consejo general de la institución, Carlos Pérez del Castillo.

Los ministros encomendaron a la OMC en la anterior conferencia realizada hace casi dos años en Doha, la capital de Qatar, que encontrara un método rápido para ayudar a los países que carecen de capacidad para fabricar medicamentos mediante el sistema de licencias obligatorias.

Uno de los acuerdos de la OMC, el de Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (Adpic), establece que en caso de epidemias los gobiernos pueden otorgar licencias obligatorias para la producción de fármacos genéricos, menos costosos que los patentados por los grandes laboratorios.

En el párrafo 6 de la declaración de Doha sobre los Adpic y la salud pública, los participantes en la conferencia determinaron que antes de fines de 2002 debía encontrarse una solución al problema de los países pobres carentes de tecnología farmacéutica.

Ese plazo venció sin que los países miembros de la OMC cumplieran con el mandato sobre medicamentos, como ha ocurrido con la mayoría de otros vencimientos escalonados en la Ronda de Doha.

Pero en el camino hacia Cancún la solución del problema de los medicamentos se presenta, ”más por razones simbólicas que comerciales”, como ”absolutamente necesaria”, señaló Pérez del Castillo, jefe de la misión negociadora de Uruguay.

Es que el debate sobre la propiedad intelectual y la salud pública viene precedido de una campaña de larga data realizada por gobiernos de numerosos países en desarrollo, encabezados por Brasil, Sudáfrica e India, y también por organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo.

En los países del Sur este asunto se ha convertido ”en una bandera por su naturaleza humanitaria”, declaró Pérez del Castillo a periodistas de habla hispana que asistieron esta semana en la OMC a un seminario de divulgación organizado por la Fundación Friedrich Ebert, de Alemania.

El portavoz de la OMC, Keith Rockwell, coincidió en que la eventual adopción en Cancún de un acuerdo sobre medicamentos de bajo costo ”marcará un hito histórico” en el sistema multilateral de comercio.

En cambio, si no hay progresos en torno a los fármacos, ”dudo que los países africanos y otros del mundo en desarrollo vayan a aceptar compromisos en otros asuntos”, adelantó Pérez del Castillo.

La solución estuvo muy próxima el 16 de diciembre, cuando el embajador de México, Eduardo Pérez Motta, que entonces presidía en la OMC el consejo de los Adpic, presentó un proyecto de declaración que contaba con adhesión aparentemente unánime.

Sin embargo, la representación de Estados Unidos, que consulta a los laboratorios farmacéuticos de ese país, impidió que se alcanzara el consenso, el método utilizado por la OMC para aprobar sus decisiones.

La industria farmacéutica reclamó originalmente que el permiso de venta de genéricos por países del Sur a otros de menor adelanto tecnológico se limitara a sólo tres enfermedades, el virus de inmunodeficiencia humana y su derivado el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), la malaria y la tuberculosis.

Más tarde propusieron que las enfermedades se extendieran a una lista de 22, pero esa idea fue rechazada por el mundo en desarrollo, que cuestionó cualquier límite en el tipo de dolencias y expusieron el riesgo de la aparición de brotes de nuevos males.

La súbita irrupción en el último semestre de la epidemia de Síndrome Respiratorio Agudo Severo, también llamado neumonía atípica, respaldó los argumentos de los países en desarrollo, recordó Rockwell.

Los laboratorios expusieron posteriormente su temor a que una resolución de la OMC favorezca una competencia desleal por parte de países que tienen capacidad para elaborar fármacos genéricos y para competir directamente con otros que gozan de patentes y de protección en los acuerdos Adpic.

En ese sentido, a la industria trasnacional le preocupa por ejemplo que la producción de genéricos llegue a socavar patentes, por ejemplo como la de Viagra, comentó el vocero de la OMC.

Pero es muy difícil pensar que un país como Botswana, torturado por la extensión de la epidemia de sida en un alto porcentaje de su población, pueda tener interés en atender problemas de disfunciones de la erección, agregó Rockwell.

En la búsqueda de una solución es probable que algunos países en desarrollo que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de la que forman parte todos los países industrializados, renuncien al derecho de producir genéricos para exportar a naciones pobres que afrontan epidemias.

Las delegaciones de México, Singapur y Corea del Sur expondrían esa declaración de manera formal durante una reunión del consejo de Adpic para que figure en las actas, mencionó Pérez del Castillo.

Otra alternativa estudiada para salir del estancamiento consiste en promover una declaración del presidente del consejo de Adpic, el embajador sudcoreano Eui Yong Chung, que formulara aclaraciones sobre los puntos controvertidos.

Sin embargo, la redacción de ese texto del presidente podría causar dificultades a algunos países, como Brasil o India, observó Pérez del Castillo.

El presidente del consejo general de la OMC dijo también que la industria farmacéutica ha transmitido a la organización su disposición a resolver el problema antes de la conferencia de Cancún, que sesionará del 10 al 14 de septiembre.

Los grandes laboratorios reconocen que en la ciudad mexicana habrá numerosas organizaciones no gubernamentales y que entre sus consignas principales figurará el tema de los medicamentos y la crítica a las compañías transnacionales del sector.

Por eso, ellos quieren resolverlo antes de Cancún para no cargar con las culpas de un fracaso de la conferencia, insistió el negociador uruguayo.

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