Los rebeldes Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE) de Sri Lanka se vieron obligados a ceder y mostraron disposición a reactivar el proceso de paz, y, de hecho, se dieron por vencidos en su esfuerzo de imponer sus reglas a la comunidad internacional.
Los insurgentes dejaron entrever, en una serie de contactos que tuvieron la semana pasada en Londres con representantes de Noruega — país mediador en el conflicto— y con autoridades de Colombo, que están cediendo ante la presión mundial.
La comunidad internacional prometió donar 4.500 millones de dólares para la reconstrucción de Sri Lanka, pero supeditados a la reanudación del proceso de paz, interrumpido por los rebeldes luego de que no fueran invitados a una conferencia de donantes en Estados Unidos en abril.
El miércoles 25, el jefe negociador de los Tigres, Antnon Balasingham, aseguró a la revista The Tamil Guardian —publicada por partidarios del LTTE en Londres—- que los rebeldes no han olvidado sus demandas históricas. Una aclaración muy reveladora.
Balasingham dijo que el exceso de internacionalización del proceso de paz, al permitir la participación de varias potencias, complicará las negociaciones y acabará con el equilibrio.
Estas declaraciones del jefe negociador de los Tigres, hechas luego de una una entrevista en Londres con el enviado especial de Noruega, Erik Solheim, dejaron entrever la disposición del LTTE a reanudar las negociaciones con el gobierno de la presidenta Chandrika Kumaratunga.
El LTTE ha hecho varios esfuerzos para ganar legitimidad en el exterior. De hecho, las rondas de negociaciones fueron propuestas en su momento por los Tigres con el objeto de ganarse el respeto de la comunidad internacional.
Sin embargo, los Tigres se dieron cuenta de que no se les iba a tener en cuenta sólo porque participen de negociaciones con Colombo. El principal obstáculo para el reconocimiento internacional del grupo es su renuencia a abandonar las armas.
Esta fue la razón por la cual los Tigres no fueron invitados a la conferencia de donantes realizada en abril. Ni Washington ni Nueva Delhi —que tienen gran influencia política en Sri Lanka y consideran al LTTE una organización terrorista— creen en las intenciones de paz de ese grupo.
En la reunión de donantes realizada este mes en Japón, que fue boicoteada por el LTTE, los rebeldes se percataron de cuán grande es la presión de la comunidad internacional para que pongan fin a su lucha.
Más de 65.000 personas han muerto y unas 800.000 han sido desplazadas por la guerra civil que libra el LTTE desde 1983 para lograr la autonomía del norte y el este del país, donde los tamiles son mayoría.
Más de 70 por ciento de los 18 millones de habitantes de Sri Lanka son de la etnia cingalesa —la mayoría budistas— y 18 por ciento son tamiles, cuyos ancestros proceden del sur de India y que practican el hinduismo.
Otro aspecto revelador del cambio de actitud del LTTE es el miedo que muestran sus dirigentes en las conferencias de prensa a que se divulguen las concesiones que han hecho desde que comenzaron las conversaciones con el gobierno en septiembre.
Balasingham explicó que la revisión radical que el LTTE pidió hacer del proceso de paz se refería a terminar con las conferencias de prensa que se realizaban al fin de cada ronda de negociaciones.
En un comienzo, Balasingham disfrutó la gran difusión que tuvo el LTTE en los medios de comunicación internacionales y de Sri Lanka. El jefe negociador aprovechó esto para presentar a los Tigres como un grupo dispuesto al diálogo y al cambio.
El deseo que ahora tienen los Tigres de acabar con las conferencias de prensa es visto por muchos observadores como un gran miedo a la crítica pública y a perder credibilidad ante los tamiles por las concesiones hechas en secreto con el gobierno o por las promesas incumplidas.
Analistas también critican la falta de respeto a los derechos humanos mostrada hasta ahora por el LTTE, pese a que Balasingham había prometido preservar las libertades políticas y civiles en el territorio que controlan y permitir la presencia de un experto en derechos humanos en las negociaciones con Colombo.
En ambos casos, la gran responsabilidad de dar explicaciones la tiene el LTTE, no el gobierno. Después de todo, es el LTTE el que quiso internacionalizar el conflicto y hacer público el proceso de paz, dijo a IPS un negociador de Colombo.
Ellos tendrán que explicar qué se refieren con no internacionalizar el conflicto, pues ya lo han hecho, añadió. (