Las protestas en Hong Kong contra una estricta ley de seguridad y a favor de la democracia significan para China una amenaza a su objetivo a largo plazo de reunificación con Taiwan, su provincia renegada.
Autoridades taiwanesas aprovecharon el descontento reinante en Hong Kong, seis años después de su devolución a China por Gran Bretaña, para afirmar que la fórmula de un país, dos sistemas ha fallado.
Al recuperar la soberanía sobre Hong Kong en 1997, el gobierno comunista chino se comprometió a mantener un alto grado de autonomía por 50 años en ese territorio, que se convirtió en una Región Autónoma Especial.
Beijing se propone recuperar a la próspera Taiwan con promesas de una autonomía similar, pero sus intentos por introducir leyes para reprimir el disentimiento en Hong Kong demuestran que no se puede confiar en el modelo de un país, dos sistemas, afirmó el canciller taiwanés Eugene Chien.
¿Cómo podría la comunidad internacional creer que Beijing puede resolver de forma pacífica su disputa territorial con Taipei si violó su garantía de mantener la economía de libre mercado en Hong Kong por 50 años?, preguntó Chien a un seminario el domingo.
El temor en Beijing a perder definitivamente a Taiwan es tan grande que la prensa controlada por el Estado oculta el fermento político que tiene lugar en Hong Kong desde hace semanas.
Mientras, funcionarios de gobierno comenzaron a distanciarse sutilmente del impopular jefe ejecutivo de Hong Kong, Tung Chee- hwa, y a asegurar a sus habitantes que el estado de la opinión pública es objeto de un intenso estudio en Beijing.
El gobierno ya envió a Hong Kong representantes políticos, académicos y agentes de inteligencia para tomarle el pulso a esa diversa ciudad-territorio de siete millones de habitantes.
Un alto funcionario chino dijo que las manifestaciones debían tomarse en serio, luego de la tercera protesta masiva realizada en Hong Kong el fin de semana.
El ex negociador comercial Long Yongtu dijo a la prensa en Hong Kong que Beijing ha tomado en serio el descontento social en el territorio.
Hong Kong es un lugar con libertad de expresión, y las protestas forman parte de eso. Cualquier forma de expresión permitida por la ley debe ser tomada en serio, declaró Long.
Mientras, la máquina propagandística del gobierno chino intenta presentar el actual fermento político en Hong Kong como una crisis de su propia administración, más que como un llamado a realizar reformas democráticas.
También esta semana, la edición en Hong Kong del diario oficial China Daily atacó a los políticos que promueven reformas democráticas y sostuvo que la protesta callejera de medio millón de personas el 1 de este mes no fue una señal de apoyo público a las reformas políticas.
Algunos políticos están usando el descontento público con la administración de Tung Chee-hwa para subvertir el sistema político del territorio, acusó el diario de lengua inglesa en una nota editorial.
El pueblo de Hong Kong tiene muchas quejas contra el gobierno, pero eso no significa que guste de los 'demócratas', agregó.
La manifestación del pasado fin se semana —la tercera en sólo un mes— agregó más presión para que Tung renuncie.
Las protestas en Hong Kong se sucedieron luego de una manifestación de medio millón de personas el 1 de julio, en el sexto aniversario de la devolución del territorio a China, contra un proyecto de ley que introduciría un régimen de represión del disentimiento al estilo comunista.
Una segunda movilización tuvo lugar el día 9, en que los manifestantes pedían la renuncia de Tung y la devolución del poder al pueblo.
Los manifestantes aprovecharon para descargar su frustración por todo lo que ha salido mal en Hong Kong bajo el gobierno chino.
Desde que Tung Chee-hwa se transformó en jefe ejecutivo por designación de Beijing, en 1997, Hong Kong sufrió dos recesiones que hicieron caer los precios de las propiedades en 60 por ciento.
Actualmente, el desempleo se sitúa en 8,3 por ciento, una cifra sin antecedentes en esta ciudad-territorio que supo ser un vibrante centro financiero.
También se atribuye al gobierno de Tung el mal manejo de la epidemia de síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) o neumonía atípica. Por temor a molestar a Beijing, los gobernantes de Hong Kong no criticaron el encubrimiento inicial de la epidemia por las autoridades chinas.
En China continental, Hong Kong y Taiwan se produjeron al menos 7.775 de los casi 8.500 casos de SRAS detectados en todo el mundo, 9,5 por ciento de ellos fatales.
Pero principalmente, Tung perdió el respeto de gran parte del público por no cumplir la promesa del gobierno chino de no interferir en los asuntos internos de Hong Kong durante 50 años, bajo el modelo de un país, dos sistemas.
Tung fue obligado a moderar el tono y luego a postergar la aprobación de una controvertida ley de seguridad, llamada Artículo 23, luego de que miembros de su administración se sumaran a la oposición pública al proyecto.
La norma propuesta fue objeto de acalorados debates por temor a que fuera utilizada contra los opositores políticos.
La redacción original del proyecto permitía a las autoridades de Hong Kong proscribir a todos los grupos vinculados con organizaciones prohibidas en China continental, autorizaba a la policía a realizar allanamientos sin orden judicial, y preveía castigos a los periodistas que publicaran información clasificada.
La crisis política en la antigua colonia británica se produce en un momento embarazoso para los líderes chinos, que se preparan para recibir la semana próxima al primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair. (