Queremos cambios, pero nuestro dilema como obreros es que tenemos cuentas que pagar. Debemos sobrevivir, dijo Brian Mafudza este jueves, cuarto día de protestas convocadas en Zimbabwe por la oposición para exigir la renuncia del presidente Robert Mugabe.
La crisis económica sin precedentes en los 23 años de vida independiente de Zimbabwe repercute directamente en el bolsillo de los trabajadores.
No recibiremos la paga de cinco días de huelga. Esto ocurrió antes, en otras protestas. Y eso significa que será una verdadera lucha sobrevivir este mes, dijo Mafudza, de 28 años, obrero de una empresa procesadora de paprika en Ruwa, 30 kilómetros al este de Harare.
Estamos entre Guatemala y guatepeor, dijo la vendedora ambulante de baratijas contrabandeadas Rejoice Zonde, madre de dos niños.
El líder del opositor Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), Morgan Tsvangirai, llamó a la protesta masiva para desalojar a Mugabe, en el poder desde la independencia en 1980, o al menos obligarlo a negociar en busca de una salida política a la crisis.
También los gobiernos del estadounidense George W.Bush y del británico Tony Blair llamaron a una transición política en Zimbabwe luego de las elecciones del año pasado, en las que la Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF) ganó, según el MDC, mediante el fraude.
Mafudza gana 30 dólares estadounidenses mensuales. El alquiler de su vivienda, los gastos de agua y los de electricidad insumen 6,25 dólares, el transporte hacia su trabajo, 8,75 dólares. Con el resto, debe sobrevivir junto con su esposa y a su hijo de tres años.
Rindai, la esposa de Mafudza, vende huevos a los vecinos para completar el ingreso. En un buen día puede obtener así un dólar estadounidense, el precio de una barra de pan en el mercado negro. Pero esa actividad también se paralizó por la protesta opositora, dijo Mafudza.
El economista Moses Tekere, director del Centro de Estudios sobre Comercio y Desarrollo, consideró que, de todos modos, la huelga persigue una buena causa.
En el corto plazo, es cierto, habrá pérdidas reales, pero esas pérdidas podrán compensarse en el largo plazo si hay reconocimiento de que el manejo macroeconómico necesita un reajuste, dijo.
Desde 2001, más de 3.000 personas quedaron sin empleo por el cierre de un centenar de fábricas. Se prevé la desaparición de más puestos de trabajo por la reducción del personal de diversas empresas, obligadas por la escasez de divisas extranjeras, combustible y materia prima.
Unos 300.000 trabajadores del sector agrícola perdieron el empleo luego de la implementación de la controvertida reforma agraria por la cual el gobierno de Mugabe confiscó entre 2000 y 2003 las posesiones de 4.500 hacendados blancos para distribuirlas entre negros sin tierra.
Ocho de los 13 millones de habitantes de Zimbabwe necesitan ayuda alimentaria. Escasean el combustible, pan, azúcar y billetes. La inflación ya supera 200 por ciento, y se prevé que alcance 300 dentro de dos meses.
Con un desempleo que supera 70 por ciento de la fuerza de trabajo, con el VIH y el sida devastando la población y con la fuga de profesionales especializados y trabajadores calificados, la mayoría para Gran Bretaña y Sudáfrica.
No parece haber mucha esperanza para los trabajadores de Zimbabwe.
La huelga afectó especialmente a los sectores bancario y comercial, los únicos que tuvieron pérdidas reales, dijo a IPS el sindicalista Collin Gwiyo. En general, los trabajadores no ganan nada, con o sin huelga, agregó.
El gobierno no oculta su contrariedad ante las protestas. Quiero alertar a todos los empresarios que estamos tomando nota de los que mantienen las purtas cerradas para retirarles el permiso, dijo el ministro de Industria y Comercio Internacional, Samuel Mumbegegwi.
En la central ciudad de Gweru y en la meridional localidad azucarera de Chiredzi, la policía condujo a huelguistas de supermercado de sus casas al trabajo.
La mayoría de los trabajadores permanecen en sus hogares para evitar la brutalidad de policías y soldados desplegados desde el lunes por el gobierno en áreas residenciales.
Policías y militares golpearon a civiles que esperaban en la cola de un cajero automático en Harare el miércoles, según presenció IPS. Ustedes quieren dinero pero se niegan a ir a trabajar, le gritó un soldado.
Más de 150 personas fueron tratados en hospitales el miércoles por heridas ocasionadas por soldados y policías, que detuvieron a 300 personas.
Tres estudiantes de la Universidad de Zimbabwe fueron muertos a manos de las fuerzas del orden, según informes sin confirmar conocidos este jueves.
A pesar de la creciente presión de Estados Unidos y de otros países occidentales así como de Nigeria, Sudáfrica y otras naciones africanas, sanciones diplomáticas incluidas, Mugabe trata de mantener el respaldo de sus seguidores.
Además, descalifica a la oposición, a la que acusa de secuaces de los agricultores blancos, cuyas tierras fueron expropiadas, y de intereses occidentales.
Mugabe respondió a la protesta con exhibiciones de poder por parte del ejército y el despliegue de la milicia de ZANU-PF, denominada Green Bombers. (