BIRMANIA: Militares en pugna por Suu Kyi

La última ofensiva del gobierno militar de Birmania contra la oposición esconde una división dentro de la junta sobre la actitud a adoptar frente a la líder opositora Aung San Suu Kyi, una vez más detenida e incomunicada.

Los más radicales, como el general Than Shwe, jefe de la junta militar, están convencidos de que no hay necesidad de dialogar con Suu Kyi, pero otros líderes creen que si no lo hacen, su tiempo en el poder se acabará.

”Muchos generales —como el jefe de inteligencia militar, Khin Nyunt— saben que la actual parálisis política no puede continuar sin nefastas consecuencias para ellos”, comentó un diplomático en Rangún.

Esos líderes moderados creen que el frustrado proceso de diálogo iniciado hace más de dos años con la oposición podría garantizar al ejército un papel de largo plazo en la política birmana, y saben que la única manera de hacerlo es hablar con Suu Kyi.

Pero los radicales no opinan lo mismo y casi han declarado la guerra a la opositora Liga Nacional por la Democracia y a su líder Suu Kyi, galardonada con el premio Nobel de la Paz en 1989.

Los militares detuvieron el viernes a Suu Kyi, colocaron a otros líderes opositores bajo arresto domiciliario, cerraron la mayoría de las oficinas de la Liga y apresaron a cientos de activistas por la democracia.

”Un clima de miedo se ha instalado en Rangún”, dijo un diplomático asiático. ”Recuerda al período previo a 1988: crisis económica, incertidumbre política y represión militar. En todo el país hay una atmósfera de incertidumbre”, agregó.

Las autoridades pusieron a Suu Kyi bajo ”custodia protectora” luego de un violento enfrentamiento el viernes entre sus partidarios y grupos de ”vigilantes” progubernamentales, durante una gira de la líder por el norte del país.

Testigos oculares dijeron que más de 60 personas murieron en los choques, aunque el gobierno afirma que los muertos fueron sólo cuatro.

Además, agregaron, Suu Kyi fue herida en el rostro y uno de sus hombros cuando un ladrillo se estrelló contra la ventana de su vehículo. Después del incidente, la líder fue llevada a las afueras de Rangún, donde permanece incomunicada en un campamento militar.

El régimen militar rechazó los informes. ”No tiene ninguna lesión física y no necesita tratamiento médico”, declaró el vicecanciller Khin Maung Win a diplomáticos en Rangún.

Pero los opositores no están convencidos de esto, dado que diplomáticos y funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no han logrado ver a Suu Kyi desde su detención.

La Liga Nacional para la Democracia de Suu Kyi obtuvo una arrolladora victoria en los comicios de mayo de 1990, pero el gobierno de entonces desconoció el resultado electoral, prohibió las actividades de la oposición y encarceló o desterró a sus líderes.

Suu Kyi, hija del héroe anticolonialista Aung San, fue entonces condenada a prisión domiciliaria e incomunicada. Desde entonces fue liberada y detenida innumerables veces.

Su última liberación se había producido en mayo de 2002, luego de que el enviado especial de la ONU a Birmania, Razal Ismail, convenciera a los generales de iniciar un diálogo con la líder opositora.

Pero para el general Than Shwe, que asumió todo el poder político y militar, esa liberación fue un fin en sí mismo y no un paso hacia las negociaciones directas con la líder opositora.

Mientras, los pragmáticos están agrupados alrededor del jefe de inteligencia Khin Nyunt y la cancillería, y advierten a sus homólogos asiáticos y diplomáticos establecidos en Rangún que Birmania enfrentará una gran crisis política en los próximos meses si el diálogo político no avanza.

La ofensiva contra la oposición parece ser una campaña orquestada por los radicales del ejército, dijeron fuentes militares de Rangún.

”El ejército ha estado en alerta más de una semana antes del violento enfrentamiento en el norte de Birmania”, dijo una fuente.

Mientras los radicales buscan excusas para retardar el diálogo e ignorar a la oposición, la inteligencia militar realiza esfuerzos por reanudar las conversaciones con Suu Kyi, al menos a un nivel militar inferior al de los tres generales que dominan la junta.

”Ambas partes iban a reunirse cuando (Suu Kyi) regresara del estado de Kachin”, declaró U. Lwin, portavoz de la LND.

Mientras, el enviado de la ONU, Razali Ismail, llegará a Rangún este viernes para tratar de mediar entre las partes, aun cuando los militares advierten que no le pueden garantizar el acceso a Suu Kyi.

Si los radicales no cambian de posición, ”la comunidad internacional no tendrá otra opción que adoptar sanciones económicas”, dijo un diplomático.

También podría modificarse la política de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, que en los últimos años adoptaron un ”compromiso constructivo” con Birmania. (

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