Un cóctel de narcotráfico, tala ilegal y corrupción policial mata a los indígenas, a su tierra y a su cultura en el septentrional estado mexicano de Chihuahua, fronterizo con Estados Unidos.
Allí la historia indica que el indígena que se interpone en el camino de las mafias termina narcotizado, preso o muerto.
Isidro Baldenegro, dirigente indígena rarámuri, lo sabe por experiencia propia, pero desde la cárcel dijo a IPS que seguirá ”dando la guerra” contra ”los caciques y las mafias”.
”Ojalá quede algo de justicia para detener la destrucción y la tala abusiva”, comentó Baldenegro, detenido en marzo bajo cargos de posesión de armas y drogas, justo cuando lograba, junto con otros nativos, frenar de forma temporal la tala de un bosque de pinos.
El caso de ese preso, líder de la comunidad Coloradas de la Virgen, en Chihuahua, está ya sobre el escritorio del presidente Vicente Fox, gracias a gestiones de grupos ambientalistas que piden su liberación, en un país que cada año pierde 1,1 millones de hectáreas de bosque.
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Coloradas de la Virgen es una zona de más de 25.000 hectáreas, habitada desde tiempos inmemoriales por nativos rarámuris, como ellos se autodenominan, o tarahumaras, como se conoce al grupo entre antropólogos locales.
En 1953, el gobierno cedió a colonos casi toda esa zona, y especialmente el bosque y la tierra cultivable.
En acciones legales posteriores, los indígenas lograron recuperar parte de sus tierras tradicionales, pero casi todos quedaron relegados a zonas de barrancas, lo que no impidió que luchen por recobrar el bosque nativo.
Chihuahua cuenta con alrededor de siete millones hectáreas de bosques de climas templado y frío.
Baldenegro se manifestó ”impotente al ver cómo nos acusan (las mafias) y (los jueces y policías) les creen”. Los ambientalistas aseguran que su caso es similar al de Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera, indígenas del meridional estado de Guerrero.
Cabrera y Montiel se oponían también a la tala de árboles, y permanecieron presos durante dos años por los mismos cargos que ahora se imputan a Baldenegro. Tras una campaña internacional por ellos, ambos quedaron libres en 2001, y el gobierno de Fox reconoció que habían sido víctimas de una injusticia.
La organización no gubernamental (ONG) Fuerza Ambiental, que trabaja en Chihuahua, expresó su esperanza de que Baldenegro sea liberado como los presos de Guerrero.
”La situación en Coloradas de la Virgen es delicada, pues allí son los indígenas comuneros los que, con Baldenegro al frente, resisten la tala indiscriminada e ilegal que llevan adelante caciques y mafias”, explicó a IPS Patricia Peña, coordinadora de proyectos productivos de Fuerza Ambiental.
El indígena rarámuri relató desde la prisión que fue apresado en su casa en Coloradas de la Virgen por policías judiciales que no exhibieron ninguna orden y que lo amenazaron.
”A mi papá (quien también fue dirigente comunitario) lo mataron por enfrentarse a los caciques que cortan la madera y tienen relación con el narcotráfico, así que ya sé de esa historia, pero seguiré peleando”, manifestó el nativo de 37 años.
En efecto, en 1986 Julio Baldenegro fue asesinado por francotiradores, y ese crimen aún no se ha aclarado.
La Procuraduría General de la República (fiscalía) y autoridades de Chihuahua reconocen que en Coloradas de la Virgen y pueblos aledaños existen problemas de tierras entre indígenas y mestizos, tala ilegal de bosque, siembra de marihuana y presencia de narcotraficantes.
En 1993, Teresa Jardi, entonces delegada de la Procuraduría en Chihuahua, declaró que en la sierra Tarahumara, que incluye la zona de Coloradas de la Virgen, había bandas de la ”delincuencia organizada” vinculadas con policías, y que en esos grupos se mezclaban empresarios madereros y narcotraficantes.
Jardi señaló como uno de los líderes de los delincuentes al mestizo Artemio Fontes, pero éste y sus familiares fungen hasta la fecha como autoridades locales de Coloradas de la Virgen, y mediante asambleas presuntamente legales son los que autorizan la tala del bosque de pinos.
Los comuneros, con Baldenegro a la cabeza, denunciaron que esa tala es ilegal y que las autoridades debían impedir que continuara.
Luego de un proceso judicial, lograron a fines de 2002 la suspensión de la tala, pero Fontes y sus allegados interpusieron recursos para que esa actividad no se interrumpiera.
”El pacífico pueblo tarahumara está siendo aniquilado por las agresiones impunes de los narcotraficantes mexicanos y el descuido de las autoridades”, afirmó en 1994 la ONG estadounidense Forest Guardians (Guardianes de los Bosques).
En una carta dirigida al entonces presidente Ernesto Zedillo (1994-2000) y apoyada por cerca de 90 grupos ambientalistas y humanitarios de nueve países, Forest Guardians aseguró que en la sierra Tarahumara eran ”asesinados cada semana tres o cuatro indígenas”.
Añadió que las tierras de los nativos eran ”invadidas por los narcotraficantes o por las compañías madereras controladas por los carteles de la droga”.
Uno de los caciques más violentos es Fontes, contra quien existe orden de aprehensión por más de 60 delitos. Sin embargo, vive abiertamente en su casa en Chihuahua, capital del estado, añadió el grupo estadounidense. Y Fontes sigue actuando. ”El es uno de los culpables de que yo este preso, por eso lo acuso directamente”, expresó Baldenegro desde la cárcel.
”En el estado de Chihuahua, en las regiones más apartadas de la sierra, más de la mitad de los indígenas que ahí viven son arrastrados” al negocio de la drogas en sus modalidades de siembra o tráfico, indica un diagnóstico de la Procuraduría General.
Chihuahua es vecino de Estados Unidos, el principal consumidor de drogas en el mundo.
En ese estado viven unos 150.000 indígenas, 4,5 por ciento de la población total, en su mayoría rarámuris o tarahumaras, y más de 90 por ciento de ellos no cuentan con seguridad social.
Cincuenta por ciento son analfabetos, un porcentaje superior al promedio estatal de seis por ciento, 64 por ciento de los mayores de 15 años no cuentan con instrucción escolar, y 46 por ciento de quienes tienen de 6 a 14 años no asisten a la escuela.
