Decenas de miles de aspirantes a obtener asilo en Estados Unidos languidecen en campamentos de refugiados de otros países del mundo o esperan en un limbo legal desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Este país, que tradicionalmente fue ejemplo para otros, debe restaurar su liderazgo en la protección de los refugiados, sostuvo la directora ejecutiva del no gubernamental Comité de Estados Unidos para los Refugiados (USCR), Lavinia Limón, en el informe anual de la organización.
Unos 4,3 millones de personas de todo el mundo fueron arrancados de sus hogares el año pasado, la mayoría en Africa.
También la organización de derechos humanos Amnistía Interncional indicó en su informe anual, publicado el miércoles, que la guerra contra el terrorismo declarada por Washington luego de los atentados de 2001 agravó las dificultades que ya sufrían 13 millones de refugiados del mundo.
El estudio de USCR indica que alredeodr de 22 millones de personas son desplazados internos, personas obligadas a abandonar sus hogares y que buscan refugio dentro de sus propios países.
Desde el 11 de septiembre (de 2001), los buscadores de refugio y de asilo han tenido aun más dificultades que antes para encontrar seguridad, dijo el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Ruud Lubbers, en un texto incluido en el informe de USCR.
Ningún rincón del globo ha estado inmune. Cada vez más, los gobiernos (de los países receptores) dejan de proteger a los refugiados y los arrestan, agregó Lubbers.
Esto se aplicó en particular a Estados Unidos, donde las medidas de seguridad adoptadas tras los atentados de 2001 tuvieron como consecuencia la admisión de solo 27.100 refugiados el año pasado, la menor cantidad desde el inicio del programa oficial al respecto en 1980.
Por lo tanto, decenas de miles de personas que ya habían calificado para obtener el estatus de refugiado quedaron en el limbo y en la incertidumbre, a veces en pobres campamentos fuera de Estados Unidos, indica el informe.
Casi tres cuartos de los desalojados de sus hogares en 2002, unos 2,9 millones, eran africanos, lo que lleva el total de desplazados a comienzos de 2003 en la región a 13,7 millones, de los cuales tres millones debieron abandonar sus países.
Setenta por ciento de los desplazados procedían de cuatro países: Sudán (4,4 millones), Angola (2,5 millones), República Democrática de Congo (2,4 millones) y Burundi (800.000).
De todos modos, los medios de comunicación internacionales no prestaron atención a las guerras civiles que se desarrollaron en esos países, sino en la que condujo Estados Unidos en Afganistán y a la que esa potencia planificaba entonces —y concretó este año— contra Iraq.
El nombre de Burundi raramente apareció en los diarios o en la televisión, dijo el analista de asuntos africanos de USCR, Joel Frushone.
El experto de USCR en asuntos palestinos, Ahmed Jabri, advirtió que la comunidad internacional no presta atención a los refugiados de esa nacionalidad, a quienes no se les reconoce el derecho de libre tránsito y al trabajo remunerado.
Al igual que Estados Unidos, países de la Unión Europea dificultaron el trámite a los solicitantes de refugiados y de asilo. Varias naciones aprobaron normas de asilo restrictivas, dijo la analista de políticas de USCR, Michelle Berg.
Mientras, 1,8 millones de refugiados afganos regresaron a sus hogares luego del derrocamiento del régimen del movimiento radical islámico Talibán en diciembre de 2001. Se trata del mayor y más acelerado proceso de repatriación en el mundo en más de 30 años.
Pero se cree que 300.000 volvieron a dirigirse a Pakistán por las difíciles condiciones de vida. Mientras, otros dos millones permanecen en Irán y 1,5 millones en Pakistán. Unos 700.000 afganos eran desplazados internos a fines de año.
En Sri Lanka, alrededor de la mitad de los 560.000 desplazados internos por los 20 años de guerra civil retornaron a sus hogares.
Pero en India, unos 100.000 musulmanes del estado de Gujarat debieron abandonar sus lugares de residencia por la violencia sufrida a manos de la mayoría hindú.
La situación más crítica en Asia es la de los norcoreanos que intentan huir a China: decenas de miles de personas han sido devueltas a los campos de trabajos forzados, centros de tortura y hasta ejecutadas.
Al menos 100.000 norcoreanos vivían en China al finalizar 2002, la mayoría en la frontera.
Más de medio millón de birmanos se encontraban en otros países de Asia, la mayoría en Bangladesh y en Tailandia, mientras casi 29.000 refugiados retornaron de Indonesia a Timor Oriental. Pero en la propia Indonesia había entre 600.000 y un millón de desplazados, la mayoría por la violencia religiosa.
Unos 400.000 colombianos se sumaron el año pasado a los más de dos millones de desplazados internos que ya había en el país, mientras 100.000 pidieron refugio en países vecinos y en América del Norte, según el informe de USCR.
Tres millones de palestinos están repartidos por todo Meido Oriente, mientras operaciones militares israelíes en campamentos de refugiados de Cisjordania y de Gaza dejaron miles de personas sin techo a fines de año, agrega el estudio.