El trabajo forzado, en situaciones de servidumbre similares a la esclavitud, existe tanto en los países ricos como en los pobres, destacaron expertos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En la agricultura, al trabajo forzado se suma la trata de personas mediante desplazamientos de trabajadores rurales dentro de un país, como en Brasil, India y Pakistán, o internacionales, como los dirigidos a España, Francia, Grecia y Portugal.
Por lo menos 90 países de distintos continentes están involucrados en estas prácticas como puntos de origen, de tránsito o de destino del tráfico de personas, precisó Thetis Mangahas, experta de la OIT en cuestiones de trabajo forzoso y migraciones.
Una base de las estimaciones sobre el número de personas sometidas a esclavitud en el mundo son cálculos del gobierno de Estados Unidos publicados el año pasado en un informe sobre trata de personas, a partir de datos recogidos en 1997.
Los autores de ese informe estadounidense fijaron en por lo menos 700.000 las víctimas de esa trata, en su mayoría mujeres y niños.
Los expertos también emplean cálculos de la Organización Internacional para las Migraciones, que elevan a cuatro millones el número de personas sometidas a tráfico interno e internacional.
El director general de la OIT, Juan Somavía, comentó a los técnicos de esa institución que sería importante disponer de un gráfico para medir los efectos en el mundo del problema del trabajo forzoso.
Roger Plant, uno de los expertos de la OIT, señaló las dificultades que se oponen a una medición apropiada del fenómeno, que consideró semejantes a las que impiden registrar con precisión el trabajo infantil.
La OIT afirma que en la actualidad trabajan unos 246 millones de niños y niñas, en algunos casos menores de cinco años, y que los trabajadores menores de 15 años suman unos 186 millones, sin que en el futuro de muchos de ellos se perfile siquiera la posibilidad de asistir a la escuela.
El trabajo forzoso se presenta rodeado de secreto, oculto, se desarrolla en la economía subterránea y con frecuencia está vinculado con organizaciones delictivas, corroboró Plant durante una mesa redonda realizada en la OIT con participación de representantes internacionales.
En la meridional ciudad brasileña de Sao Paulo, el mayor centro industrial de América Latina, los talleres clandestinos de confección donde trabajan inmigrantes irregulares están a pocos pasos de las oficinas del alcalde de la ciudad, dijo Jan Rocha, periodista brasileña contratada por la OIT para redactar el informe sobre ese fenómeno en Brasil.
Esos talleres nunca fueron visitados por inspectores laborales ni recaudadores de impuestos, y su total de cientos o quizá miles en Sao Paulo es una de las grandes áreas potenciales de trabajo forzoso de Brasil, destacó.
El 13 de febrero, la policía descubrió encerrados con candado en un distrito central de Sao Paulo a 60 bolivianos, incluyendo mujeres y niños, que trabajaban en un taller clandestino. La propietaria, una mujer de origen coreano, fue acusada de mantener a esas personas en situación de esclavitud.
También en Europa se registraron casos de trabajo forzoso en industrias de manufactura, y en particular de vestimenta, con casos verificados en Italia y Francia, dijo Mangahas.
Las investigaciones realizadas en 2002 por la OIT han permitido comprobar, lamentablemente, que en Europa se encuentra trabajo forzoso, explicó.
Esa situación se registra en primer lugar en la industria del sexo, que existe en todas partes del continente, señaló la especialista.
El informe de Estados Unidos consignó que la trata de personas introdujo en ese país en 1997, con fines de explotación sexual, a unas 50.000 personas, entre ellas nujeres y niños.
Pero en Europa también se verifican casos de trabajadoras domésticas en esa situación de servidumbre semejante a la esclavitud, algunas de ellas empleadas por diplomáticos.
Hay trabajo forzoso en territorio europeo en el sector de la agricultura, y también en la industria de la construcción, con ejemplos en Alemania, Italia y Rusia, citó Mangahas.
Según Rocha, la principal área en Brasil de trabajo forzoso es la explotación agrícola en la cuenca del Amazonas, especialmente en actividades de deforestación y limpieza de bosques para pastoreo de ganado.
Esa práctica se registra en establecimientos de propiedad privada pero indefectiblemente beneficiados con fondos públicos, a través de exenciones impositivas, subvenciones o préstamos blandos de bancos oficiales, aseguró la periodista.
En India, el trabajo en servidumbre que se realiza en las zonas rurales destruye el medio ambiente, explicó el sociólogo Felix Sugirharaj, que realiza una investigación por encargo de la Corte Suprema india sobre los efectos del trabajo forzoso en el estado sudoriental de Tamul Nadu.
Un preciso mandato de la Constitución de India prohíbe el trabajo forzoso y el trabajo infantil, pero un número elevado de personas se encuentra en situaciones de servidumbre en los 26 estados de ese país, sostuvo.
Sin embargo, en India no se pueden medir adecuadamente los efectos de la servidumbre, ni la pobreza, sin tener en cuenta el sistema de castas, con profundos orígenes culturales, que por motivos religiosos condena al sector de los intocables o dalits a vivir segregados de los demás rangos de la sociedad, apuntó Sugirharaj.