El colibrí esmeralda, o Amazilia luciae, es un ave endémica de Honduras y la más amenazada de América Central, pero un proyecto de ley que se presentará en agosto al Congreso legislativo de ese país podría convertirse en su pasaporte al futuro.
Esa especie de apenas diez centímetros vivió en los últimos años su etapa de mayor riesgo debido a los planes del gobierno de construir una carretera que cruzaría un tramo de su hábitat.
Una iniciativa de ley para declarar área protegida la nororiental zona del valle del Aguán, donde mora el pequeño colibrí, es también un buen augurio para el futuro del único bosque muy seco tropical del país, dijo a Tierramérica Elda Maldonado, directora de Biodiversidad de la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (SERNA).
Como el colibrí, de gran atractivo por su brillante color verde esmeralda, ese ecosistema está a punto de desaparecer. El bosque muy seco tropical es muy raro en el istmo centroamericano. Se encuentra sólo en el valle del Motagua, en el occidente de Guatemala, y en Aguán.
El interés por salvar el colibrí aumenta por la intención de preservar el bosque, explicó a Tierramérica Fausto Mejía, funcionario de SERNA para el Corredor Biológico Mesoamericano, un plan de restauración de hábitat al que adhieren los siete países centroamericanos y México.
De las más de 50.000 hectáreas de la zona plana del valle del Aguán, 30.000 eran de bosque muy seco tropical en 1938. En 1977 esa superficie se había reducido a 16 mil hectáreas, y en 2000 había apenas 8.495 hectáreas, según un estudio más reciente, dijo Mejía.
Pero de esa extensión, sólo 3.900 hectáreas pueden considerarse bien conservadas para sostener poblaciones significativas del colibrí esmeralda, añadió.
La propuesta de ley, elaborada por un comité con delegados de SERNA, la Secretaría de Obras Públicas, Transporte y Vivienda (SOPTRAVI) y la Corporación Hondureña de Desarrollo Forestal, pretende frenar la deforestación, que convirtió esa zona en un fragmentado bosque, afirmó Maldonado.
El plan de manejo para la que será la más pequeña área protegida del país, de apenas algo más de mil hectáreas, prevé que con los años se vuelva a formar una masa boscosa continua, señaló.
Desde que fue descubierto en 1867 era común observar al colibrí esmeralda en el corredor atlántico y oriental del país. Ahora está catalogado como la especie en mayor peligro de extinción de América Central, según el libro rojo de la Unión Mundial para la Naturaleza (IUCN).
La preservación del bosque y del colibrí esmeralda interesa a ecologistas y sectores sociales que temen por los planes gubernamentales para construir un tramo carretero que cruzaría el hogar del ave.
Los especialistas dan dos años de vida al colibrí a partir de la inauguración de 57 kilómetros de carretera en medio del valle, de intensa actividad agrícola y ganadera.
La SOPTRAVI gestionó el proyecto carretero en 1998, solicitando unos 12 millones de dólares para financiar la obra al Banco Mundial.
El organismo financiero internacional condicionó el préstamo a la aprobación de una ley que incluyera un plan de manejo de la zona donde habita el colibrí como área protegida, explicó Maldonado.
La construcción de la carretera afectaría en primera instancia al bosque. Pero el ruido, el polvo y el humo producidos por la maquinaria trastornaría el comportamiento del colibrí, obligándolo a alejarse de sus fuentes de alimento y de sus sitios de descanso y acicalamiento.
El proyecto carretero no está cancelado, sólo fue detenido hasta que la ley sea aprobada, dijo Maldonado, optimista sobre el trámite parlamentario.
Otra labor importante será informar adecuadamente a los habitantes de la zona de los beneficios de preservar el ave y su ecosistema a habitantes del valle, quienes apoyan la construcción de la carretera.
Cuando aducen que por un pájaro no se debe suspender la obra, los comuneros evidencian la falta de una información adecuada, añadió la especialista.
Honduras posee siete por ciento de la biodiversidad del mundo y su ambiente alberga 701 especies de aves. Sin embargo, 59 de ellas tienen amenazados su hábitat y cinco están en peligro de extinción. El país pierde 80 mil hectáreas de bosques por año.
* Con aportes de Thelma Mejía (Honduras). Publicado originalmente el 14 de junio por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (