La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) está nerviosa por las consecuencias políticas y quizá económicas de la intransigencia del régimen militar de uno de sus miembros, Birmania, que se niega a liberar a la líder opositora Aung San Suu Kyi.
En su reunión anual, realizada esta semana en Phnom Penh, la capital de Camboya, los cancilleres de ASEAN urgieron a Rangún a liberar a Suu Kyi lo antes posible y expresaron preocupación por la imagen regional.
Suu Kyi, premio Nobel de la Paz, está presa desde el 30 de mayo, cuando un grupo armado partidario del gobierno militar atacó una caravana encabezada por la líder en el norte del país, en un incidente que según testigos dejó decenas de muertos.
Además de detener a la líder opositora, los militares cerraron la mayoría de las oficinas de su Liga Nacional para la Democracia (LND), colocaron a otros disidentes bajo arresto domiciliario y apresaron a cientos de activistas por la democracia.
La campaña de represión provocó la reacción de la Unión Europea y Estados Unidos, que endurecieron sus sanciones contra Birmania, pero también enojó a los vecinos de ASEAN (integrada, además de Birmania, por Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam).
La mayoría de los cancilleres reunidos en Phnom Penh coincidieron en que los problemas políticos de Birmania son perjudiciales para la imagen de la asociación regional en su conjunto.
Lamentablemente, ahora que ustedes forman parte de ASEAN, todos los países hermanos comparten su responsabilidad ante la comunidad internacional, dijo el canciller filipino Blas Ople a su homólogo birmano, Win Aung.
No es justo que la imagen de ASEAN sea definida por los hechos que ocurren en su país, agregó Ople.
Aunque las declaraciones finales de la reunión de cancilleres y del Foro Regional de ASEAN fueron suaves en su contenido, Win Aung se fue con la clara impresión de que la mayoría de sus pares asiáticos están perdiendo la paciencia con Rangún.
La mayoría de los países de ASEAN comprenden que los últimos acontecimientos en Birmania fueron un gran paso atrás, que pone al proceso de reconciliación nacional en peligro de colapso, comentó un diplomático en la reunión de Phnom Penh.
También saben que esto tendrá indudables implicaciones para la paz y la prosperidad de toda la región, no sólo Birmania, dijo.
La LND de Suu Kyi obtuvo una arrolladora victoria en los comicios de mayo de 1990, pero el gobierno militar de entonces desconoció el resultado electoral, prohibió las actividades de la oposición y encarceló o desterró a sus líderes.
Suu Kyi, hija del héroe anticolonialista Aung San, fue entonces condenada a prisión domiciliaria e incomunicada. Desde entonces fue liberada y detenida innumerables veces.
Su última liberación se había producido en mayo de 2002, luego de que el enviado especial de la ONU a Birmania, Razal Ismail, convenciera a los generales de iniciar un diálogo con la líder opositora.
Pero para el general Than Shwe, que asumió todo el poder político y militar, esa liberación fue un fin en sí mismo y no un paso hacia las negociaciones directas con la líder opositora.
Ahora, el gobierno sostiene que Suu Kyi está bajo custodia de protección y que será liberada cuando la situación vuelva a la normalidad.
Así lo declaró el canciller Win Aung a la prensa en Phnom Penh, antes de volver a Rangún. No tenemos ninguna animosidad contra Aung San Suu Kyi, manifestó.
Mientras, Razali Ismail reiteró su pedido a Rangún de que aclare las condiciones de detención de Suu Kyi.
El gobierno debe aclarar la situación de inmediato y liberar a Aung San Suu Kyi que, en opinión de la ONU, no representa una amenaza para la estabilidad y seguridad de Birmania, sino que por el contrario, puede contribuir a ellas, dijo el enviado a IPS.